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El recuerdo de ‘Ñeñe’ Hernández reaparece en una pelea entre Gustavo Petro e Iván Duque

El presidente utiliza una imagen del exmandatario con el difunto ganadero, quien fue acusado de narcotráfico, para responder a las críticas de su antecesor sobre los acercamientos con el crimen organizado

Lucas Reynoso
José 'El Ñeñe' Hernández José 'El Ñeñe' Hernández
Iván Duque junto a José 'Ñeñe' Hernández y la esposa de este, María Mónica Urbina.RR.SS

El recuerdo de José Hernández, conocido como Ñeñe Hernández, ha reaparecido en la primera plana de la política colombiana. El presidente de la República, Gustavo Petro, ha publicado este jueves en su Twitter una foto del difunto ganadero, acusado de vínculos con el narcotráfico y asesinado hace cuatro años en Brasil. Allí, se lo ve feliz junto al expresidente Iván Duque, que también sonríe. El mensaje, sin declaraciones verbales, no pudo ser más contundente para elevar la tensión entre el mandatario y su antecesor. Duque había criticado el miércoles los acercamientos del Gobierno para que los grupos narcotraficantes desmantelen sus estructuras a cambio de beneficios judiciales. “Negociar con narcos es la claudicación de la LEGALIDAD [sic]”, había objetado.

Las críticas del expresidente se dieron en medio de un debate sobre la terminología que debe utilizarse para referirse al sometimiento a la justicia de los grupos criminales. La ley de la paz total habla de “acercamientos” para diferenciar los diálogos con los narcotraficantes de las “negociaciones” que se llevan adelante con las guerrillas, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El sometimiento es una figura destinada a grupos que carecen de un carácter político y se limita a otorgar beneficios judiciales, sin la agenda política, social o militar de los diálogos con las guerrillas. Sin embargo, la diferencia entre “acercamiento” y “negociación” no es del todo clara en la discusión pública del día a día.

El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, encendió la discusión esta semana. Afirmó el martes en la noche en el noticiero CM& que el Gobierno quería “una negociación general” con el Clan del Golfo y otras organizaciones criminales. El objetivo, según él, es que esto posibilite que devuelvan el dinero ilegal, entreguen sus rutas y paguen condenas. “En Colombia hay que negociar con la delincuencia si queremos acabar con toda la violencia, pero bajo nuestras condiciones”, dijo antes de matizar que se refería al sometimiento a la justicia. La polémica estalló al punto de que Petro tuvo que reiterar en Twitter que su ministro aludía a las “negociaciones” de sometimiento que llevará adelante la Fiscalía y no el Ejecutivo.

Velasco, por su parte, aclaró el miércoles en la mañana, en Caracol Radio, que se refería a los acercamientos que menciona la ley de la paz total y no a los diálogos de paz tradicionales. Ya no habló de “negociaciones” para referirse a los narcos: “Hay una diferencia muy grande, no es lo mismo sentarse a negociar un acuerdo de paz con el ELN que plantear una estrategia de desmovilización de grupos criminales, ofreciéndoles una política de sometimiento que queda inscrita en la ley y que la aplican fiscales y jueces”.

Sin embargo, no todos están convencidos de que estos procesos sean tan distintos. En marzo, el fiscal general y amigo de Duque, Francisco Barbosa, acusó al Gobierno de otorgar demasiados beneficios y de disfrazar los acercamientos como un proceso de paz. “Pablo Escobar estaría feliz con esta ley de sometimiento”, declaró. Es en esa línea que se expresó el expresidente Duque el miércoles: “¿Negociar con narcos? ¿Qué se negocia con criminales? Negociar es acercarse a la posición del otro. ¿Qué tiene el Estado de Derecho que acercar de la posición del crimen organizado?”, escribió en Twitter.

El presidente, por su parte, considera que es el Gobierno anterior el que ha tenido vínculos con el crimen organizado. La imagen de Ñeñe Hernández hace referencia a las acusaciones de que el ganadero hizo aportes ilegales a la campaña presidencial del exmandatario en 2018. Unas conversaciones interceptadas en 2020 se podrían entender como prueba de que Ñeñe había comprado votos para Duque, aunque su sentido era impreciso. No era cualquier ganadero: estaba señalado por presuntos vínculos financieros con Marcos de Jesús ‘Marquitos’ Figueroa, un narcotraficante de La Guajira. Hasta las revelaciones, Ñeñe era un empresario que contaba con el apoyo de figuras como Álvaro Uribe, que expresó que sentía “mucho dolor” por el asesinato.

Duque ha respondido a la acusación de Petro con imágenes de Ñeñe Hernández tras las rejas y recortes periodísticos que señalan que la Fiscalía desestimó las denuncias sobre una supuesta contribución a la campaña presidencial de 2018. “Con el narcotráfico no se negocia, se combate, se captura y se extradita. Una imagen de la realidad es más elocuente que las de la infamia y la calumnia desmentidas por la justicia”, resaltó en Twitter.

La pelea entre Petro y Duque no es la primera de los últimos meses. En septiembre, el presidente acusó a su antecesor de ser el responsable de que existan las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “El objetivo era reconstruir las FARC armada para que siguiera existiendo la excusa de la guerra”, señaló durante una entrevista en Caracol Televisión. Duque le respondió en Twitter que las disidencias ya existían antes de su administración y que él las había enfrentado: “En mi Gobierno las combatimos, no las premiamos ni equiparamos al Estado”. Asimismo, en febrero de este año, Petro declaró que su antecesor era el responsable de una malversación de más de 20 billones de pesos para favorecer un metro elevado en Bogotá.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.

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