La Policía detiene a alias ‘Gramo’, señalado de ser la cabeza del atentado terrorista en Cali que mató a siete personas en agosto
El capturado intentó fugarse a España, pero fue inadmitido en el aeropuerto de Barajas. Las autoridades lo acusan de homicidio, comisión de actos terroristas y otros delitos


La Policía Nacional ha capturado este lunes a alias Gramo, señalado de ser el cerebro del atentado terrorista con carros bomba cerca de la base aérea Marco Fidel Suárez, en Cali, el pasado 21 de agosto, que se saldó con siete muertos (todos civiles) y 78 heridos. El detenido, según las autoridades, es miembro de las disidencias de las FARC lideradas por Iván Mordisco. “Se le sindica de planear y movilizar los vehículos usados en el atentado. Con esta captura, se desarticula la estructura logística y financiera que sostenía las acciones delictivas de este grupo criminal”, ha indicado el ministro de Defensa, Pedro Sánchez. El operativo para la captura del hombre, cuyo nombre real no se ha hecho público, contó con el apoyo de la Fiscalía, la Interpol y la Policía de España.
De acuerdo con las investigaciones, después de participar en el ataque, el hombre permaneció al menos un mes en Cali, en donde tramitó su pasaporte con la intención de huir a España. Al llegar a Madrid, fue inadmitido en el aeropuerto de Barajas. Una vez en Bogotá tras su deportación, se escondió en el departamento de Risaralda, en el oeste del país, en donde finalmente fue detenido. Sobre el hombre pesa una orden judicial por los delitos de homicidio, actos terroristas, concierto para delinquir y porte de armas de fuego. El general Henry Bello, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, ha señalado que también fue incautado un teléfono móvil, que será analizado “para establecer posibles vínculos con otras estructuras criminales”.
Según las autoridades, Gramo coordinó con alias Sebastián y El Mono, otros dos capturados por el ataque, el traslado desde Cauca los cilindros cargados con explosivos que se usaron ese 21 de agosto. A su vez, realizó las inspecciones de la zona en la que iba a ocurrir el atentado para planear las rutas y los medios de escape. El general Bello ha apuntado que el hombre era miembro del frente Jaime Martínez, bajo el liderazgo de la columna del disidente conocido como alias Pablito. Además, el capturado tenía negocios “gota a gota” (préstamos sin garantías que suelen ser usados por grupos criminales para extorsionar y lavar dinero). Las ganancias obtenidas de estos intereses, suponen los investigadores, se usaban para obtener material bélico y financiar actos terroristas.
El secretario de Seguridad de Cali, Jairo García, ha celebrado la captura. “Este resultado es producto de un trabajo articulado entre nuestra Policía Metropolitana, la Fiscalía y la cooperación internacional, que demuestra que el crimen no tiene refugio. Seguiremos fortaleciendo las capacidades de inteligencia, investigación y control territorial, para garantizar que los caleños vivan con tranquilidad y que la ley se imponga sobre cualquier intento de violencia o terrorismo”, ha señalado en un comunicado. Por su parte, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, ha destacado ante la prensa que su administración sigue trabajando en avanzar en su estrategia de seguridad para reducir las cifras de homicidios en la que es una de las ciudades más violentas de todo el país.
Aunque ningún grupo se atribuyó el ataque, el presidente Gustavo Petro señaló entonces a las disidencias comandadas por Iván Mordisco. El móvil, según el mandatario, fue la Operación Perseo, una gran contraofensiva militar que lanzó el Ejército a finales de 2024 para retomar el control del Cauca, el principal bastión de una facción de este grupo armado. El atentado fue rechazado por el Gobierno y la comunidad internacional. Numerosas viviendas y locales comerciales resultaron entonces afectados, pues la base aérea está rodeada de barrios residenciales.
Una reconstrucción de EL PAÍS de los hechos reveló que el atentado pudo ser tres veces más mortal, pero más de 500 kilogramos de explosivos no estallaron. Los artefactos debían ser activados con un sistema de mecha lenta que se encendía en las cabinas, al lado de la palanca de cambios. Pero falló en uno de los dos camiones. “La mecha encendió, pero por circunstancias ajenas, se apagó y quedaron sin detonar”, reportaba un informe forense.
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