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Arturo Luna, ministro de Ciencia de Colombia: “Hay que establecer un diálogo con los saberes indígenas”

El nuevo titular de Ciencia, Tecnología e Innovación revela en entrevista con EL PAÍS que buscará recursos de cooperación internacional para impulsar la investigación

Arturo Luna
El Ministro de Ciencia Arturo Luna en su despacho en el centro de Bogotá en entrevista con El Pais, el 17 de Agosto 2022.Ricardo Pinzón Hidalgo
Juan Miguel Hernández Bonilla

El nuevo ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia, Arturo Luna, se define a sí mismo como “un hombre de origen indígena que se formó en la ciencia moderna y en el método científico”. Luna (Flor del Monte, Sucre, 38 años) nació y creció en un pequeño pueblo rural de los Montes de María, una de las zonas del país más afectadas por la pobreza y el conflicto armado. “Durante muchos años mi familia y yo padecimos el impacto de la violencia, vimos a muchas personas morir y a muchas salir desplazadas, huyendo de la guerra”. Luna se formó en la escuela de su pueblo, entró a la única universidad pública del departamento a la carrera de biología y, gracias a una beca Fulbright, hizo un doctorado en microbiología, inmunología y parasitología en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Luisiana, Estados Unidos.

De padre campesino y madre analfabeta, uno de siete hermanos, Luna aprendió inglés leyendo, viendo televisión sin subtítulos, escuchando música y traduciendo artículos con diccionario en mano para ganar algo de dinero. Antes de viajar al exterior, vendió minutos de celular en la cafetería de la universidad, debajo de un árbol de guadua, donde conoció a su esposa. Fue también profesor de ciencias naturales en una pequeña escuela del corregimiento de Don Gabriel, Sucre, tristemente famoso por la presencia de la guerrilla y los grupos paramilitares. “Muchas cosas lamentables sucedieron allí. Me acuerdo de que era difícil llegar a dar clase, nos tocaba ir en moto, no había carretera, el camino siempre estaba lleno de barro”.

Luna recibe a EL PAÍS en su despacho, tan solo unas horas después de que el presidente Gustavo Petro lo posesionara. Al llegar a la oficina, el nuevo ministro saluda de abrazo a los celadores y las recepcionistas. Los aprecia y los conoce desde hace tiempo, pues trabajó en el Ministerio como gestor de ciencia y tecnología y líder de los programas de biotecnología y Colombia Bio. “Hay que conseguir recursos de cooperación internacional para cumplir nuestras metas de presupuesto en investigación, no es suficiente con el dinero del Plan de Desarrollo”, dice Luna con esperanza. Y añade: “Vamos a reactivar el diálogo inmediato con Ecopetrol para trabajar en conjunto en la transición energética”.

Pregunta. El presidente Gustavo Petro se demoró más de una semana en escoger al ministro de Ciencia, un cargo disputado por los partidos políticos. Su nombramiento fue una sorpresa. ¿Por qué cree que lo eligió?

Respuesta. Me retiré del ministerio en junio de este año. No me esperaba este nombramiento. Fue bastante impactante cuando me lo ofrecieron. Estoy convencido de que la decisión tuvo que ver con que soy un hombre de origen humilde, que salió adelante, primero con la educación pública y luego utilizando la ciencia como un canal para alcanzar un objetivo. Pienso que todas las dificultades que viví en mi juventud, más mi formación académica y doctoral, la experiencia científica que tuve en Estados Unidos, y los años de trabajo previos en el Ministerio ayudaron a que el presidente me eligiera.

P. ¿Cuál será su objetivo principal al frente del MinCiencias?

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R. Creo que el problema más grave de la ciencia en Colombia es la escasa financiación. Quiero cambiar eso. Soy consciente de que al ser un ministerio nuevo y pequeño, los recursos del Plan Nacional de Desarrollo son menores, pero eso no puede ser una limitación. Vamos a gestionar recursos de cooperación internacional para aumentar nuestro presupuesto.

