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Juan Daniel Oviedo, el candidato ‘gomelo’ a la Alcaldía de Bogotá que navega entre todas las clases sociales

EL PAÍS acompaña al exdirector del DANE durante un día de su campaña, desde la gira de madrugada en dos plazas de mercado hasta la reunión con estrategas a medianoche

Juan Daniel Oviedo, candidato a la alcaldía de Bogotá
Juan Daniel Oviedo, candidato a la Alcaldía de Bogotá, reparte volantes en Corabastos, la central de abastos más grande del país, el 20 de octubre del 2023.Diego Cuevas
Lucas Reynoso

Juan Daniel Oviedo madruga, así como madrugó para lanzarse a la larga carrera por la Alcaldía de Bogotá —fue el primero en postularse—. No se desanima ante la indiferencia que le demuestran los comerciantes de Corabastos cuando apenas se filtran los primeros rayos de sol. Es viernes, falta poco más de una semana para las elecciones y el tiempo se agota. Necesita cada apoyo si quiere llegar a la segunda vuelta. Ante unas encuestas que no lo mueven del tercer lugar, reparte folletos de forma frenética junto a su equipo de campaña.

“¡Oviedo en primera! ¡Oviedo en primera!”, grita en medio del mercado más grande de Sudamérica. Los camiones descargan mercancías y los peatones sortean canastos mientras el candidato intenta que le acepten alguno de los periódicos que lleva en la mano, que presentan compromisos como no reabrir el proyecto de la primera línea del metro, construir una nueva cárcel y fomentar programas de respeto a la diversidad de género. “Mire, por favor, conozca nuestra propuesta”, le dice a un señor que lo mira con extrañeza. Oviedo no se deja amilanar por el desinterés y sigue impertérrito.

Juan Daniel Oviedo reparte volantes en Corabastos, en Bogotá, el 20 de octubre del 2023.
Juan Daniel Oviedo reparte volantes en Corabastos, en Bogotá, el 20 de octubre del 2023. Diego Cuevas

A primera vista, parece que desentona entre los trabajadores. No importa que esté vestido con una sudadera gris y sencilla. Todos conocen a este economista de 46 años como el arquetipo del gomelo bogotano, en especial por su acento, tan fuerte que parece impostado. “Cuando estudié, la Universidad del Rosario era de élite. Ahí seguramente aprendí diferentes formas. Hablo así... y me gusta vestirme bien”, reconoce en conversación con EL PAÍS. Pero defiende que también se mueve entre las clases populares y que conoce bien la central de abastos de Bogotá. Solía venir aquí en las madrugadas a supervisar los controles de precios cuando era director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre 2018 y 2022.

“Muchos tuvieron que arrepentirse, creyeron que era el gomelo más gomelo de Colombia”, dice el candidato. Aunque se ha apropiado del término y ahora muchos lo utilizan con cariño, busca desmarcarse lo más posible del estereotipo. Enfatiza en que se crio en Engativá, una zona de clase media; en que su abuelo era carpintero; y en que algunos fines de semana desayuna en la popular plaza de mercado de Paloquemao. Asimismo, se ha hecho viral su nueva vida en la localidad de clase baja de Bosa, con su novio Sebastián Reyes. Ambos se mudaron tras el desafío de un influencer y, según Sebastián, se sienten queridos. Allí aguardarán los resultados este domingo.

Es difícil catalogar a Oviedo, que busca romper los esquemas. Se identifica como de centroderecha e hizo carrera como asesor de la exministra uribista María del Rosario Guerra —ella a veces lo llama para preguntarle si ya comió; él la describe como una madre—. Pero, a la vez, ofrece una imagen descontracturada, de vida nocturna y valores progresistas cercanos a los jóvenes. Su homosexualidad y algunas de sus posturas, como su apoyo a la despenalización del aborto, son incómodas para muchos conservadores. “Me han atacado más las bodegas de la derecha que las de la izquierda”, comenta.

El tercer puesto de Oviedo en las encuestas está solo a unos puntos del petrista Gustavo Bolívar, un exsenador con altos niveles de imagen negativa. En caso de superarlo y llegar a una segunda vuelta, tiene más chances el tecnócrata de ser una amenaza para Carlos Fernando Galán, candidato del Nuevo Liberalismo y primero en los sondeos por un amplio margen.

El rechazo

Varios voluntarios de la campaña e incluso la pareja de Oviedo prefieren evitar los recorridos para volantear. No les gusta el rechazo de la gente, que puede ser grosera por el desencanto generalizado con la política. Pero el exfuncionario no tiene problemas al respecto y sigue adelante, sin pausa, en su recorrido por Corabastos, en el que cuenta con el apoyo de candidatos y militantes del centrista Alianza Verde. “Oviedo alcalde, Oviedo alcalde”, repite a toda voz mientras sostiene en alto los periódicos fucsias y verdes que dicen “Cabeza y corazón”. Insiste en que necesita que lo apoyen “sin miedo”. No se frustra.

