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Corrupto en Colombia, héroe en su pueblo: “El Ñoño’ Elías es un ladrón, pero robó para nosotros”

Profesores, músicos, deportistas, meseros y poetas de Sahagún, Córdoba, explican las razones del multitudinario recibimiento al político condenado por recibir sobornos de Odebrecht

La casa de Bernardo Elías en Sahagún en Colombia
La casa de Bernardo Elías en Sahagún (Colombia), el 12 de julio.Santiago Mesa
Juan Miguel Hernández Bonilla

“El Ñoño Elías es un ladrón, sí, pero robó para nosotros”, dice convencida una mesera de un restaurante en Sahagún, Córdoba, ante la pregunta de por qué el domingo ella y cientos de personas más recibieron con devoción a uno de los principales responsables del escándalo de Odebrecht en Colombia. Las imágenes de la multitudinaria caravana de bienvenida del Ñoño en su tierra natal se hicieron virales y generaron el rechazo y la indignación de opinadores y políticos en Bogotá. “¿Cómo es posible que cientos de personas salgan a recibir como a un héroe a un hombre que fue condenado por concierto para delinquir, lavado de activos, cohecho propio y tráfico de influencias”, se preguntaba Juan Pablo Calvás este lunes en una columna en EL PAÍS.

La respuesta comienza el día de la madre de 2007, cuando Bernardo Miguel Elías, hoy con 47 años, reunió en la antigua sede del Club Campestre de Sahagún a miles de mujeres pobres. Les regaló lavadoras, neveras, televisores, planchas, ollas a presión y muchos más electrodomésticos que ellas no podían comprar por cuenta propia. El evento se repitió todos los días de la madre durante los años en los que Ñoño fue congresista del Partido de la U, liderado por el expresidente Juan Manuel Santos. Primero llegó como representante a la Cámara entre 2006 y 2010, y después fue uno de los senadores más votados de Colombia por dos periodos, 2010 - 2014 y 2014 hasta el 10 de agosto de 2017, cuando la Corte Suprema de Justicia ordenó su captura por recibir sobornos multimillonarios de Odebrecht.

Un hombre en su bicicleta en Sahagún, el 12 de julio de 2023.
Un hombre en su bicicleta en Sahagún, el 12 de julio de 2023.Santiago Mesa

“Una lavadora le cambia la vida a una madre que pasa varias horas del día lavando ropa a mano. Es un beneficio inmediato, una especie de liberación”, explica Esteban Abad, profesor y líder estudiantil de Sahagún, opositor de la casa política de los Elías. “A esas mujeres no les importa que Ñoño haya robado al Estado y haya recibido coimas. Lo recuerdan como el político que se preocupó por ellas cuando ninguno otro lo había hecho”. Además del día de la madre, el Ñoño daba balones de fútbol y útiles escolares en el día del niño, bonos en el día del maestro y muchos regalos en navidad. Patrocinaba ferias, eventos deportivos y conciertos.

A pesar de que en los últimos años Sahagún ha tenido 18 congresistas, la gente solo aprendió lo que era un periodo legislativo por el Ñoño. Sabían cuando llegaban las vacaciones porque él regresaba al pueblo. Lo esperaban afuera de su casa, a dos cuadras del parque principal, para pedirle dinero para los medicamentos, dinero para los materiales de construcción de la casa, dinero para pagar los recibos de los servicios públicos. Él los dejaba entrar y repartía cientos de billetes. Una persona que lo conoce desde pequeño cuenta que en navidad el Ñoño les daba hasta 30 millones de pesos de regalo a los líderes políticos de su movimiento que le conseguían los votos en los barrios populares.

Ahora, en la semana que regresó a Sahagún, después de estar seis años preso en Bogotá, muchas mujeres esperan de nuevo que las reciba. “Vinimos a visitarlo, necesitamos que nos ayude con unas cosas de salud, pero las personas que trabajan con él nos dijeron que no estaba”, cuentan con resignación dos señoras que acaban de timbrar en la casa del Ñoño, una enorme mansión blanca de dos pisos, con un balcón en el frente del que cuelga un letrero amarillo que dice: “Ñoño Elías, bienvenido a tu casa”.

