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“He marchado el Primero de Mayo toda mi vida y es la primera vez que lo hago en apoyo de un Gobierno”

Tras el recambio en el Gabinete, el presidente colombiano se da un nuevo baño de masas en el Día Internacional del Trabajo y radicaliza su discurso

Seguidores del presidente Gustavo Petro en la Plaza de Armas, el 1 de mayo de 2023.
Seguidores del presidente Gustavo Petro en la Plaza de Armas, el 1 de mayo de 2023.Chepa Beltran

El Gobierno de Gustavo Petro ha apostado fuerte por las movilizaciones del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajador. Varios ministros acompañaron a los sindicatos, partidos políticos y movimientos sociales en un recorrido en Bogotá desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar, el centro simbólico de la cuidad, y luego a la Plaza de Armas, frente a la Casa de Nariño. Allí, el presidente realizó su segundo discurso “desde el balcón” como una forma de comunicarse directamente con sus seguidores. Menos de una semana después de su recambio de Gabinete, los llamó a multiplicar el apoyo a las reformas sociales que se tramitan en el Congreso. “No nos dejen solos en estos palacios enormes y fríos. No nos dejen solos ante la jauría de privilegiados”, les pidió.

El discurso del mandatario fue uno de los más confrontacionales desde el inicio de su gestión, en agosto del año pasado. Las dificultades para sacar adelante la reforma a la salud empujaron la semana pasada al presidente a alejarse del pragmatismo y dar un volantazo a la izquierda, con la llegada de ministros más cercanos a su círculo. Probar que aún mantiene el apoyo en las calles se volvió fundamental en un contexto donde su popularidad cae. La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, lo dejó en claro cuando le dio la bienvenida a la Guardia Indígena al inicio de la movilización: “Hoy más que nunca el Gobierno necesita al pueblo caminando”.

Los simpatizantes de Petro acudieron al llamado para respaldar al Ejecutivo. Varios repetían que este Primero de Mayo era distinto a los del pasado, porque era la primera vez que salían a marchar en favor de un presidente y no en contra. “He marchado toda mi vida y es la primera vez que marcho en un Gobierno del cambio. Apoyo totalmente la reforma [laboral] porque es para los pobres”, comentó a este periódico Luz Mercy Galindo, líder de la Unión Sindical Obrera. Ella y otros trabajadores se quejaban de los “obstáculos” de las élites colombianas para “recuperar” derechos que otras administraciones les quitaron.

Las muestras de respaldo fueron diversas. Desde varios puntos de Bogotá salieron comparsas de colectivos populares, sindicatos tradicionales, grupos indígenas y partidos de la coalición de Gobierno. Colmaron la tradicional carrera Séptima en el centro de la ciudad, mientras que ciudadanos de a pie hacían fila para entrar en la Plaza de Armas, enfrente de la Casa de Nariño. Sus reclamos fueron amplios: desde apoyos a la reforma laboral, hasta la paz total. “Nos están matando, persiste la guerra en nuestros territorios”, resaltó una líder indígena.

La actitud del presidente se contagió a sus seguidores. “Lo que es con Petro, es conmigo”, “Es ahora o nunca”, leían unos carteles antes de llegar a la Plaza de Bolívar. “Sin miedo, sin chantaje, adelante presidente Petro”, decía otro en la entrada de la Plaza de Armas.

La Policía Nacional calcula que participaron 75.000 personas en todo el país. Aun así, las plazas en Bogotá nunca se llenaron por completo e incluso la más pequeña Plaza de Armas tuvo huecos que se agrandaron a medida que avanzaba el discurso de Petro. Aunque el Ejecutivo tenía expectativas de mostrar su fuerza, la concurrencia no fue tan masiva como se esperaba.

Mientras los marchantes resaltaban el “progresismo” del Gobierno actual, las dinámicas de las movilizaciones fueron similares a otros años. Algunos líderes sindicales llegaron a la Plaza de Bolívar y se retiraron antes del mensaje del presidente. El único contraste evidente con el pasado fue una presencia más limitada de la Policía y la tranquilidad en la que se desarrolló la jornada, que solía terminar con choques entre grupos anarquistas y policías.

Defender al Gobierno

El presidente enfatizó en la necesidad de que el pueblo se movilice para defender al Gobierno. “El pueblo debe ser la primera línea de las luchas por las transformaciones de Colombia”, exclamó. “La gran revolución en marcha demanda una clase trabajadora que se movilice, que luche, que se organice, que se una”, agregó.

El discurso, más que nunca, se apoyó en la historia. Petro citó varias veces a los expresidentes Alfonso López Pumarejo y José María Melo, un político del siglo XIX que murió en México y a quien el Ejecutivo quiere sacar del olvido. Se posicionó como el sucesor de ellos en las luchas por la libertad, la redistribución de tierras y la justicia social. “Lo que se necesita es que el pueblo esté movilizado como lo estuvo con [Simón] Bolívar, como lo estuvo con Melo, como lo estuvo con López Pumarejo y [Jorge Eliécer] Gaitán”, dijo el mandatario.

El oficialismo del Partido Liberal estuvo en el centro de los ataques por haber retirado su apoyo a la reforma a la salud. “Los liberales han vuelto a traicionar al pueblo (...) Se echaron para atrás solo porque los dueños del capital presionaron a uno de los mayores voceros, el expresidente [César] Gaviria”, declaró Petro. Tras esa afirmación, las emociones se tomaron la Plaza de Armas. Los abucheos contra el exmandatario y director de la colectividad fueron ensordecedores.

El público no se sorprendió con el tono beligerante. El enojo era un sentimiento compartido. Ruth Salcedo, una trabajadora social de Bogotá, explicó mientras salía de la Plaza de Armas que comprendía “el dolor” de Petro ante los obstáculos de las élites. Para ella, las referencias históricas son necesarias: “Hay que acabar con las maquinarias que quieren que olvidemos el pasado”. La sintonía con el mandatario era evidente. “Aquí enseñan a olvidar a quien lucha por el pueblo”, había comentado Petro.

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