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Germán Vargas Lleras, ex vicepresidente de Colombia: “La oposición debe llegar a las elecciones con un solo candidato. Cualquier otra cosa sería un suicidio”

El líder del partido de derecha Cambio Radical y crítico del presidente Gustavo Petro, afirma que sigue meditando la posibilidad de lanzarse a la presidencia, como ya intentó en 2010 y 2018

Germán Vargas Lleras
Juan Esteban Lewin

Germán Vargas Lleras es quizás el político más curtido que tiene Colombia. A sus 63 años, este bogotano ha sido concejal, diputado, representante a la Cámara, senador, ministro, vicepresidente, candidato presidencial. Encabeza el partido de derecha Cambio Radical y es un cerril opositor al presidente Gustavo Petro, como deja claro en esta entrevista. Recibe a EL PAÍS en su despacho, rodeado de caricaturas de Héctor Osuna, poco antes de viajar a Madrid a reunirse con políticos y empresarios que, dice, están “pendientes de conversar sobre la coyuntura política colombiana y con serias preocupaciones”.

Pregunta. ¿Será candidato en las elecciones presidenciales de mayo de 2026?

Respuesta. No lo sé, aún no he tomado la decisión. Más de 70 candidatos ya hay en la arena política y en los próximos meses se irá decantando el escenario. Lo que sí puedo anticipar es que no voy a ser un factor de división. Las fuerzas de oposición, y aquellos sectores que creen que vamos por muy mal camino, tenemos que llegar unidos, con un solo candidato. Cualquier otra cosa sería un suicidio.

P. ¿Eso se determinaría con consultas interpartidistas en las legislativas de marzo, como hizo en 2018 y 2022?

R. Puede ser, aunque, con la desesperación que están viviendo millones de colombianos, de pronto la gente toma una decisión anticipada. Así sucedió cuando se eligió a Álvaro Uribe en el año 2002 y el país estaba acorralado por la guerrilla; o cuando se eligió a César Gaviria en 1990 y lo estaba por el narcotráfico. Creo que en Colombia hay cierto instinto de supervivencia, de no allanarle el camino al señor Petro para que él o uno de sus candidatos continúe en el Gobierno.

P. ¿Ha conversado de ello con aspirantes de ese línea, como Vicky Dávila o David Luna?

R. No. Mantengo buenas relaciones con todos, pero no he participado de esa mecánica electoral.

P. Puede parecer temprano, pero ¿el reciente anuncio presidencial de una consulta popular no anticipa esas conversaciones?

R. Claro. Bueno, el señor Petro nunca ha gobernado, no le gusta, no le interesa. Regresa a su terreno natural, el único que se siente cómodo. El mecanismo de la consulta le va a permitir entrar en modalidad de campaña y anticipar el proceso electoral.

P. Usted ha dicho que la bancada de Cambio Radical en el Senado se opondrá a la consulta. ¿Es una postura compartida con otras fuerzas de oposición?

R. No. Hicimos una invitación a que otros partidos consideren esa posibilidad y no le allanen el camino a que el país se gaste más de 500.000 millones de pesos ni le faciliten la campaña al señor Petro.

P. Otras voces críticas al Gobierno proponen avalar la consulta, apostándole a un mal resultado en las urnas que deje golpeado al oficialismo

R. Me parecería irresponsable jugar así con el país, terminar de polarizarlo. La campaña no estará exenta de violencia. La virulencia política ha ido creciendo ¿No advirtió las frases del señor Petro cuando bautizó a todos los alcaldes del país como “alcaldes de la muerte”? ¿Eso no incita a la violencia?

P. ¿Cree que la consulta podría lograr el umbral de más de 13 millones de votos?

R. Difícilmente. No lo logró la consulta anticorrupción de 2018, en la que el país gastó 300.000 millones de pesos y le pavimentó el camino a Claudia López para llegar a la Alcaldía. Álvaro Uribe tampoco lo obtuvo en su referendo de 2003, teniendo temas muy atractivos y con una popularidad muy alta ¿qué nos haría pensar que el señor Petro, con un 70% de impopularidad, vaya a obtenerlo?

