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La divisa colombiana cierra la brecha frente al dólar: roza los 3.990 pesos

El fortalecimiento la sitúa como la moneda más revaluada de entre las grandes economías de Latinoamérica y en junio gana un 12,9% con respecto a la moneda estadounidense

Camilo Sánchez
Intercambio de billetes de pesos colombianos por dólares.
Intercambio de billetes de pesos colombianos por dólares.FJZEA (Getty Images/iStockphoto)

Los choques cambiarios relacionados con el peso colombiano no se detienen. En la mañana del martes la divisa colombiana rompía por momentos el piso de las 4.000 unidades por dólar y se acercaba a los rangos etiquetados como normales por los analistas en relación con la divisa mundial de referencia. Pero a mediodía la aguja del TRM parecía acomodarse en 4,007 pesos, niveles de negociación que no se veían hace 13 meses. Un largo camino marcado, en primer término, por el impacto de las políticas macroeconómicas de la Reserva Federal estadounidense para disminuir el consumo en el país del norte y su incidencia sobre una economía como la colombiana, altamente dependiente de las importaciones de insumos americanos en sectores vitales como la agricultura o la industria.

A la lectura sobre la correlación entre el descenso de la inflación en el país más poderoso del mundo y la apreciación del peso se suman otros factores que basculan entre lo local y los desbarajustes económicos a escala mundial, heredados de la pandemia y los problemas de suministros en los puertos. Laura Clavijo, directora de investigaciones económicas de Bancolombia, explica que desde la entidad emprendieron un estudio comparativo de la tasa de cambio entre una docena de países que comparten la misma calificación crediticia con Colombia.

“Cuando uno mira esa evolución, desde octubre de 2022, se encuentra un desacoplamiento por encima muy marcado de unos 1.200 o 1.500 pesos colombianos”, explica Clavijo. Esa brecha que situó a la divisa colombiana en desventaja se ha venido corrigiendo gradualmente desde abril y, para la analista de Bancolombia, si no surgiera ningún tipo de efecto “idiosincrático o político” sobre la moneda local, la tasa de cambio debería acercarse al rango de entre los 3.600 y los 3.800 pesos por dólar. Se refiere en concreto a los vectores domésticos que las agencias calificadoras de riesgo sopesan para evaluar el denominado riesgo-país, que mide la solidez institucional y solvencia de cada país para invertir y pagar sus deudas.

Un fenómeno que ha suscitado debates económicos y financieros en un país cuya economía navegó durante décadas con cierta calma, tasas de crecimiento modestas pero constantes, y sin alejarse mucho de las recetas de organismos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. La estabilidad de esa arquitectura macroeconómica, según los observadores de los mercados internacionales, se vio amenazada por la llegada, en agosto de 2022, del primer presidente de izquierdas en la historia del país, Gustavo Petro. Pero pocos contaban con que las reformas sociales impulsadas desde el oficialismo en temas tan sensibles como la salud, la política de hidrocarburos o el marco laboral fueron sucumbiendo en el trámite legislativo. Los analistas e inversores no tardaron en celebrar la independencia del sistema político frente a iniciativas que juzgaban en principio contrarias a sus intereses.

De cualquier forma, para el economista Felipe Campos, gerente de inversión en Alianza Valores y Fiduciaria, nadie vaticinó que la apreciación del peso frente al dólar iba a ser tan acelerada: “Nosotros teníamos la tesis de que llegaríamos a estas tasas de cambio en 2024″. En opinión de Campos ya se puede hablar de un “cambio estructural” en el comportamiento del dólar que “nos realinea de nuevo con las otras monedas de la región”. Recuerda, así mismo, que antes de la pandemia y de las elecciones presidenciales de 2022 el dólar osciló entre los 3.400 y los 4.100 pesos.

De acuerdo con datos del diario británico Financial Times el peso es la moneda emergente más revaluada en el primer semestre de este año ganando un 14,3% respecto a la divisa estadounidense. “El riesgo y la inflación en el mundo, sumado los factores políticos locales, exageraron los movimientos del dólar”, apunta el experto Andrés Moreno Jaramillo. “Las dos fuerzas han cedido. Menos inflación en el mundo, implica tasas de interés más bajas en todos los países y dinamiza el flujo de capital hacia países emergentes como Colombia”, añade.

De la misma forma recuerda que los precios del petróleo, uno de los motores de la economía colombiana, se han mantenido dentro de márgenes estables. “El peso se reacomodó 1.100 pesos en ocho meses”, prosigue Moreno Jaramillo. “Eso es una brutalidad. Los actores perciben que ya se acerca el 25% del período presidencial de Petro y la percepción de riesgo de hace unos meses ha disminuido. Ya nadie ve posibilidades de que vaya a haber expropiaciones, controles de capitales o proyectos de imprimir más billetes”, concluye.

Pero el profesor de la Universidad de Stanford Javier Mejía abre de nuevo el angular y recuerda que por estos días buena parte de las divisas latinoamericanas, salvo el caso argentino, viene en un vigoroso proceso de revaluación engarzado con la porción de capitales que está absorbiendo la región ante la retirada estadounidense de Asia debido, en especial, al pulso comercial entre China y Estados Unidos. Andrés Moreno Jaramillo añade por último que el peso colombiano “todavía debería bajar más”: “Si uno mira el peso chileno, o el sol peruano, el peso mexicano y algo el real brasileño, Colombia todavía tiene una prima de devaluación alta. Para acercarse más al caso peruano y chileno el dólar debería estar en 3.600 pesos”.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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