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BRICS
Columna
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BRICS: clima ideal para invadir Taiwán

El asunto va más allá de demostrar que Rusia no está aislada. En el encuentro de este grupo de países se empieza a gestar el escenario que Xi Jinping necesita para poder avanzar hacia la conquista de la pequeña isla

Xi Jinpin y Vladimir Putin
El presidente chino Xi Jinpin (izquierda) y el presidente ruso Vladimir Putin (derecha), durante una sesión plenaria en la cumbre BRICS, en Kazán, Rusia, el 24 de octubre de 2024.Maxim Shemetov (REUTERS)

La reunión de los BRICS+ que recién terminó dejó feliz a Putin (y qué bien por él), pero dejó aún más ilusionado y expectante al presidente chino, Xi Jinping, ante la posibilidad de que ese bloque de países logre consolidar una alternativa no solo al dólar sino al sistema global de pagos alternativo del que tanto hablaron los jefes de Estado reunidos en Kazán.

Y es que quedarnos únicamente con la pseudosonrisa que esbozó Putin a lo largo de los tres días de reunión con líderes mundiales más o menos cuestionados resulta corto ante lo que la apuesta económica de los países allí reunidos representa. El asunto va más allá de demostrar que Rusia no está aislada y que aún hay muchos países interesados en ir de la mano de ese y otros países a pesar de que muchos son dictaduras o naciones donde la noción de derechos humanos es vista con desdén. Lo que se empieza a gestar ahí es el escenario que Xi necesita para poder avanzar hacia la conquista de Taiwán.

El asunto no es de poca monta si se tiene en cuenta que uno de los pocos puntos en donde los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han estado más o menos alineados es en señalar que ante una eventual invasión de China a Taiwán la respuesta inmediata de ese país, más que militar, sería la de imponer grandes sanciones económicas a la China para afectar directamente la gigantesca máquina industrial que mantiene a flote al presidente Xi y de paso al Partido Comunista Chino. No se habla de intervención o respuesta armada a pesar de que desde hace más de cincuenta años existe el compromiso de Estados Unidos de apoyar militarmente al gobierno de la isla en caso de que la amenaza se convirtiera en realidad.

Por eso es que a Xi más que las armas lo que le preocupa es tener una liana que con facilidad le permita saltar del árbol continental al árbol de la isla de Formosa sin que el golpe sea tan duro para él y para la economía de millones de chinos que debe mantener felices mientras dure el malestar de la invasión. Y ahí es donde la alternativa de los BRICS se presenta como el escenario perfecto.

Sin depender de los dólares. Sin necesitar el sistema SWIFT para las transferencias internacionales de dinero. Si a buena velocidad se configura y consolida el nuevo sistema de pagos paralelo y legal. Todo queda listo para proceder a la mayor velocidad. Más cuando para poner a andar el nuevo sistema no solo cuenta con los países reunidos en ese bloque global, sino que también puede pedir a sus socios de la Nueva Ruta de la Seda (La Franja y la Ruta), donde ahora también estará Colombia, que hagan uso de ese novísimo canal, y no de aquel de Occidente, para adelantar todas sus transacciones. Se configura así el escenario perfecto.

A eso hay que sumar que tanto la guerra de Ucrania, como aquella que Israel lleva en Oriente Medio han servido para demostrar algo que, aunque comprensible, resulta estremecedor: los grandes países del bloque occidental no están dispuestos a ir a una guerra a menos que esta les impacte directamente. Si acaso ponen armas y dinero, pero no van a la guerra. Y eso es lo que necesita la China para completar su proyecto de reconquista. Saber que más allá de unas escaramuzas y un pequeño impacto financiero nada va a amenazarle. Es triste verlo, pero así van las cosas. Y aunque los BRICS hablan de paz y entendimiento, terminarán siendo el motor de un poderoso golpe a la democracia.

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