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La plaza de mercado de Sahagún, construida en los tiempos del Ñoño Elías.
La plaza de mercado de Sahagún, construida en los tiempos del Ñoño Elías.Santiago Mesa

Ñoño, el gamonal del pueblo

La imagen de un político que en pleno siglo XXI regresa de la ciudad a su pueblo natal a repartir dinero recuerda la estructura colonial que padeció el campo colombiano durante varios siglos: el gamonalismo. Ante la ausencia del Estado, una especie de señor feudal decidía la suerte de los campesinos de su región. El Ñoño Elías fungió durante años ese papel. Se convirtió en el caudillo de pueblo que resolvía los problemas de la gente a cambio de que lo eligieran.

“En Sahagún siempre hemos tenido esa figura del capataz, del patrón, del hombre blanco y rico que te dice qué hacer y te da limosna. Antes era un honor que siendo jornalero, el patrón bautizara a tu hijo, eso te subía el estatus. Ahora, para muchas personas parece un honor que el Ñoño las abrace, les sonría”, explica un investigador político de Sahagún que prefiere no dar su nombre.

Como dice el final de Un día de estos, uno de los cuentos más famosos de Gabriel García Márquez: “El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera. «Me pasa la cuenta» dijo .«¿A usted o al municipio?» preguntó el dentista. El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica. «Es la misma vaina»”. En Sahagún, el Ñoño y el municipio fueron lo mismo por años. Aunque no fuera alcalde, él era el único Estado que conocía la gente pobre.

Lo que no sabían los habitantes de Sahagún era que las lavadoras, las neveras y los demás electrodomésticos no eran comprados por el Ñoño con sus ahorros, sino que eran “remates de las incautaciones de la DIAN que un pariente que trabajaba allá le ayudaba a conseguir”, según explica el ingeniero químico y gestor cultural del municipio Édgar Cortés Uparela. Los habitantes tampoco sabían que la plata que les regalaba en las navidades venía de las coimas de Odebrecht. Sin embargo, ahora que todo el país lo sabe, a los seguidores del Ñoño parece no importarles mucho que su líder sea un corrupto.

Noel Cogollo, entrenador de boxeo de Sahagún y otro de los asistentes a la caravana de bienvenida, explica que a diferencia de otros políticos del pueblo, el Ñoño no gestionó dinero solo para enriquecerse él y su familia. Cogollo entrena en el coliseo que construyó Ñoño a decenas de jóvenes del municipio. Son las cuatro de la tarde, el calor es infernal, suena reguetón y los muchachos de la selección de boxeo de Sahagún saltan lazo y lanzan puños. “He sacado a mucha gente de la droga con este entrenamiento. Esto no hubiera sido posible sin el Ñoño. Yo estoy muy agradecido con él, por eso salí a recibirlo”. Cogollo, de 60 años, fue campeón nacional de peso pluma. “Los años en los que él fue senador, hacía ollas comunitarias el sábado y domingo por los barrios populares. Todo el mundo iba con su plato a comer. Era una vaina bonita. A la gente que tenía hambre no se le olvida eso nunca. Por eso lo siguen”. Cogollo sabe que el Ñoño robó, pero dice que el recibimiento fue un pago por todo el trabajo.

El carisma del Ñoño encandila

El profesor Víctor Moreno, que da clase en la jornada nocturna en un colegio público de Sahagún, explica que en ningún pueblo del Caribe una elección se gana solo comprando votos. “Es necesaria una combinación de tres factores: el dinero, la maquinaria para entregar puestos de trabajo y el afecto, el aprecio de la gente, el carisma”, dice Moreno, “Eso no se entiende desde Bogotá”. Moreno nunca ha votado por Ñoño, condena sus actos de corrupción, pero no está de acuerdo con la postura que han tomado, por ejemplo, el senador Gustavo Bolívar o el caricaturista Matador frente al recibimiento del Ñoño. Bolívar escribió en su cuenta de Twitter: “El hampón ‘Ñoño’ Elías robó la educación y la salud de su gente y esa misma gente sale hoy a recibido como héroe y con caravana al salir de la cárcel. Esta es la Colombia estúpida que debemos educar ya”. Moreno le responde: “No es ignorancia, es hambre. El primer paso para reclamar dignidad es tener el estómago lleno”.