P. ¿Cómo?

R. Parte de mi tiempo en Colciencias lo destiné a esa labor y sé como crear confianza en los aliados para que vean que sus aportes tienen un impacto en la sociedad. Es una forma de ayudar a cumplir las metas de presupuesto que tenemos en investigación y en desarrollo. Otra cosa que quiero hacer es trabajar con los demás ministerios, con otras entidades del gobierno, con las universidades, con el sector productivo, hacer apuestas conjuntas, sacar la ciencia del ministerio.

P. Hace poco la ciencia llegó a los titulares de los medios de comunicación nacionales por un debate entre los saberes “ancestrales” y el método científico “hegemónico”, ¿Cuál será el rumbo del ministerio en ese dilema?

R. Ese debate despertó muchas conversaciones interesantes. Soy una persona de origen indígena que se formó en la ciencia moderna y en el método científico. Soy consciente de que hay que establecer un diálogo entre esos saberes indígenas, afros y campesinos y la ciencia moderna occidental. Muchas soluciones para los problemas cotidianos de la sociedad actual se pueden encontrar en el conocimiento que tienen las comunidades indígenas.

P. ¿Cómo cuáles?

R. Por ejemplo, la cura de las enfermedades con plantas o la producción agropecuaria más sostenible. En esa tradición hay herramientas para empezar a resolver problemas de salud pública, de alimentación, e incluso, de cambio climático. Hay que aprender a utilizar todos esos conocimientos. Son siglos de sabiduría que la sociedad puede aprovechar, pero tenemos que retribuirles a esas comunidades sus enseñanzas.

P. El presidente ha hecho énfasis en la importancia de la ciencia para contener el cambio climático, en el discurso de posesión dijo que será un pilar fundamental el gobierno, ¿cómo asume ese reto?

R. La ciencia debe aportar soluciones concretas al cambio climático. Desarrollar mejores paneles solares, avanzar en la producción de hidrógeno a partir de agua para la transición energética, ayudar a que un campesino pueda producir sus alimentos a menor costo y con menos impacto ambiental. Uno de los problemas más graves de la agricultura, por poner solo un caso, es la contaminación de los fertilizantes. Desde la ciencia podemos generar nuevas tecnologías que disminuyan esos daños. Es importante que las empecemos a desarrollar en Colombia.

P. Una hora después de posesionado, ¿Qué es lo primero que va a hacer, su primera orden?

R. Sentarme con mi equipo, hablar con la gente de la entidad, expresarles mi confianza, mi apoyo. Ellos saben de mi estilo de trabajo y les gusta. Después hay que empezar a reorganizar la casa, que la gente se sienta tranquila y contenta trabajando acá.

P. Eso en el método, pero dígame una acción concreta que quiera poner en marcha de inmediato

R. Voy a reactivar los diálogos con entidades como Ecopetrol y el SENA. Queremos llegar a acuerdos que nos permitan avanzar en la ejecución de actividades en ciencia, tecnología e innovación. Con Ecopetrol, por ejemplo, vamos a aportar toda la capacidad técnica del ministerio para ayudar en la transición energética.

P. Ahora que habla de reunirse con su equipo, ¿quiénes serán sus viceministros y directores de departamento?

R. Es una decisión que hay que consultarla con el señor presidente, no le puedo decir ningún nombre por ahora.

P. En Colombia hay un puente roto entre el conocimiento que se produce en las universidades y los problemas de la sociedad, ¿cómo reconstruirlo?

R. Me gustaría tener aliados como los medios de comunicación para que me ayuden a divulgar la ciencia que se hace en la academia, para que el ciudadano común y corriente pueda ver la importancia que tiene en su vida cotidiana. Necesitamos que la gente entienda que la ciencia hace posible el computador, el televisor, el celular.

P. ¿Qué piensa hacer con la Misión de Sabios?

R. Ellos dieron muy buenas recomendaciones para el desarrollo de la ciencia en Colombia en el largo plazo. Voy a conversar con ellos. Los tendré muy cerca. También vamos a recoger las sugerencias del equipo de empalme.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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