“Siempre he sido víctima de matoneo. Desde muy pequeño el rechazo ha sido mi cotidianidad”, comenta Oviedo para explicar su resiliencia. Dice que está curtido, que la homofobia lo ha hecho más fuerte. En ese sentido, está preparado para la campaña, en la que se considera una víctima del sistema político: señala que suelen decirle uribista, que varios ahora lo asocian al petrismo, y que algunos encendieron las alarmas con que podía ser inhabilitado. “Todo el discurso busca invisibilizarme”, enfatiza.

Oviedo reparte volantes en la avenida 30, en Bogotá.
Oviedo reparte volantes en la avenida 30, en Bogotá.Diego Cuevas

El reconocimiento

Casi todos en Corabastos saben quién es Oviedo, pese a la apatía o la hostilidad que se percibe contra los políticos en su conjunto. “Es el exdirector del DANE”, responden las personas consultadas, como si la entidad fuera universalmente conocida y no tan lejana en la burocracia estatal. Pero curiosamente ninguno sabe quién es la directora actual, Piedad Urdinola. Más que a la gris entidad encargada de las estadísticas oficiales del país, los comerciantes ubican al economista que cultivó un alto perfil durante su gestión y que logró dejar una huella en el imaginario colectivo.

Cuando comienza a amanecer y el candidato ingresa a los más bulliciosos edificios de puestos de frutas y verduras, aparecen destellos de esperanza, cumplidos de algunos de los comerciantes, peticiones para tomarse una foto. Los simpatizantes destacan que Oviedo tiene un perfil técnico y es nuevo en la política electoral: “Es muy inteligente para hablar”, “es muy honesto”, “no está con las maquinarias”, “no está tan untado de mermelada”. “Conoce las necesidades por haber sido director del DANE, conoce las estadísticas y sabe dónde atacar la pobreza”, comenta Tatiana Ariza, vendedora de limones y duraznos.

El comerciante Manuel Hernández evidencia la capacidad de Oviedo para atraer a un amplio espectro de votantes. Le dice de frente que tiene “un mal concepto” de él por haber sido parte de la administración de Iván Duque, un político conservador a quien considera como alguien “perverso”. Inmediatamente después, agrega que lo va a votar de todos modos en una hipotética segunda vuelta porque Jorge Robledo, un exsenador de izquierdas que también es candidato, ha hablado bien de él. “Tiene un buen concepto de usted. Me dijo que usted también es una alternativa”, resalta.

Juan Daniel Oviedo se traslada a su oficina en Bogotá.
Juan Daniel Oviedo se traslada a su oficina en Bogotá.Diego Cuevas

El candidato es feliz con el reconocimiento. Cuenta que en el DANE logró revertir la imagen inicial de ser alguien que hablaba demasiado y tenía una voz irritante. Dice que lo ayudó que en la pandemia la gente quería información y que hubo “una actitud proactiva” al respecto en la entidad que él dirigía. Oviedo construyó su imagen como alguien que madrugaba, se ponía su chaleco y monitoreaba el abastecimiento de arroz, plátano, papas y frijoles.

El renombre lo llevó a convertirse, para muchos, en el mejor de los funcionarios del Gobierno de Duque. Durante la campaña presidencial de 2022, el entonces candidato Gustavo Petro dijo en una entrevista que le gustaría mantenerlo como director del DANE en caso de llegar al poder. El anuncio sorprendió a quienes pensaban que descartaría a todos los funcionarios de Duque y aumentó la visibilidad del tecnócrata. El efecto creció aún más cuando Petro fue electo y se comenzó a especular si iba a concretar su ofrecimiento.

“Si el presidente no hubiera dicho que quería que siguiera, no estaría acá”, afirma el candidato. Aunque hubo tensiones durante el empalme y la propuesta naufragó, la opinión positiva del presidente de izquierdas hizo que Oviedo adquiriera confianza y aprovechara la oportunidad para lanzarse a la política. “Sabía que el reconocimiento se iba a esfumar si no actuaba”, subraya. Fue el primero de los candidatos principales en iniciar su proyecto, con una campaña de recolección de firmas que comenzó en febrero y que le permitió presentarse como independiente.

Paloquemao

La segunda parada del día, en la plaza de mercado de Paloquemao, muestra un ambiente más favorable. El comercio minorista atrae a más personas que están de paseo y que se muestran dispuestas a escuchar al candidato. Son más quienes le piden fotos o prometen votarlo. Pero Oviedo mantiene la rapidez que tiene cuando lo ignoran: el tiempo con cada persona se extiende máximo a 10 segundos, en caso de que haya una selfi. Según explica, en los primeros meses de campaña organizó largos encuentros en cada localidad para diagnosticar problemas y escuchar a los vecinos. Ahora no hay tiempo que perder y la prioridad es que la mayor cantidad de personas posibles vote con el recuerdo de haberlo visto en el barrio, entusiasmado.

