Ir al contenido
_
_
_
_

Las últimas palabras de Miguel Uribe Turbay a Colombia: “La violencia se me metió en la vida sin pedir permiso”

El precandidato presidencial y senador fue asesinado este año y su familia publica este mes un libro póstumo, ‘Mi Causa: Colombia’, sobre las ideas y eventos que guiaron su vida

Miguel Uribe, en Bogotá, el 20 de junio de 2023.

El senador Miguel Uribe Turbay, político bogotano del partido de derechas Centro Democrático, fue asesinado en junio de este año por un sicario, en un evento traumático en un país que pensaba que había superado la época en la que se usaban las balas para callar a sus líderes. Pero los asesinos no tuvieron la última palabra. Cinco meses después, el político de 39 años logró enviar un mensaje más: su familia publica un libro póstumo, el que estaba pensado como un manifiesto para apoyar su campaña presidencial, algo usual entre los candidatos presidenciales en Colombia. Tras su muerte, la obra publicada por editorial Planeta se lee ahora más como unas memorias. Mi Causa: Colombia, es el título del libro en el que Miguel Uribe Turbay trabajó durante más de dos años, y que estaba listo para ir a imprenta días antes del atentado.

“La violencia se me metió en la vida sin pedir permiso y me arrebató lo más sagrado”, dice el epílogo, que escribió el senador. Por “lo más sagrado” se refería a su madre, la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991 cuando estaba secuestrada por Pablo Escobar y la policía intentó rescatarla. Uribe Turbay tenía solo cuatro años cuando sufrió una pérdida que atraviesa el libro como una columna vertebral. Por ella, insiste varias veces, entró a la política. “Mi vida solo tendría sentido si lograba que ningún otro niño tuviera que vivir lo mismo que yo viví”, escribe. Una frase que cobra un tono trágico ahora cuando Alejandro, su único hijo de cuatro años, está viviendo justamente la pérdida que su padre quería evitar.

Buena parte del libro es precisamente sobre el duelo que vive un niño. Primero, cuenta Uribe, no entendió bien el impacto de la muerte. Guardó un único recuerdo de su madre, el último beso de despedida antes de su secuestro. “Me tomaría tiempo dimensionar la magnitud de lo que esto significaría para mí”, escribió Uribe, más de tres décadas después. Con los años, su duelo le implicó reconstruir y entender el cautiverio de su madre. “Mientras estaba secuestrada, mi mamá les pidió a las personas que la estaban vigilando que la dejaran jugar con los niños que escuchaba en otro cuarto, para recordar cómo se sentía tener a sus propios hijos en sus brazos”, supo. Más adelante, en la adolescencia, llegó el resentimiento. “Comencé a tener mucha rabia hacia mi mamá, pues sentía que se había puesto en peligro innecesariamente, sin pensar en nosotros. ¿Quién la había mandado a meterse en la boca del lobo?“, escribió.

El libro ‘Mi Causa: Colombia’, de Miguel Uribe.

Luego, finalmente, apareció la aceptación. Llegó allí de la mano de su abuela materna, la exprimera dama Nydia Quintero, quien “hasta el día de hoy viste de negro para guardarle el luto a mi mamá”. Quintero falleció en junio, poco después del atentado a su nieto. En vida le pidió buscar un propósito en el duelo, hasta extender una mano inesperada. “Empecé mi proceso interno de perdón a los victimarios de mi mamá”, escribió el autor. “Hice consciencia de que ese perdón era importante sobre todo para mí, para estar en paz y seguir adelante”.

Un perdón sorprendente para quien fue un fuerte crítico del proceso de paz con las FARC, que precisamente invitaba al perdón entre victimarios y víctimas tras años de diálogo. “Mi mamá murió buscando la paz porque quería protegernos”, escribió Uribe en admiración de quien, en los años ochenta y noventa, buscó acercar al diálogo a las guerrillas del ELN y el M-19, el grupo armado al que perteneció el ahora presidente, Gustavo Petro. “Como periodista [ella] entrevistó tres veces a Carlos Pizarro [último comandante del M-19], y logró un acercamiento con él y una amistad. Ese vínculo y cubrimiento periodístico ayudaron a generar la confianza necesaria para empezar el proceso”, cuenta el autor sobre los antecedentes a la firma de la paz con esa guerrilla.

El libro también pasa por otras figuras que fueron influyentes para él, como su padre Miguel Uribe Londoño, su abuela Nydia, creadora de una icónica fundación que promueve la educación de los más pobres, Solidaridad por Colombia, y los empresarios de su lado paterno, que estuvieron entre los fundadores de la icónica textilera Coltejer. También algunos políticos, como Enrique Peñalosa, de quien Uribe fue secretario de Gobierno, o el expresidente Álvaro Uribe, quien lo impulsó al Senado en 2022. Poco se detiene en su abuelo, el expresidente liberal Julio César Turbay Ayala, quien fue una figura distante pero icónica, y a quien defiende por los abusos que cometió la fuerza pública durante su mandato. “Creo que los medios y la oposición no han sido justos al valorar el legado de mi abuelo”, escribió.

Miguel Uribe Turbay se definía en cada capítulo como un “liberal clásico”, que asocia sobre todo a la apertura económica de los años noventa y a la poca intervención del Estado en la economía. “Defiendo la libertad individual, la limitación del poder estatal y la economía del libre mercado”, escribió. Mantenía una posición más conservadora frente a cuestiones más morales. “No estoy de acuerdo con el aborto por fuera de las tres causales, ni con la legalización del consumo de drogas”. Criticaba el manejo de la seguridad de Petro, proponía aumentar la inversión en educación (desde becas a instituciones), y hacer reformas laborales que permitan “esquemas flexibles de contratación, cotización por horas y reducción de cargas no salariales”.

Para quienes fueron sus contradictores, el libro es un reflejo de lo que le criticaron, un hombre de familia privilegiada con ideas de derecha. Para quienes le quisieron y apoyaron, es una fuente de inspiración, porque explica las ideas claves que Miguel Uribe bebió de líderes que van desde su abuelo hasta su padre político, Álvaro Uribe. Para quienes les dolió su muerte, afines u opositores, es un libro sobre el impacto de la violencia en un niño. “Si mi mamá no hubiera tenido ese final, tal vez mi camino habría sido otro”, escribió Miguel Uribe Turbay. “Este libro es una forma más de honrar su memoria”, dijo. También, trágicamente, un libro para honrar la de él.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_