Los estudiantes de la Nacional rechazan la posesión del nuevo rector: “El Gobierno de Petro es nuestro punto de apoyo”
La principal universidad pública de Colombia ha vuelto a entrar en ebullición luego de que Ismael Peña tomara posesión de su cargo en una notaría, sin el aval de la ministra de Educación
Unas cuantas decenas de estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia han sumado este viernes nuevas consignas a su repertorio para cantar Juguemos en el Bosque, un juego infantil en el que los participantes evocan la inminente llegada de un villano. Tras bloquear una parte de la calle 26, forman una ronda tomados de la mano y comienzan a cantar entre risas: “Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está. Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está... ¿El lobo está?”. La respuesta no es que se está poniendo los pantalones, sino que “está con siete amigos posesionándose en una notaría”. El lobo, para ellos, es José Ismael Peña, rector designado en marzo por el Consejo Superior Universitario. Ni los estudiantes ni el Gobierno de Gustavo Petro han reconocido la elección como legítima. Detrás de las risas, se esconde la frustración e incertidumbre por una honda crisis institucional.
Los estudiantes están en paro desde el 21 de marzo, día en que la designación del nuevo rector les cayó como un balde de agua fría. Ellos, los profesores y los egresados habían apoyado a otro candidato, el abogado y politólogo Leopoldo Múnera, en una consulta realizada en febrero —34,4% de los votos frente a 8,3% de Peña—. La situación no era nueva: el Consejo Superior Universitario (CSU) tiene una larga tradición de elegir rectores con poco apoyo en la comunidad. Pero esta vez fue especialmente frustrante porque había altas expectativas de que el Consejo votara en sintonía con la consulta. El Gobierno tenía tres de los ocho votos y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, había prometido que sus enviados respaldarían a Múnera.
La tarde del 21 de marzo fue el comienzo de una larga serie de enredos. Petro y su ministra de Educación, Aurora Vergara, se apresuraron a aclarar que ellos habían votado por el ganador de la consulta y honrado la autonomía universitaria. Eran otros, incluidos los representantes del estudiantado y de los profesores, los que habían garantizado la elección de Peña. Aunque el respaldo presidencial no alteraba el resultado, los estudiantes encontraron algo de consuelo en que tendrían al Gobierno como un aliado poderoso para cuestionar la designación. Comenzaron un paro con el objetivo de forzar la renuncia de Peña, mientras el Ejecutivo continuó con sus críticas al proceso. Cundió la incertidumbre sobre si Peña lograría posesionarse tras la salida de Dolly Montoya el 1 de mayo.
Las cosas estuvieron más o menos quietas en abril. Se hicieron marchas y asambleas —menos numerosas a medida que pasaban los días, según reconocen los estudiantes—, pero no hubo grandes noticias sobre qué pasaría con Peña y la Nacho, que es la principal universidad pública de Colombia y una de las casas de estudios más prestigiosas. El nuevo sacudón llegó recién esta semana: la ministra Vergara, en calidad de presidenta del Consejo Superior, se negaba a firmar el acta que habilitaba la toma de posesión. La incertidumbre aumentó, en especial cuando Peña acudió a una notaría para posesionarse.
Vergara explicó el jueves que no avalará la designación porque el acta de la sesión “no consigna, de manera íntegra y transparente, las discusiones y el sentido de las votaciones que se dieron en el marco de la elección”. Según agregó el viernes en una entrevista con Caracol Radio, el problema es que se ha mantenido el anonimato sobre las posturas de cinco miembros del máximo órgano universitario. “Cada consejero debe hacerse responsable de lo que dijo en esa sesión”, aseguró. Además, insinuó que unas notificaciones le habían alertado en las últimas semanas “que podría estar ocurriendo algo que no se conocía en la institución”, pero evitó profundizar al respecto.
La ministra ha mantenido cierta ambigüedad sobre si firmará el acta en caso de que se eliminen las partes mantenidas bajo reserva. Ha insistido en que es una cuestión de formas, de procedimiento. “Yo no apuesto por cambiar el resultado de la elección, pero sí a que honremos la transparencia”, declaró en su entrevista radial. Por otro lado, ha dejado en claro que también apoya el reclamo de fondo de los manifestantes. “Es muy singular que, para las autoridades universitarias, los estudiantes sean tan importantes cuando se trata de pedirle más recursos al Gobierno, pero que pierdan importancia cuando tienen que elegir a su máxima autoridad”, subrayó. De momento, ha interpuesto una tutela para anular la posesión del nuevo rector y ha convocado a una sesión extraordinaria del Consejo.