“Estamos en emergencia”, sentencia mientras desayuna en el puesto de doña Coca, firma saludos “con cariño” a simpatizantes y accede a grabar videos para RCN y Caracol Televisión sobre su cierre de campaña y su postura respecto al metro. No oculta que está frustrado por una tendencia creciente que llama a un voto útil por Carlos Fernando Galán para terminar la elección en primera vuelta. Dice que vencer así al petrista Gustavo Bolívar es imposible estadísticamente y que solo le resta votos a él, que compite con el electorado centrista de Galán. “Por ese afán van a poner a Bolívar en segunda vuelta”, remarca.

Juan Daniel debate con unas personas en la plaza de Paloquemao.
Juan Daniel debate con unas personas en la plaza de Paloquemao.Diego Cuevas

Después del mediodía, el apoyo ciudadano llega a su punto máximo cuando el candidato reparte sus periódicos por la carrera 30. Las familias acomodadas están saliendo de la ciudad por el fin de semana largo, hay trancón y él aprovecha. Se mete entre los carros, que paran a saludarlo o tocan sus bocinas de manera suave para apoyarlo. Al concluir, aparece un estudiante que se sorprende por lo “inesperado” de ver al candidato y le pide una foto. Pero, pese al entusiasmo con “el mejor funcionario de Duque”, el joven después comenta a este periódico que no ha definido su voto. Oviedo no se sorprende. “Si uno creyera que todos los que pitan son votos, ya hubiéramos ganado”, dice.

Estrategia

Oviedo no tiene descanso, ni siquiera para almorzar. Llega después de las dos de la tarde al edificio en el que vive —intercala su apartamento original, en el centro de Bogotá, con el de Bosa— y en el que tiene su oficina. Tras refrescarse unos minutos en su casa y vestirse con ropa más formal, se encuentra con su equipo en la sede de campaña. Realiza una entrevista virtual con un periódico. Al salir, ya con más de 10 horas de trabajo, no parece cansado: arregla, sin inmutarse, unas flores naranjas en la cocina y se las lleva a su escritorio.

El resto del día transcurre en el norte de la capital y está dedicado a la estrategia electoral. El candidato se reúne cuatro horas con Germán Medina y Alejandro Salas, que lo preparan para la seguidilla de debates en medios de comunicación que caracteriza a la última semana de campaña. Después, a las 8.30 de la noche, llega a su última reunión, en una empresa de comunicaciones en el Chicó. Allí, un grupo de jóvenes que se refiere a él como “alcalde” le cuenta que las visitas en TikTok no paran de crecer y que ha sido un éxito el video de un petrista que dice que va a votar por él.

Oviedo se prepara para grabar contenido para su campaña en redes sociales, el 20 de octubre del 2023.
Oviedo se prepara para grabar contenido para su campaña en redes sociales, el 20 de octubre del 2023. Diego Cuevas

Es difícil saber qué piensa el candidato en esa última reunión. No parece convencido con todas las sugerencias de los jóvenes, pero se mantiene en silencio. Los asesores han tenido resultados: en nueve meses, pasó de 0 a 170.000 seguidores en Instagram y de 0 a 122.000 en TikTok. Sin embargo, Oviedo reacciona cuando le piden que grabe un video en el que diga: “Si no te importa que soy gay, vota por mí”. Se niega de manera tajante, traza límites. “Eso sería replicar un estereotipo”, replica ya sin sonreír.

Oviedo atiende una entrevista virtual en su oficina en Bogotá.
Oviedo atiende una entrevista virtual en su oficina en Bogotá.Diego Cuevas

La conversación se detiene cuando se anuncian los resultados de la encuesta del Centro Nacional de Consultoría para el noticiero CM&. Los números dan un 37% para Galán, un 22% para Bolívar y un 17% para Oviedo. Pese a los esfuerzos, sus cifras no crecen. El exdirector del DANE busca la ficha técnica: revisa el tamaño de la muestra, las fechas de recolección y el margen de error, como para convencerse de que los datos no son tan confiables. Al final se resigna y vuelve a escuchar a los asesores. “Marica, esto todavía está muy bajito. ¿Pero qué le hacemos?”, remarca sin perder la esperanza del todo.

Oviedo sabe que una derrota no sería el final de su carrera política. Los estrategas han aplaudido su irrupción en la oferta electoral, sus crecientes niveles de conocimiento entre la población y su potencial. Él, mientras tanto, ha dejado atrás su traje como técnico del Gobierno de Duque y lo ha reemplazado por el del político hiperactivo. Sebastián no tiene dudas de que está feliz. “Se la está gozando”, señala sobre su pareja. Esta campaña es solo el principio.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.

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