Colombia inicia la exploración del galeón ‘San José’: “Vamos a recuperar el patrimonio arqueológico, no a buscar un tesoro”
Adriana Molano, viceministra de Cultura, explica que en febrero arranca por primera vez una fase de recuperación de algunas de las piezas hundidas en el barco, con fines científicos
El Gobierno de Colombia iniciará en febrero la exploración del galeón San José, el barco de la corona española hundido por corsarios ingleses frente a las costas de Cartagena de Indias en 1708. El objetivo de esta nueva fase es saber cómo está la zona en la que permanece desde hace tres siglos la nave y, lo más importante, identificar con la mayor certeza posible qué objetos hay, en qué estado están y cuáles se pueden sacar a la superficie para hacer pruebas científicas sin alterar los ecosistemas que han nacido alrededor de la embarcación.
Adriana Molano, viceministra de fomento regional y patrimonio del Ministerio de Cultura, explica que después de un año de análisis y estudios sobre qué hacer con el galeón, el presidente Gustavo Petro decidió priorizar la investigación científica frente a la extracción del oro y las monedas. “Lo que comienza ahora es un trabajo de exploración que busca desmontar todos los mitos creados alrededor del San José”, afirma Molano en conversación con EL PAÍS. “Han dicho que lo que hay dentro del galeón nos podía incluso ayudar a pagar la deuda externa, pero nada de eso. Vamos a recuperar y a proteger el patrimonio arqueológico, no a buscar un tesoro”.
Molano anuncia, además, que la Armada de Colombia, en alianza con la Dirección General Marítima y el Instituto de Antropología e Historia, será la encargada de hacer el proceso científico y arqueológico que implica la exploración del galeón. “Ya no será una compañía extranjera la responsable de la investigación, como se había planteado en gobiernos anteriores. Lo haremos en conjunto entre el Ministerio de Cultura y el de Defensa”. El Estado colombiano, dice Molano, está preparado para hacer la exploración. “Estamos trabajando con los mejores expertos en arqueología de aguas profundas. Tenemos el buque Caribe, diseñado para estas grandes expediciones científicas, los laboratorios de alta tecnología y, sobre todo, un robot submarino que será el encargado de recuperar las piezas arqueológicas”.
Ese aparato, que puede descender hasta los 600 metros de profundidad en donde está enterrado el galeón, le costó al Estado más de 2 millones de dólares y ya se ha usado en dos inmersiones anteriores para tomar fotografías de lo que hay en el barco. En las últimas imágenes, divulgadas en junio de 2022, se alcanza a ver una vajilla china casi intacta, un par de lingotes de oro, cientos de monedas de ocho reales, varios cañones fabricados en Sevilla en 1665, espadas, vasijas, maletas y muchos otros pequeños tesoros de la época, desconocidos hasta ese momento.
Mónica Orduña, experta en patrimonio arqueológico sumergido del Ministerio de Cultura, explica que la diferencia entre esas dos inmersiones previas y las que se harán este año es que ahora, por primera vez, se tiene previsto recuperar evidencias arqueológicas. El robot, teledirigido desde el buque por científicos que ven todo en tiempo real mediante un sistema de pantallas, tiene la tarea de sacar algunas piezas y llevarlas hasta la superficie. “Ese proceso nos va a mostrar los protocolos y herramientas necesarias para el manejo de los materiales”, dice Orduña en diálogo con EL PAÍS. Además de las cámaras, el pequeño robot especializado tiene un brazo que imita la mano humana para coger, limpiar y extraer con extremo cuidado los objetos que decidan los científicos.
La experta afirma que al mover un objeto que lleva más de 300 años enterrado a 600 metros de profundidad, su material se puede deteriorar e incluso descomponer. “Cambia la temperatura, la cantidad de sal, va a tener contacto con el aire y con la luz solar. No sabemos cómo vaya a reaccionar”. La preocupación de los científicos es que al sacar a la superficie un collar, una moneda de oro, una vasija, una tinaja o un simple tenedor, se deshaga. “Como cuando metes un pedacito de galleta en el agua. Si la dejas un tiempo, se sigue viendo igual, pero cuando la tocas se desmorona. Eso puede pasar con los objetos del San José”, explica de forma didáctica Orduña.
La viceministra Molano, la complementa: “Puede que al final de esta fase exploratoria decidamos que lo mejor es no sacar nada porque se daña al llegar a la superficie. Es lo que queremos comprobar con esta fase exploratoria”. Molano insiste en que el propósito de la exploración es científico y no económico. “Lo que plantea la arqueología es que los objetos que están allí nos tienen que contar un pedazo de la historia que no conocemos. Si los recuperamos podremos entender cómo eran los galeones, quiénes eran sus tripulantes, qué objetos se utilizaban. El tesoro que tenemos es la arqueología, no las monedas”.
Orduña cree que este patrimonio es una buena herramienta de comunicación para confirmar o desmentir hipótesis sobre cómo era la vida cotidiana en ciertos periodos de tiempo durante la colonia. “Esto va a permitir reconstruir un proceso de identidad nacional”, dice. La viceministra Molano propone hacer una serie, un podcast o un documental sobre el proceso de exploración y sueña con algún día hacer un gran museo en Cartagena con todos los objetos que se logren recuperar del galeón San José. “El patrimonio arqueológico se protege y se interviene para que conozcamos la historia de lo que ocurrió, queremos contarle eso al público”, dice. Y finaliza con una invitación: “Ojalá este museo se haga de forma conjunta con el Gobierno de España”.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y aquí al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.