Vivir en dólares: los que ganan con la devaluación

Más allá de aquellos que trabajan en la Bolsa, pocas veces los colombianos estuvieron tan pendientes de la tasa de cambio que por primera vez en la historia del país roza los 5.000 pesos. Aunque la mayoría está preocupada por sus efectos en la vida cotidiana, hay algunos que viven en dólares y sectores económicos que, en medio del nerviosismo y la incertidumbre, no solo sobreviven, sino que mejoran sus negocios con la tasa de cambio. La divisa cerró el viernes a 4.835 y aunque esta aflojó después de varios días de sucesivos récords históricos, se mantiene en valores históricamente altos.

No hay cifras fiables de cuántos colombianos perciben ingresos en dólares, pero sí se sabe que las industrias exportadoras son las que más se han beneficiado. Eso por no contar que el aumento del dólar aumenta el valor de las remesas que envían los colombianos en el exterior a sus familiares, y que son parte fundamental de la economía colombiana. En 2021, según el Banco de la República, se recibieron 8.597 millones de dólares desde Estados Unidos, España, Chile y Reino Unido.

Más allá de las familias que reciben esos giros, la histórica disparada del dólar tiene a la expectativa a los exportadores y algunos productores agrícolas. De acuerdo con el Departamento Administrativo de Estadísticas (DANE) y el Departamento Administrativo de Impuestos y Aduanas (DIAN), entre enero y agosto de 2022 las exportaciones aumentaron en 45,9%, frente al mismo periodo de 2019. Los productos que registraron mayores aumentos fueron las industrias extractivas y los productos agropecuarios, como las flores, el café, el aceite de palma, las bananas y los desperdicios de cobre.

El sector de las flores, que sufrió un enorme bajón durante la pandemia, sería uno de los beneficiados. Colombia exporta al año 260.000 toneladas de flores que suponen la entrada de 1.500 millones de dólares (1.280 millones de euros) a la economía nacional. Ese gremio da 150.000 trabajos formales.

Luis Felipe Vidal es el director financiero de Flores Carmel, un cultivo de 24 hectáreas en el oriente de Antioquia. Aunque reconoce que la devaluación trae ventajas, dice que se trata de una utilidad en el corto plazo que es incompleta porque los insumos se han encarecido. “La materia prima del cartón, los plásticos, los químicos y los fertilizantes son importados. Eso sumado a la situación logística internacional”, dice. Especialmente grave es el caso de los fertilizantes, que antes eran exportados en su mayoría por Rusia y se han afectado por la invasión de ese país a Ucrania y las sanciones económicas. Eso ha generado enormes problemas en los sectores agrícolas del mundo y afecta también a los caficultores, uno de los sectores exportadores por excelencia. Incluso para ellos, el panorama a mediano plazo es incierto, aunque en el corto estén recibiendo más pesos por cada saco exportado.

El de la producción audiovisual es otro de los sectores que ganan en esta coyuntura. Juan Manuel Duque es CEO de Mambo Studio, una productora que exporta el 95 % de su trabajo, y dice que la divisa les ha permitido un mayor flujo de caja. “Aprovechamos este flujo para desarrollar una estrategia de venta directa”, explica. Antes, operaban con intermediarios que se quedaban con un margen, y ahora van directamente a los clientes en el exterior. “En Estados Unidos, por mucha inflación que haya, la gente nunca va a dejar de invertir en publicidad”, agrega Duque.

Sin embargo, incluso para ellos la divisa alta trae algunas dificultades. Las empresas de software están encontrando dificultades al tener que comprar productos tecnológicos. “Todo lo que es software y hardware no solo se ha disparado sino que es difícil de conseguir”, dice Andrés Valencia, CEO de Stargate Studio, una productora de efectos visuales que ha aprovechado la divisa alta para dar bonificaciones a sus empleados.

Tanto Duque como Valencia coinciden en que es momento de retener el talento que han capacitado. “El dólar nos afecta a los emprendedores en la medida en que nos podemos quedar sin mano de obra porque muchas personas ofrecen servicios a empresas de forma directa a otros países y con sistemas de pago que tampoco sirven a los estados”, dice Valencia.

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