Peña ha defendido que era su deber asumir su cargo, aunque fuera en una notaría y sin el aval de la ministra. “Al cumplirse la fecha 2 de mayo es mi obligación, según la ley, posesionarme para no dejar a la universidad sin un representante legal”, explicó en Caracol Radio. Pidió a los estudiantes volver a clases y a Vergara que lo reciba. También se comprometió a “salvar el semestre” y ofreció mesas de diálogos para cambiar las normas de elección de autoridades, una vez que él sea reconocido como rector. Para él, los tribunales son la única vía adecuada para impugnar su designación. “Si algún miembro del Consejo o algún ciudadano colombiano tiene alguna duda con respecto a la legalidad del acto, puede acudir a los tribunales”, apuntó.
En el centro de la disputa han quedado interpretaciones contrastantes sobre qué es la autonomía universitaria, la cual ambas partes dicen defender. Peña, según explicó en una entrevista con EL PAÍS, cree que “dar un paso al costado sería entregar la autonomía”. “Sería la primera vez en la historia de la Universidad que por amenazas, o por presión de un Gobierno, un rector renunciara antes de posesionarse. Aquí hay un problema de principios; y la autonomía es algo sagrado para todas las universidades públicas del mundo”, dijo. Los estudiantes, por su parte, insisten en que honrar estos principios es respetar el resultado de la consulta de febrero y no la decisión del Consejo. “El único sujeto de autonomía es la comunidad”, reiteraron este viernes en una asamblea.
Hay, además, varios reclamos de fondo. Los manifestantes conceptualizan al rector designado como el continuismo de un grupo directivo de las facultades de Ciencias y de Ingeniería que ha estado a cargo de las últimas rectorías. Para ellos, estos funcionarios han priorizado los vínculos de la universidad con el sector privado y han tenido manejos empresariales de la institución. Consideran que Peña implementará varias de las reformas que ellos critican de la administración de Montoya: desde la centralización de los posgrados en una nueva unidad académica hasta modificaciones al código estudiantil que, según los estudiantes, restringirán sus posibilidades de protestar.
“Peña ha tomado la Rectoría”
El Auditorio León de Greiff volvió a estar lleno este viernes. Tras conocer que Peña se había posesionado en una notaría, los estudiantes se reunieron para expresar su rechazo a lo que definen como “la toma por asalto de la Rectoría” o “la toma violenta de la silla del rector”. Han decidido continuar con el paro y las marchas, solicitar una auditoría externa para “mapear los intereses” de quienes apoyaron a Peña y realizar estrategias mediáticas como concurrir en masa a las notarías de Bogotá para posesionarse ellos mismos como rectores y decanos. También han expresado su rechazo a los medios de comunicación, a los cuales señalan de haberlos estigmatizado como violentos por algunos enfrentamientos con la Policía.
Los estudiantes saben que su mejor aliado es el Ejecutivo. “Ministra, no le firme a Peña. Respete la consulta”, se lee en un cartel en la entrada de la calle 26. Ahora que el apoyo de Vergara es evidente, quieren que su rechazo al acta del Consejo sea más tajante y no solo por problemas de forma. Saben que las autoridades universitarias, que este viernes cerraron varios de los edificios, no cederán únicamente ante la presión estudiantil. “El Gobierno es el punto de apoyo, de poder, que tenemos”, resume un estudiante de Economía en conversación con este periódico.
La situación de la causa contra Peña es cada vez más difícil. Aunque el paro se mantiene en ocho de las nueve sedes (la excepción es la de La Paz, Cesar), la concurrencia a las marchas y asambleas es menor a la que había en los primeros días de abril. “La mayoría de mis compañeros se lo toma como vacaciones”, reconoce el estudiante de Economía. “Hay gente que no he vuelto a ver desde marzo [cuando se suspendieron las clases]”, agrega una estudiante de Arquitectura. Mientras tanto, los que aún marchan mantienen vivos los cánticos. “Amigo, mirón. Únase al montón. Usted es estudiante, no se haga el huevón”, exclaman sobre la calle 26.
El alcalde Galán, ‘persona non grata’
Los estudiantes han declarado al alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, como persona non grata en el campus universitario. Rechazan sus declaraciones tras unos disturbios acontecidos el jueves en las inmediaciones de la universidad. “Los encapuchados no son manifestantes, son delincuentes que están afectando a la ciudad con violencia y actos criminales”, comentó el mandatario, que también denunció la quema de torniquetes del Transmilenio, pidió la intervención del Gobierno nacional y anunció la apertura de investigaciones contra algunos implicados.
La molestia de los manifestantes era evidente este viernes. “Si el Distrito se quiere meter con la universidad, entonces nos meteremos con Bogotá y bloquearemos toda la ciudad. Este país no se mueve si la universidad no sale adelante”, dijo uno de los estudiantes durante la Asamblea. “Galán reduce lo que está pasando a un tema de seguridad. No habla de la cuestión de fondo, de un paro por una designación ilegítima”, añadió un estudiante de Derecho en conversación con este periódico.
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