La terminal de transportes de Sahagún, otra de las obras construidas con el Ñoño.
La terminal de transportes de Sahagún, otra de las obras construidas con el Ñoño.Santiago Mesa

Moreno insiste: “La gente no es boba, sabe qué políticos le llevan el pan y cuáles no”. El profesor explica que cuando se trata de política, en Sahagún, las personas parten de un principio: todos roban. La diferencia la marca el que además hace algo por el pueblo. El Ñoño no tiene escándalos de actitud mafiosa, ni de peleas, ni asesinatos, ni relaciones conocidas con los paramilitares, pese a que muchos políticos de Córdoba estuvieron presos por paramilitarismo. El senador Musa Besaile, por ejemplo, también de Sahagún, vecino y contrincante del Ñoño, está preso en este momento por el cartel de la toga y por parapolítica. El Ñoño estudió en un colegio de Sahagún, siempre estuvo en el pueblo, jugaba fútbol, montaba bicicleta, pertenecía a la comunidad.

Para el músico y compositor Juancho Nieves, vecino del Ñoño, la explicación de porqué la gente reaccionó así a su llegada es sencilla: “De chiquito era un pelao cariñoso y detallista con la gente de la cuadra. La gente lo quiere. Es sencillo. Es del barrio. La gente se alegra de que haya cumplido la condena”, dice Nieves. Y añade: “Cuando yo fui director del Festival Nacional de Cultura de Sahagún, Ñoño me dio cincuenta millones de pesos en efectivo. A cambio de nada. Como un aporte propio”, dice, pero luego duda: “Ahora sabemos que era dinero de Odebrecht”. Hay consenso, incluso, entre sus detractores: “En Sahagún no hay otra figura que genere el mismo cariño del Ñoño. No hay nadie tan popular”.

El boxeador Cogollo lo resume bien: “Tiene un carisma, un ángel, que hizo que la gente lo quisiera. Antes de ser político es un personaje del pueblo. Es jodón, hace bromas, no es engreído, no mira por encima del hombro a nadie”. En hombros llegó a su casa el pasado domingo, cargado por cientos de simpatizantes que lo bajaron de la camioneta y lo llevaron hasta la casa, mientras sonaba a todo volumen la canción El líder, que le compuso Diomedes Díaz a los ciclistas colombianos en la época dorada. “Viene llegando el líder a la meta final / preparémonos todos a aplaudirlo con fervor/ pa’ que Colombia vibre radiante de emoción / porque ya nada impide que el nuestro sea el campeón”.

Se caen las obras del Ñoño

En Sahagún nunca ha salido agua de la llave un día completo. En la actualidad, el agua llega dos o tres días a la semana a las casas, depende del clima. “A mi hogar llega el martes y el jueves”, cuenta el profesor Abad. La gente ha tenido que construir tanques o pozos para almacenarla. Cuando hay sequía, llegan los carro tanques. El agua es uno de los principales problemas del pueblo. Ñoño, sin embargo, en vez de hacer un buen acueducto, consiguió los recursos para construir un estadio con características FIFA para un municipio que no tiene equipo de fútbol.

Mientras estuvo libre, funcionaba muy bien. Patrocinó un campeonato que se llamaba la liga Ñ y les pagaba a todos los equipos del departamento para que jugaran. Incluso, el presidente Santos fue en 2016 a inaugurar el complejo deportivo y a hacer el saque de honor. Hoy en día, el estadio permanece cerrado la mayor parte del tiempo, el techo de las tribunas se cayó hace años con un vendaval y nadie lo ha reparado. Donde estaba la pantalla gigante ya no hay nada. Las sillas de los palcos están rotas, deterioradas por el sol y el viento.

