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Colombia observa las elecciones venezolanas como si fueran locales

El resultado de este domingo tendrá un impacto inmediato para los 2,8 millones de migrantes venezolanos en el país, para el liderazgo regional del presidente Petro e incluso para los grupos guerrilleros que negocian con el Gobierno

elecciones en venezuela
Una mujer venezolana sostiene una bandera durante la jornada de elecciones primarias de la oposición venezolana, en Bogotá, el 22 de octubre de 2023.NATHALIA ANGARITA
Camila Osorio

Aunque los colombianos no voten el domingo, las elecciones en Venezuela se sienten en las calles de Cúcuta, Bucaramanga o Bogotá como si fueran locales. La victoria de Nicolás Maduro o de Edmundo González será razón de celebración o duelo para los más de 2,8 millones venezolanos que viven en Colombia; un tema de debate en las mesas de los colombianos que han visto muy de cerca las consecuencias humanitarias de la crisis venezolana; y un punto de inflexión para el liderazgo del presidente Gustavo Petro en la región. En la noche del domingo, el mandatario colombiano tendrá que cuidar cada paso que de (o mejor, cada trino que publique), dependiendo de lo que ocurra en Venezuela.

El futuro regional de Petro en las urnas venezolanas

Desde Bogotá, uno de los observadores que ha estado mirando con lupa las elecciones es Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. “No sabemos cómo está pensando reaccionar la Cancillería de Colombia, pero si yo fuera el canciller o el embajador en Venezuela, le estaría planteando al presidente Petro todos los escenarios para saber cómo reaccionar a cada uno”, dice el académico a El PAÍS. Y es que, para Rodríguez, el resultado es tan incierto que hay varias respuestas a anticipar: ¿cómo reaccionar si Maduro no acepta los resultados?, ¿qué hacer si es González quien no los acepta y denuncia un fraude?, ¿Cómo enfrentar un posible un episodio de violencia en un país vecino y que vive uno de los momentos más tensos de su historia?

Sobre ese escenario violento, dice Ronal Rodríguez, el papel de Colombia sería fundamental. “Espero que tres países, Brasil, Colombia y México, logren algún tipo de negociación con el régimen para que eso no ocurra: Brasil es clave por ser la potencia regional, México clase por ser la entrada a Estados Unidos, y Colombia por ser el país vecino y el que ha recibido la mayor migración venezolana”. Varios líderes de la izquierda lationamericana ya le han pedido a Maduro, en estos últimos días, respetar cualquier resultado electoral.

El presidente Petro se juega el domingo su estrategia política frente al régimen venezolano. Desde el primer día de su Gobierno, y en contraste con su antecesor, ha privilegiado la diplomacia como estrategia para acompañar una transición democrática en Venezuela. Mientras el expresidente Iván Duque cerró la frontera y rompió cualquier tipo de relación diplomática, Petro reactivó el comercio y las relaciones bilaterales, y reabrió los cruces fronterizos —un paso fundamental para millones de migrantes venezolanos, pues solo a través de Colombia la diáspora puede mantener conectividad con su familia y amigos, hasta el punto de que los perseguidos políticos han podido entrar y salir del país.

Petro ha demostrado la importancia de Venezuela en su política exterior a partir de hechos concretos. Ha viajado cinco veces allí, y tiene de embajador a uno de sus hombres más cercanos, Milton Rengifo, con línea directa con el Palacio de Miraflores. Además, ha buscado acercar a la oposición y al régimen en las negociaciones en México; fue anfitrión de una conferencia en Bogotá, en abril del 2023, en la que promovía desmantelar las sanciones económicas que sufre Venezuela a cambio de un proceso electoral justo; y denunció la inhabilitación a la candidata de oposición María Machado como un “golpe democrático”. Más recientemente construyó un borrador de acuerdo para una ‘paz política’ en Venezuela, una propuesta con la que se hubiera garantizado que, gane quien gane, el ganador no perseguirá al perdedor después de las elecciones.

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Esta última era un camino para que Maduro aceptara una posible derrota electoral sin el temor a una persecución judicial nacional o internacional, ya que las investigaciones que enfrenta el presidente venezolano en la Corte Penal Internacional, y la orden de captura de Estados Unidos emitida en 2020 por narcotráfico, le incentivan a aferrarse al poder. La justicia norteamericana aún ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por información que conduzca a la detención, y Petro ha entendido que Maduro no dejará el poder sin tener una salida que le garantice no pasar el resto de su vida en la cárcel.

