Los emberá del Parque Nacional regresan a sus territorios por segunda vez
La Alcaldía y la Unidad de Víctimas pactaron una estrategia especial para los que quieren quedarse en Bogotá
La tarde del domingo se repitió una escena que ya habían visto los habitantes de la capital en mayo de 2022. Más de 600 indígenas emberá, asentados en el céntrico Parque Nacional hace casi un año, empacaron en cajas, en bultos y cómo podían sus pocas pertenencias, para trasladarlas en una veintena de camiones. Salieron de regreso a sus resguardos en los departamentos de Chocó y Risaralda. Han pasado tres años desde que en septiembre de 2021 salieron desplazados de sus territorios ancestrales, y uno desde que intentaron volver en vano.
Los cientos de cambuches empezaron a aparecer paulatinamente en el parque a finales de 2021. Ocho meses después y tras la firma de numerosos acuerdos entre líderes emberá, el Gobierno de Iván Duque y la Alcaldía de Claudia López, más de 460 volvieron a sus resguardos —la mayoría en la zona selvática y montañosa del Alto Andágueda entre Risaralda y el Chocó—, otros se reubicaron en centros del Distrito. Fueron logros efímeros. Empujados por el conflicto, las familias indígenas regresaron al Parque. Gota a gota fueron armando sus viviendas con bolsas de basura y pedazos de tejas viejas. Mientras, los que habían permanecido en Bogotá denunciaban una vida insalubre: ausencia de agua potable, hacinamiento, enfermedades. Muchos prefirieron regresar al parque, donde vivían en circunstancias que tuvieron resultados fatales. De acuerdo con Secretaría de Salud, desde 2021 fallecieron 25 niños y 11 adultos. Las Autoridades Indígenas de Bakatá, la organización que agrupaba a la mayoría de estas comunidades, cuenta 38 menores de edad muertos desde 2021.
Este año, la administración distrital de Carlos Fernando Galán y la Unidad de Víctimas en cabeza de Lilia Solano, iniciaron nuevos diálogos. Las nuevas caras, diferentes a las de 2022, dieron fruto y se pactó un nuevo retorno, en tres fases. La primera fue la de este domingo, cuando salieron las familias asentadas en el parque. Se espera que en unas semanas se les unan las ubicadas en uno de los centros, La Rioja. Después, lo harán las familias que viven en otro, La Florida. Además, se habilitó un nuevo albergue para ubicar a 10 familias que aún no tienen su destino definido.
Según explicó la Unidad de Víctimas, no todos los indígenas han señalado querer volver a sus comunidades. A diferencia del plan de retorno de 2022, cuando no se contempló un plan integral para quienes querían quedarse en Bogotá. En ese sentido, en esta ocasión la Unidad de Víctimas en comunicados de prensa aseguró que se construyó una estrategia para ello en articulación con la Alcaldía. La misma entidad afirmó que se habilitarán otros hogares en el departamento de Cundinamarca.
Roberto Angulo, secretario de Integración Social de Bogotá, ha explicado que todos los indígenas que retornen tendrán derecho a un ingreso periódico por un año, condicionado a su permanencia en los resguardos. La necesidad de contar con una fuente de recursos como apoyo para reconstituir sus vidas era una exigencia constante de los líderes indígenas.
Sin embargo, subsiste el interrogante de la seguridad. En la región donde históricamente ha habitado el pueblo emberá, ha escalado la disputa territorial entre el Ejército de Liberación Nacional y el Clan del Golfo. Aunque los dos grupos tienen diálogos de paz con el Gobierno, la guerra sigue azotando a las comunidades. En el Chocó, incluso, ha aumentado el confinamiento forzado y el desplazamiento. Es decir, siguen las situaciones que han llevado a los emberá a huir hacia Bogotá, como auténticos refugiados de la guerra.
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