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Acoso contra líderes religiosos en Cuba: “Hemos sido prácticamente destruidos”

Portavoces de las iglesias protestantes, católica, musulmana y yoruba han denunciado asedio del Gobierno de la isla

El padre Kenny Fernández en la catedral de La Habana.
El padre Kenny Fernández en la catedral de La Habana.Cortesía

Las piedras llovían aquella noche oscura en que los pastores Elier Muir y Minerva Burgos regresaban a su casa en el reparto El Vaquerito, de la provincia cubana de Ciego de Ávila. Terminaron de ofrecer un culto junto a los miembros de su iglesia evangélica protestante Tiempo de Cosecha, y en el camino de vuelta tuvieron que cubrir con un trozo de madera de cedro la cabeza de su hijo pequeño. No les vieron las caras, pero no tienen dudas de que fueron personas al servicio de la policía política cubana. Desde entonces, hacen siempre el mismo ritual: “Yo tenía que ir a la iglesia y regresar con esa tablita para proteger al niño”, dice Muir, de 56 años. No es lo único que les ha sucedido: el agente Yoandri, el nombre de pila que usa el oficial de la Seguridad del Estado que atiende su caso, le pidió que renuncie a su liderazgo religioso. Al no tener respuesta, le ofreció que colabore con la policía política. Al no tener respuesta, de nuevo, lo amenazó con la cárcel, se burló de sus creencias y le advirtió que lo iban a desaparecer.

Elier Muir y Minerva Burgos.
Elier Muir y Minerva Burgos.Cortesía

“Todo lo que a este sistema le huela a reunión o asociación, que no sea dirigida o controlada por ellos, lo ven como un peligro. Y más cuando se trata de una asociación como las iglesias, donde se reúne gente de todo tipo”, asegura el pastor. Muir lidera, según dice, una “iglesia sin paredes”, luego de varias solicitudes sin éxito al Departamento de Asuntos Religiosos de la Dirección Municipal del Partido Comunista para construir un templo para los creyentes, que también van siendo menos por la presión de las autoridades. Al menos 68 miembros ha perdido su iglesia en los últimos tiempos.

Por 24 años, Muir ha sido tallador de muebles de madera y restaurador de muebles antiguos. Ahora, además, es un “contrarrevolucionario”. Así lo han tildado las autoridades cubanas, y se lo han dejado saber en los varios interrogatorios policiales o las detenciones a las que ha sido sometido. Por “nuestra religión y nuestra posición de no simpatizar con ellos”, dice el pastor. Desde hace una década, ha sido blanco de acoso, boicots a sus cultos religiosos y actos de repudio a las afueras de su casa, donde incluso han llegado a lanzar excrementos. La pastora Burgos y el hijo de ambos no la pasan mejor: el niño es víctima de bullying y hasta hoy sufre los efectos psicológicos de la persecución a la familia. A la madre se le ha negado, como al padre, trabajar en algún centro estatal u obtener una licencia para ejercer el cuentapropismo.

“Ven una guerra en todo”

“Ven una guerra en todo”, sostiene Muir. “Hemos sido muy afectados, prácticamente destruidos. Si usted no se alinea a ellos, si no claudicas y los aceptas, este es el resultado. En una iglesia evangélica protestante ven un peligro”.

Las iglesias protestantes, a las que pertenece el 5% por ciento de la población cubana, son de las más perseguidas. Muchas de ellas no son reconocidas legalmente por el Gobierno. Tampoco escapan al asedio otras religiones como la musulmana, la yoruba e incluso la católica, la más extendida en el país (un 60% de la población se identifica con ella), y con la cual el Gobierno de la Isla mantiene una relación más cercana. Por años, El Vaticano y el Gobierno cubano se han sentado a hablar: en su visita en 1998, el Papa Juan Pablo II pidió la liberación de algunos presos y Fidel Castro sacó a 200 reos de las cárceles cubanas. En 2003, El Vaticano volvió a interceder por la liberación de 75 disidentes encarcelados tras la cacería conocida como La Primavera Negra. También fueron excarcelados miles de prisioneros en vísperas de la visita de Benedicto XVI en 2011 y cerca de 3500 en 2015, ante la llegada del Papa Francisco.

El padre Kenny Fernández.
El padre Kenny Fernández.

Aún así, muchos miembros de la iglesia católica no escapan al asedio del Gobierno. El padre Kenny Fernández Delgado, sacerdote católico de la Arquidiócesis de La Habana, aún conserva la piedra que en la madrugada del 16 de julio de 2023 lanzaron contra el ventanal de su dormitorio en la iglesia de Aguacate. Hubo un tiempo además en que las autoridades prohibieron a los médicos hacer recetas para pacientes que visitaban o recibían ayuda de su iglesia. A sus 38 años, Fernández es también un padre “contrarrevolucionario”.

Regalar flores con sotana, “una provocación antirrevolucionaria”

Los problemas comenzaron en 2015 durante un Vía Crucis por las calles de la ciudad, porque Fernández dijo “algunas cosas que no le gustaron a los miembros del Partido Comunista, por ejemplo, que a los presos no se les permite ser visitados por cualquier sacerdote, sino por unos poquísimos escogidos”, cuenta el párroco. Varias han sido las veces que ha sido citado para rendir cuentas ante las autoridades de la Isla. El 15 de noviembre de 2021, cuando parte de los activistas y la sociedad civil cubana convocaron a una marcha pacífica con ropa blanca en todo el país, al párroco le achacaron haber hecho una “provocación antirrevolucionaria”. Fernández salió a caminar regalando flores con la sotana blanca. En algún punto del camino, un anciano, miembro del Partido, le arrebató las flores. También lo amenazaron con la cárcel. “Si caigo preso o muerto, moriré por seguir la voz de mi conciencia”, escribió entonces en X. Al sacerdote le han prohibido por dos años realizar el Vía Crucis, la procesión de la Virgen del Carmen, la cabalgata de los Reyes Magos y la procesión de Corpus Christi.

A pesar de que la Constitución cubana -que declara al país como un Estado laico- “reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa” siempre que se ejerza de “acuerdo con la ley”, el nuevo Código Penal deja claro que pagará con un año de privación de libertad o una multa quien “oponga las creencias religiosas a la educación, a la responsabilidad del trabajo, a la defensa de la Patria con las armas, a la veneración de sus símbolos o a cualesquiera otras establecidas por la Constitución”.

A inicios de año, el Gobierno de Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista negra sobre libertad religiosa, en la que también están países como Nicaragua, Rusia, China o Corea del Norte. Washington declaró que dichos gobiernos “deben poner fin a abusos como los ataques contra miembros de comunidades religiosas minoritarias y sus lugares de culto, la violencia comunitaria y los prolongados encarcelamientos por expresión pacífica”. A modo de respuesta, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, aseguró en X que la “reiterada inclusión de Cuba en informes unilaterales de terrorismo, derechos humanos y libertad religiosa del Gobierno EE UU no está vinculada con el desempeño ejemplar” del país.

No obstante, decenas de casos -entre los que se incluyen los del padre Fernández y el pastor Muir- fueron recogidos en un informe a finales de 2023 por varios relatores y expertos de derechos humanos de Naciones Unidas, en el que se exponen el hostigamiento, el acoso y otros abusos contra líderes o integrantes de las religiones católica, protestante, musulmana y yoruba en la Isla. Aunque la Misión Permanente del Gobierno cubano ante la ONU solicitó a inicios de este año un mes para responder a dicho informe, hasta el momento no han brindado respuesta alguna.

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