El fuego amigo en el Gobierno Petro marca el estreno de Francisco Rossi en la dirección del Invima
El epidemiólogo asume como cabeza de la agencia sanitaria en medio de discrepancias entre el presidente y su Ministro de Salud
Un intenso y sigiloso pulso se libró en el interior del Gobierno por el perfil del nuevo director del Instituto de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos en Colombia (INVIMA), el primero en ocupar ese cargo tras año y medio de mandato de Gustavo Petro. El curtido especialista en epidemiología Francisco Rossi asume en propiedad a la cabeza de uno de los cargos más relevantes de la salud pública. Lo hace, además, en un momento agitado en el que por momentos parecía que el barco navegaba a la deriva, con múltiples líos por la escasez relativa de medicamentos o el cuello de botella en la expedición de licencias.
Rossi es un viejo conocido en la entidad. Es cercano a la Casa de Nariño por sus lazos con la exministra de Salud Carolina Corcho. De hecho, ya ocupó el cargo de forma interina. El problema radica en las reservas que el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ha manifestado frente a sus posturas. Una situación que ha despertado en muchos la sensación de estar bajo fuego amigo en el mismo entorno presidencial. También ha recrudecido la nube de suspenso que flota desde hace más de un año en la sede de la agencia sanitaria ubicada en la carrera décima de Bogotá.
Solo así se explica el frenazo de 12 días en la oficialización de Rossi. Porque a pesar de que su hoja de vida estuvo publicada para el cargo en la página oficial del Ministerio desde el 7 de febrero, el médico javeriano solo firmó el decreto hasta el martes 20. ¿Cuál es el núcleo de la puja? Todo indica que se trata de un juego de tronos por el control burocrático del sector en plena negociación legislativa de la reforma a la salud del oficialismo. Y uno de los puntos centrales que separan al jefe de la cartera de la línea de Rossi/Corcho gira en torno al manejo de las vacunas para la covid-19.
Jaramillo, aseguran fuentes del Invima, optó por dilatar el proceso para forzar la búsqueda de un funcionario que se acercara a sus lineamientos. De acuerdo con la misma fuente, se trató de un método que resultó eficaz para sacar de carrera al reputado economista de la salud Germán Velásquez, quien decidió declinar el ofrecimiento a principios de enero, después de tres meses de tardanza en la oficialización de su nombramiento por parte del presidente Petro.
La entente formada por Velásquez/Corcho/Rossi, conocidos entre sí de mil batallas, sigue una línea técnica dentro de la salud pública que ha abogado por analizar con más prudencia, por ejemplo, la evolución en el manejo de los biológicos contra la Covid-19. Un debate delicado que no se limita a Colombia. La superproducción mundial de biológicos, y los millones de dólares comprometidos para la subvención de las dosis, ha abierto la discusión sobre su función y futuro. La Silla Vacía reveló en septiembre que el Ministerio dejó vencer, entre febrero de 2022 y septiembre de 2023, unas 8 millones de vacunas anticovid por valor de más de 300.000 millones de pesos (alrededor de 83 millones de dólares), según datos oficiales.
Por eso los cambios en la cabeza de la entidad sanitaria no han tenido buen recibo en algunos círculos de la cartera de salud, que no ven con buenos ojos la postura de hacer un estudio más sistemático a la eficacia y seguridad de las inyecciones. Tampoco ha caído bien en los gremios farmacéuticos.
Las mismas fuentes subrayan que la llegada de Rossi al Invima le resta al ministro Jaramillo una carta de negociación política en una coyuntura desfavorable para la aprobación de la reforma a la salud. Una propuesta impulsada por Corcho pero que ha logrado continuidad con Jaramillo. Incluso aseguran que la dirección de la agencia habría sido ofrecida en principio al camaleónico partido de la U, a través del bloque más cercano a la médica y Gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro. Tras la reciente negativa del exdirector de medicamentos de la OMS Germán Velásquez, sin embargo, los esfuerzos para sumar votos se habrían dirigido hacia el senador David Luna, del opositor Cambio Radical, y crítico acérrimo del Gobierno y del proyecto de ley.
Mientras las broncas internas se desenvolvían, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenaba a finales de octubre al Ministerio y al Invima presentar con urgencia un plan de reestructuración para hacer frente a la carestía relativa de algunos medicamentos, así como también a los trámites represados. Y a finales de enero trascendió la noticia de que la agencia sanitaria extendía el plazo de caducidad de dos millones de vacunas de la farmacéutica china Sinovac. Dos episodios que sembraron la alarma y sirven como espejo de la deficiente comunicación y el desbarajuste interno de la agencia.
La llegada de Rossi, un funcionario ya rodado por diversas asociaciones de defensa al acceso de medicamentos, comporta un reto añadido para el ya de por sí desgarrado diálogo con los laboratorios y gremios farmacéuticos. En línea con las posturas de la exministra Corcho, el nuevo director tiende a mirar con cautela el funcionamiento de la gran industria multinacional conocida como ‘Big Pharma’. Se trata de planteamientos de fondo, que suelen alumbrar con fuerza sobre los abusos éticos de las multinacionales.
Conviene recordar que el Invima es un organismo adscrito al Ministerio de Salud. Su dirección, en teoría, es objeto de consenso entre el presidente y el jefe de la cartera. Pero en esta ocasión ha prevalecido la palabra del presidente Petro de forma unilateral. Germán Velásquez, hoy al frente del South Center en Ginebra, tituló una columna en Cambio el 12 de febrero: La batalla por el INVIMA que el Gobierno Petro le ganó a la Industria. Lo hizo un día después de que la publicación del currículo de Rossi pillara por sorpresa al ministro Jaramillo.
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