P. ¿Por qué rechaza las reformas sociales del Gobierno?

R. Yo no discrepo de que Colombia tenga una dinámica de ir actualizando su legislación. Sobre la reforma de la salud, que rechazará el Senado, participamos de la idea de fortalecer el régimen público de hospitales. Nadie se opone a que se prohíba la tercerización del empleo, ni los giros directos a los hospitales y clínicas. Muy distinto es acabar el sistema de aseguramiento o limitar la libre escogencia para el paciente. Hoy 35 millones de colombianos ya dependemos del Gobierno, a través de las intervenciones que hizo a varias aseguradoras y que han sido un fracaso rotundo. Los medicamentos empiezan a escasear, las citas se han espaciado. Sólo aquellas personas que tengan capacidad de pago y que paguen una consulta privada, seguirán gozando de una buena atención. Millones de colombianos, después de haber accedido a un sistema de protección privilegiado, muy superior a los estándares de la gran mayoría de países, perderán esos beneficios.

P. ¿Y la reforma laboral?

R. Lo propio ocurre con ella. Es muy popular decir “¿Por qué se oponen a los recargos nocturnos, a los recargos en días feriados?”. Lo que no dicen es que el proyecto no contenía una sola disposición que permitiera formalizar un empleo, cuando casi el 60% de los colombianos aptos para trabajar permanecen en la informalidad; que no brindaba una sola solución para el 11% de colombianos que están desempleados; que ponía en riesgo a más de 500.000 de trabajadores que hubieran perdido su empleo. Me temo que la estrategia del Gobierno era pasar la comisión para revivir el proyecto original en la plenaria del Senado, con la parte colectiva que se eliminó en la Cámara y que era el pago de Petro a algunos sindicatos por el apoyo electoral.

P. Usted ha sido de los pocos vicepresidentes que han salido en buenos términos del Gobierno ¿Qué opina de la situación de Francia Márquez?

R. No conozco siquiera a Francia Márquez.

P. Pero sí conoce la figura vicepresidencial....

R. Conozco la figura y puedo decir varias cosas de mi propia experiencia. Desde cuando uno acepta asumir el cargo de vicepresidente tiene que tener muy claras sus competencias y funciones. A mí el presidente me delegó la coordinación de sectores clave, como lo fueron infraestructura, vivienda y agua potable. Dimos resultados, y yo me cuidaba bien de no intervenir en asuntos que no me fueran propios, era muy respetuoso de las competencias de mis colegas de gabinete. ¿Se imagina lo insoportable que es tener a un segundo a bordo, a quien no se puede reprimir ni reprender, involucrándose en asuntos de todas las carteras? Fue lo que le ocurrió al doctor Duque con la señora Martha Lucía Ramírez o a Santos en su primer mandato con Angelino Garzón. La falta de claridad en las reglas del juego crea una cohabitación difícil. En los procesos electorales los presidentes, en aras de ganar las elecciones, escogen a alguien no por sus competencias sino porque lo complemente electoralmente. Cuando prima ese criterio, las cosas usualmente terminan mal.

P. ¿Fue eso lo que ocurrió con Petro y Márquez?

R. Pues sí. Yo no conozco a la señora Márquez, pero por sus nulos resultados al frente del Ministerio de la Igualdad y de las responsabilidades que habían sido delegadas, entiendo en parte al presidente. Ella es una agitadora igual o superior a él, están gobernando sin ninguna experiencia administrativa que se necesita siempre, y con mayor razón , en las circunstancias que vive el país. La presidencia de la República no admite curva de aprendizaje. Ha habido en el pasado y en el presente aspirantes presidenciales que no tienen esa experiencia pero agitan la bandera de la novedad.

