Asesinado un periodista que investigaba la muerte de mujeres en Ciénaga de Oro, un municipio acechado por el narcotráfico
El periodista Luis Gabriel Pereira viajaba en una moto cuando unos sicarios lo interceptaron y lo acribillaron en medio de la carretera
Las balas han silenciado de nuevo a otro periodista. Luis Gabriel Pereira, director de una página de noticias alojada en Facebook, fue asesinado el martes por dos sicarios que viajaban en moto y lo interceptaron en mitad de la carretera. Uno de ellos se bajó y le disparó a quemarropa. El suceso ocurrió en Ciénaga de Oro, un municipio de la región ganadera de Córdoba en la que impera el narcotráfico. Pereira había revelado recientemente en sus artículos el nombre de un presunto asesino de mujeres que actuaba con impunidad en Ciénaga.
Las autoridades han ofrecido una recompensa de 2.200 dólares por cualquier información que ayude a localizar a los dos asesinos. A diferencia de otros periodistas que guardan una actitud más prudente, Pereira publicaba en su portal llamado Notiorense casos de violencia y sucesos policiales sin ocultar el nombre de los responsables. La ciudad desde la que lo hacía está próxima a Montería, una de las cunas del paramilitarismo en los años noventa. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) ha investigado el caso y considera que Pereira fue asesinado por su trabajo como reportero. Ha pedido a la Fiscalía colombiana que investigue el caso a fondo.
#AlertaFLIP | Lamentamos el asesinato de Luis Gabriel Pereira, periodista del medio Notiorense, en Ciénaga de Oro, Córdoba.
— Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) (@FLIP_org) May 10, 2023
Extendemos nuestras condolencias a su familia y amigos.
Estamos documentando el caso. pic.twitter.com/6sLq8ze0l1
Pereira, de 25 años, llevaba apenas unos meses como periodista, desde que abrió el portal, según la FLIP. Se empleaba también como mototaxista. Recientemente había publicado una serie de noticias sobre el asesinato de una mujer en Ciénaga en las que revelaba el nombre del presunto responsable. Sus compañeros de profesión estaban preocupados por las informaciones que escribía. El comandante de Policía y la alcaldesa del municipio, entrevistados por la fundación, señalaron que los homicidios han aumentado en los últimos meses en el municipio y han reconocido la presencia de grupos armados ilegales que se dedican al narcotráfico. Todavía no tienen una hipótesis sobre el asesinato.
“La Fiscalía General, a cargo del fiscal Francisco Barbosa, debe incluir dentro de sus hipótesis de investigación que el móvil del asesinato podría estar relacionado con su ejercicio periodístico. Además, es deber de la Fiscalía investigar de manera diligente el crimen y desplegar los actos urgentes necesarios para que se emprendan las acciones investigativas que permitan identificar a los autores materiales y a los determinadores”, señala la FLIP en un comunicado.
La FLIP ha hecho un llamado explícito al presidente Gustavo Petro a que rechace públicamente estos hechos y tome las acciones que estén a su alcance para prevenir la violencia dirigida hacia los y las periodistas. Debe haber una articulación entre entidades locales y nacionales que busquen prevenir de manera efectiva la violencia contra la prensa en Córdoba. Precisamente Ciénaga de Oro es el municipio en el que nació Petro hace 63 años. Ahí todavía viven su madre y algunos primos y tíos.
Siendo él muy niño, sus padres se mudaron a una ciudad al sur de Bogotá y no regresó a Ciénaga hasta su adolescencia, donde descubrió sus raíces y el carácter caribeño que a día de hoy continúa muy arraigado en él. El conocimiento de la zona le llevó a denunciar en su etapa de congresista los nexos del paramilitarismo con la política, un proceso que llevó a la cárcel a muchos involucrados. En este lugar también suele denunciar Petro que las tierras están en manos de grandes latifundistas —entre ellos, el expresidente Álvaro Uribe— que las utilizan para que paste el ganado y no para que los agricultores cosechen.
Las probabilidades de que se resuelva el crimen de este periodista son remotas. En Colombia hay una gran impunidad: una de las últimas estadísticas señala que solo se resuelven seis de cada 10 homicidios. Ese es el caso de Rafael Moreno, el periodista de investigación asesinado hace un año, también en Córdoba, por un sicario que entró al restaurante con su nombre que acababa de abrir y lo mató delante de los clientes —hay un tercer periodista asesinado, Wilder Córdoba—. Moreno delataba a alcaldes y diputados que malgastaban el dinero público o directamente se lo quedaban. Las autoridades todavía no tienen una pista de quién acabó con su vida. Un grupo de reporteros de medios locales y extranjeros, entre los que se encuentra EL PAÍS, ha continuado sus investigaciones y ha puesto al descubierto el clientelismo y la corrupción que campa en los ayuntamientos de esa zona.
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