Las otras obras importantes que impulsó el Ñoño Elías fueron una enorme terminal de buses, que es la envidia de los demás municipios de la región, pero que permanece vacía, y una plaza de mercado más grande aún, construida en cemento gris en un terreno propicio a las inundaciones. El ingeniero Édgar Cortés explica que los lotes en los que se hicieron la terminal y la plaza, que están pegados, eran del papá del Ñoño. “Él se los había hipotecado a un prestamista, ya se los iban a quitar, pero con la plata de esas obras consiguieron recuperarlas”. La hipótesis de Cortés de por qué a la terminal no llegan casi buses es que está mal ubicada: en la actualidad se sigue recogiendo a la gente en otros sitios. Frente al mercado, dice que antes era al aire libre, más aseado. Pese a las críticas, la gente del común recuerda al Ñoño por estas obras.

El maestro Nieves añade: “Hizo un sendero peatonal y una ciclorruta de seis kilómetros, que evitó muchos accidentes de carros que atropellaban a ciclistas”. El músico muestra, además, que durante la mejor época del Ñoño, cuando tenía el apoyo de Santos y la plata de Odebrecht, se reconstruyó la avenida principal del pueblo y se arreglaron los parques públicos. Desafortunadamente, para esas obras tumbaron los árboles nativos y sembraron palmeras. “Querían que Sahagún se pareciera a Miami”, recuerda entre risas el profe Moreno. Al final, los cucarrones se comieron las palmeras y en la avenida nueva otra vez hay árboles de mango.

El Ñoño no conoce la biblioteca de Sahagún

Angélica Sierra es arquitecta, poeta y dirige la biblioteca de Sahagún, ubicada a pocas cuadras de la casa del Ñoño. Cuenta que quedó impactada por la bienvenida que le hicieron al político. “No lo podía creer. Sentí mucha vergüenza. Para mí fue impactante. Apenas vi a una señora gritando Ñoño te amo, quité el video en vivo de la transmisión de la bienvenida. Me dio mucha pena”. Sierra explica que no está de acuerdo con las reverencias de ese estilo con ninguna persona, pero mucho menos con un delincuente. “No van a recibir nunca con esa emoción a Cristo Figueroa, uno de los investigadores de literatura más importantes de Colombia, ni a Cristo Hoyos, el gran pintor de Córdoba, los dos hijos de Sahagún”, dice con resignación.

Sierra insiste en que no se pueden justificar los delitos que cometió Ñoño solo porque construyó obras para el pueblo. “No puedes tapar una cosa con la otra. No puedes decir, es un buen corrupto, eso no”, dice Sierra. Cree que en su pueblo se ha normalizado la corrupción y que eso muestra que los valores se trastocaron. “La bienvenida del Ñoño es una prueba de que los principios en Colombia se subvirtieron, están al revés”.

El Ñoño y sus seguidores se han defendido con una frase de la biblia en la que Jesús dice que “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. La poeta Sierra les responde: “Hay un pecado que no se redime fácil y es el daño que tú le haces a un país entero por poner tu beneficio propio por encima del bien colectivo. Eso es muy grave, no lo puedo apoyar. Mi papá lleva 20 años impulsando esta biblioteca y Ñoño Elías no la conoce”. El ingeniero Cortes la complementa: “El Ñoño no tiene ningún tipo de ideología. Su motivación es repartir contratos y beneficiarse del poder, no piensa en nada más. No es conservador, ni liberal, ni socialista. Su ideología es la corrupción”.

Ni el Ñoño Elías, ni su hermano, el senador Julio Elías, ni su otra hermana, quisieron hablar con EL PAÍS.

Un hombre en las calles de Sahagún.
Un hombre en las calles de Sahagún.Santiago Mesa

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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