No todos los pasos del presidente colombiano han sido exitosos. La reunión de abril no dejó una declaración firmada, el borrador de la paz política nunca prosperó, y varias declaraciones del su excanciller Álvaro Leyva, alineadas con el régimen de Maduro, generaron desconfianza en la oposición venezolana. “Al final, Petro no ha logrado acciones concretas para mejorar la situación”, opina Rodríguez.

El domingo tendrá una oportunidad de oro para mostrar su liderazgo. Junto a Luiz Inácio Lula da Silva, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Boric, Petro puede ser fundamental para que Maduro se vea obligado a aceptar una derrota. Por eso, millones de venezolanos estarán mirando hacia Miraflores, pero también hacia la Casa de Nariño. “Nuestro adversario no respeta las reglas de la democracia”, dijo Edmundo González esta semana a El PAÍS. “Es ahí donde el papel de la comunidad internacional, de determinadas figuras, pueden contribuir a crear un ambiente favorable a una transición”, añadió.

Más allá de Petro: la tensión política desde Caracas hasta la selva del Darién

Dicen los expertos que, en los últimos días, todos los asientos en los vuelos hacia la ciudad fronteriza de Cúcuta están ocupados por ciudadanos venezolanos que buscan cruzar la frontera para votar. Uno de esas sillas la ocupa el politólogo Victor Mijares, profesor de la Universidad de los Andes de Bogotá. “Pase lo que pase en Venezuela, el primer impacto internacional de las elecciones se sentirá en Colombia”, cuenta por teléfono un día antes de tomar su vuelo. Un efecto inmediato en temas claves como el futuro de los migrantes, del comercio binacional, o de la política de paz total.

Mijares cuenta que la oposición liderada por González y Machado ha enviado el mensaje que esta elección es la posibilidad de un renacer y un reencuentro. “La posibilidad de volver a unir la familia, de que regresen los venezolanos que se han ido, de que regresen los capitales, de que reviva la economía. De alguna forma lo hablan como de un ‘Make Venezuela Great Again’ (risas)”, explica el académico. Entre migrantes y empresarios existe la esperanza que, si sale Maduro del poder, se levanten las sanciones económicas contra Venezuela y el comercio internacional tome un nuevo aire.

“Además Colombia está atenta porque el número de migrantes que acoge depende de esta elección”, añade Mijares. Mientras que una victoria de González es la esperanza de muchos para regresar a su país, la reelección de Maduro abriría la posibilidad de que más migrantes busquen refugio en Colombia – las encuestas hablan de que el 40% de los venezolanos considerarían salir del país si gana el régimen. . “Depende de lo que ocurra, volveremos”, resumió un migrante en Bogotá a este diario, esperanzado de la victoria de González.

Otro punto fundamental para el Gobierno de Colombia es el rol de Venezuela con respecto a las negociaciones simultáneas que ha abierto con varios grupos armados en Colombia, en su política llamada paz total. Tanto la guerrilla del ELN como la sombrilla de disidencias de las FARC conocida como Segunda Marquetalia tienen una pata en Venezuela, y el destino de los diálogos depende en buena medida del país vecino. Gane Maduro o gane González, Petro necesitará delicadeza diplomática para que el Gobierno de Venezuela coopere en esas negociaciones. “Toda la concepción de la paz total pasa por Venezuela. No puedes tener paz con nadie ignorando ese punto, ni ignorar además que ya una cuarta parte de la cocaína que se produce en Colombia que pasa por Venezuela”, cuenta el profesor Mijares.

Los guerrilleros no serán los únicos en la ilegalidad mirando quién queda de presidente en Venezuela. Tanto los miembros del Tren de Aragua, el grupo criminal venezolano que se ha expandido hasta Chile ante la inacción de Maduro, como el Clan del Golfo, el grupo narcotraficante colombiano que extorsiona y abusa de los migrantes en el tapón del Darién, estarán mirando si sus negocios cambian de ruta con un nuevo presidente, o si se mantiene el status quo con la continuación de Maduro. Los cientos de migrantes venezolanos atravesando la selva del Darién quizás serán los únicos que no tendrán señal el domingo en la noche para saber quién ganó. Y, sin embargo, de ellos también tratan estas elecciones.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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