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Se ahonda la crisis de las aerolíneas: Viva Air declara el estado de insolvencia

La aerolínea de bajo coste presenta un “plan de supervivencia” mientras los entes de control aclaran la viabilidad de su proceso de fusión con Avianca y la nueva propuesta de la chilena JetSmart

Un avión A320-200 de la aerolínea colombiana Viva Air
FILE PHOTO: An Airbus A320-200 plane of Colombian airline Viva Air is seen at El Dorado airport in Bogota, Colombia May 8, 2019. Picture taken May 8, 2019. REUTERS/Luisa Gonzalez/File PhotoLuisa Gonzalez (REUTERS)
Camilo Sánchez

Viva Air se bate para sobrevivir. Tras una década de buenos resultados, la pandemia ha dejado una ola de números rojos en las cuentas de la ‘low cost’ colombiana y en el primer semestre del año pasado acumuló pérdidas por 172.240 millones de pesos, unos 36 millones de dólares. De esta manera, sus gestores han presentado ante la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño la documentación para acogerse a la Ley de Insolvencia y reflotar la compañía a través de un salvavidas financiero u otros mecanismos de reestructuración de sus deudas.

La compañía fundada en Medellín en 2009 ya venía adelantando un proceso de integración empresarial con Avianca desde abril del año pasado. Un plan algo accidentado, debido a los errores procedimentales del encargado de velar por la libre competencia en el mercado aéreo, la Aeronáutica Civil, en primer término, y más tarde a las objeciones planteadas por la Superintendencia de Industria y Comercio en una investigación abierta debido a indicios de que la operación se adelantó sin la aprobación del regulador.

La Aerocivil, además, emitió un concepto desfavorable. La resolución señalaba que un hipotético matrimonio entre Viva y Avianca daría pie a un panorama muy cercano al monopolio en el mercado local. Es decir, una violación al derecho a la libre competencia. El plan de supervivencia, explicó el exsuperintendente de Sociedades Francisco Reyes a Bloomberg, sustenta la tesis de que una fusión con otra aerolínea que venga a su rescate sería crucial para hacer frente a su desaparición. Es decir, le insufla nuevos bríos a la operación con Avianca.

Y es que desde diversos frentes se han presentado denuncias con abundante documentación que demostraría que los derechos económicos de Viva, de hecho, ya son propiedad de Avianca. Uno de ellos es el exsuperintendente Jorge Enrique Sánchez, quien presentó una acción popular ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca: “La crisis de Viva es producto del marchitamiento deliberado al que la sometió Avianca desde abril del año pasado”, afirma.

La solicitud de reestructuración se da pocos días después de que un capítulo inesperado de esta historia surgiera cuando la ultrabajocosto chilena JetSmart manifestó su interés en adquirir la totalidad de las acciones de Viva Air. En cuanto se conoció la noticia Avianca, cuyas aspiraciones están, en teoría, en suspenso y a la espera de la aprobación de los reguladores, desestimó la oferta por considerarla “inviable” y una maroma de distracción. Por eso Sánchez se lamenta de que la “pasmosa inactividad de las autoridades colombianas” pueda dar pie a un mal desenlace: “Si objetan la operación, Avianca habrá cumplido con su cometido de acabar con su más vigoroso competidor”.

Francisco Reyes precisó en Bloomberg que el proceso de restructuración empresarial de Viva contempla que el pago de créditos queda suspendido hasta que se logre algún acuerdo de reorganización. Emilio Archila, también exsuperintendente, subraya que lo más sobresaliente de esta acción para evitar la quiebra de Viva es que queda “completamente desvirtuada la posibilidad de que las autoridades aprueben la integración por la figura de excepción de empresa en crisis”, un argumento esgrimido por Avianca.

Archila, abogado de Ultra, una de las ocho líneas aéreas que se han opuesto a la petición de unión, precisa que uno de los “requisitos es que no exista ninguna opción distinta que permitir una integración que restringiría la competencia y en este caso es evidente que existen muchas vías distintas para intentar sacar adelante a Viva sin tener que condenar a Colombia a la restricción a la competencia”.

Viva, que tiene una plantilla de unos 1.250 empleados, informó que la decisión se da “tras seis meses de espera de la definición de la alianza con Avianca, que de ser aprobada nos permitiría continuar en el negocio de bajo coste mediante vinculación a otro grupo de aerolíneas con peso en la región”. Según las normas, el plan durará 90 días en las que la compañía, cuyo mayor accionista es el irlandés Declan Ryan, continuará “velando por la continuidad de las operaciones y la prestación de nuestros servicios”, según se lee en el comunicado.

Ahora los aspirantes a la fusión de Viva se deberán ceñir a las medidas que tomen la Aeronáutica Civil y la Superintendencia de Industria y Comercio. Y es que las preguntas centrales que llevan meses agitando el mercado aeronáutico siguen abiertas: ¿el matrimonio con Avianca constituye una infracción a la libre competencia?, ¿la fusión entre Avianca y Viva se llevó a cabo sin las autorizaciones requeridas?

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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