La inflación baja en Colombia, pero no da un alivio completo
A pesar de que lleva dos meses de moderado descenso, la tasa persiste como una de las más elevadas de la región y los expertos dibujan un cuadro general complejo para la economía en el segundo semestre
La inflación ha bajado durante dos meses consecutivos en Colombia y, sin embargo, para mayo alcanzaba un 12,4% anual que no termina de aliviar del todo a los analistas. El Banco de la República, por su parte, se reunirá el próximo viernes para definir el paso a seguir en su estrategia de intervención de las tasas de interés. Dos variables macroeconómicas que van estrechamente de la mano: la batería de políticas monetarias escogidas por el banco central para enfriar el aumento del costo de vida se ha centrado en graduar al alza el precio del dinero desde el 2,75% registrado en junio de 2020 hasta un vertiginoso 13,25% actual. Varios expertos vaticinan que el emisor colombiano, en línea con las últimas decisiones de la Reserva Federal estadounidense, mantendrá el tope actual.
Pero aún así las dudas sobrevuelan a la hora de hacer proyecciones. La agencia calificadora Fitch ha señalado, por ejemplo, que la inflación en Colombia sigue siendo una de las más altas de entre las principales economías latinoamericanas y califica como incierto el alcance de las políticas en la reducción de precios. “Parte de ese rezago”, explica el académico de la universidad de Stanford Javier Mejía, “se explica en que países como Brasil y Chile empezaron a subir las tasas de interés unas semanas antes que Colombia. Por eso, si uno mapea los indicadores, nosotros tardamos más en bajar la inflación”.
También añade un elemento que, a su juicio, ha pasado de soslayo en análisis recientes: “Los precios que han bajado, en general, han sido los de los alimentos. También los de la cadena productiva. Pero la inflación en servicios, aunque ha sido menor al promedio, ha aumentado su ritmo de crecimiento. Esto preocupa porque no está asociado con las cadenas de valor en el mundo, ni con temas climáticos, sino con factores inherentes como las expectativas de los agentes con nuevas subidas al salario mínimo, o que se complejice la contratación con la reforma laboral”.
Desde la llegada del izquierdista Gustavo Petro al Gobierno, en agosto de 2022, una parte importante de las proyecciones económicas han pasado por la criba ideológica de sectores económicos que no conjugan con su proyecto político. Al frente de la cartera de Hacienda, sin embargo, han estado dos ministros con credenciales suficientes para equilibrar el peso de los proyectos reformistas del oficialismo con la mirada atenta del entorno internacional. Eduardo Lora, investigador asociado de la Universidad de Harvard, señala que la senda que han escogido el exministro José Antonio Ocampo, y su sucesor Ricardo Bonilla, ha sido incluso algo cauta en materia de política monetaria: “Han sido aumentos insuficientes. A duras penas estamos teniendo una tasa de interés de intervención (13,25%) más alta que la inflación (12,4%)”. A ese ritmo, en su opinión, “no es mucho lo que se está haciendo para cambiar de forma acelerada el ritmo de la inflación y tomará más tiempo del esperado”. Un camino que, por lo demás, tampoco critica porque entiende que el objetivo es evitar un freno en seco muy drástico que afecte, por ejemplo, el empleo, encarezca los préstamos o impacte al ya de por sí atemperado sector inmobiliario.
Pero a juicio de Lora el gran tema a seguir no es el de la inflación. Desde su punto de vista resulta satisfactorio que la economía haya crecido un muy aceptable 3% durante el primer trimestre de este año. “Es el crecimiento tendencial de nuestra economía en condiciones normales. El crecimiento, por lo pronto ha sido absolutamente normal”. Si bien es cierto que en abril hubo un decrecimiento de 0,78% con respecto al mismo des del año pasado, según el índice de Seguimiento a la Economía Colombiana, Lora le quita peso a la medición por tratarse de un indicador rápido que hace un cálculo aproximado y parcial: “Hay mucho economista que quiere, por sesgo ideológico, confirmar sus prejuicios políticos con datos incompletos”.
Para Sergio Clavijo, profesor de Economía en la Universidad de los Andes, el cuadro general es complejo porque se mezclan “excesos de demanda que venían de atrás, con unos choques de oferta disparados por la invasión rusa a Ucrania, pero que hoy ya vemos que tienen vida propia en Colombia en elementos de energía y de encarecimiento de la canasta”. ¿Cuál podría ser el panorama para la segunda mitad de este año? Eduardo Lora no se muestra tan pesimista, pero si apunta que debe impulsarse una política fiscal expansiva que active el gasto público: “Con la reforma tributaria se ha recogido más dinero. Acaban de aprobar una adición presupuestal. Pero si algo ha frenado la economía, es la incapacidad administrativa de este Gobierno. El atraso en proyectos y obras públicas denota una incapacidad de ejecución evidente”.
Desde hace semanas existe una inusual unanimidad entre los economistas en torno al acierto del Gobierno de subir el precio de la gasolina de 12.000 pesos por galón a unos 16.000 para finales de este año. Se trata de un intento por reducir en cerca de 1,5 puntos básicos del PIB el déficit fiscal, concretado en el fondo de combustibles que actúa en la práctica como un subsidio. Una medida que debería incidir en uno de los rubros que ha presionado al alza la tasa de inflación. “Algo va a ayudar. Pero me inquieta que aún no se ha complementado con alzas al componente del diésel, que es el de mayor volumen de consumo”, explica Clavijo.
Con la persistente alza de los precios de los alimentos, que en su lectura anual llega al 15%, y la amenaza del fenómeno de El Niño en la segunda mitad de este año, el expresidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras revalúa sus proyecciones de que para septiembre el Banco de la República anunciaría leves reducciones en los tipos de interés: “Tenemos varios retos: se está empezando a frenar el crédito. Hay un deterioro de la cartera. Y las complicaciones en el frente inflacionario resultaron más complejas de lo que pensábamos”.
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