P. ¿A quién se refiere?

R. No quiero mencionar nombres, pero me sorprende que algunos de los precandidatos padezcan de lo mismo, de no haber administrado jamás una empresa, ni siquiera una tienda. Me sorprendo porque el legado de este Gobierno va a ser una catástrofe. Lo va a ser en seguridad, donde estas estructuras criminales se han ido expandiendo y básicamente gobiernan en la zona donde tienen presencia a nivel, consolidando sus negocios ilícitos. Difícil le va a tocar al próximo presidente, tomar la decisión de suspender esos diálogos.

P. ¿Usted los suspendería?

R. El mismo 7 de agosto [primer día de mandato]. Hay que recuperar la gobernabilidad, confrontar a esos delincuentes que no han demostrado en sus mesas de diálogo ningún compromiso de entregar las armas y reincorporarse a la vida civil.

P. Pinta un panorama desolador ¿Qué rescata de la situación?

R. Absolutamente nada. Las cifras económicas no son muy alentadoras: el déficit fiscal galopante y la deuda ya en términos impagables, supera los 1.000 billones de pesos. Llevamos 2 años de caída en el recaudo y el Gobierno no puede atender el pago de los gastos de salud, no puede atender las deudas pendientes con el sector de infraestructura, no puede darle seguridad a los subsidios de vivienda, no puede atender el pago de los subsidios a los estudiantes del Icetex... se quebró. No hay con que pagar nada, excepto la propaganda del Gobierno y la consulta.

También me preocupa este Gobierno le haya declarado la guerra al sector minero energético, a los generadores de electricidad, a los comercializadores, a todo aquel que en el sector privado tenga inversiones. Petro y su Gobierno no resisten la participación de la inversión privada en ningún sector, consideran que todo debe ser manejado por el Estado: el sistema de salud, los servicios públicos, incluso tienen en trámite un proyecto para asumir el monopolio de la extracción de minerales. Por fortuna, el clima político en el Congreso no ha permitido que avance. A mí me complace mucho que Petro cumpla con su anuncio de romper relaciones con el Congreso. Nos evitará el sufrimiento y la tortura de que se tramiten esas reformas a la salud, la laboral, la agraria y por supuesto de la nueva reforma tributaria.

P. El Gobierno hasta ahora no ha retirado ningún proyecto de ley...

R. Ninguno. Uno ya no sabe qué pensar. Hace un año, cuando por fortuna no se tramitó su primera iniciativa en materia de salud, nos amenazó con una constituyente. A los pocos días murió la idea. Y ahora, el día que lanzó la propuesta de la consulta, veía al ministro de Trabajo surtiendo un trámite de apelación legislativo, insistiendo en el proyecto.

P. ¿Entonces usted cree que no hay ruptura y las reformas siguen?

R. No le sabría decir porque un día se dice una cosa y al otro, otra. Lo mismo en todos los frentes. Hace tres meses nos anunciaron que la política del Gobierno contra la coca era comprarla, y nunca ocurrió. Tampoco han ocurrido la erradicación voluntaria ni la forzosa. En Colombia hemos tenido gobiernos buenos, malos, regulares, pero nunca un desafío como el actual. No creo que sean conscientes del daño institucional que están haciendo. Para nada les importa el Estado de derecho. Debemos visibilizar todos los problemas que tenemos, los desafíos. Motivar a millones de colombianos a reflexionar, hacer un esfuerzo por integrarlos a librar una batalla que yo creo definitiva. Millones de colombianos ya cuentan los días para que este Gobierno termine, preocupados de que no nos vayan a sorprender con iniciativas que, no descartemos, podrían referirse al periodo del mismo Petro.

P. ¿Cree reales esas ideas de reelección o de prolongación del período?

R. No las desecho. Por eso están tan concentrados en consolidar una mayoría en la Corte Constitucional, que sería el último dique que tendríamos para evitar. No tengo ningún motivo para estar optimista.

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Juan Esteban Lewin
Es jefe de Redacción de la edición América Colombia, en Bogotá.
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