Casi 200 bebés fueron abandonados por sus madres durante 2013 en Guatemala
La pobreza extrema y las violaciones son las causas más probables de este fenómeno
Un grupo de trabajadoras de una maquila de ropa caminaba, a mediados de octubre de 2013, hacia la parada de autobuses en un barrio periférico del este de la capital guatemalteca, cuando escucharon el llanto, apagado, de un bebé. Movidas por la curiosidad se dirigieron al lugar de donde procedía el lamento y encontraron, envuelta en sábanas raídas, a una niña de pocas horas de nacida, como posteriormente conformaron los médicos del Hospital Nacional San Juan de Dios, a donde fue llevada por los socorristas. Tras unos días en la unidad de cuidados intensivos, la pequeña fue dada de alta y llevada a una casa cuna, donde ahora aguarda por una familia que quiera adoptarla.
No es un hecho aislado. A lo largo del año recién terminado, la Procuraduría General de la Nación (PGN, fiscalía) registró 197 casos de bebés abandonados, lo que significa un incremento del 20% en relación con el año 2012, dijo a EL PAÍS el procurador de la Niñez y Adolescencia de la Fiscalía, Erick Cárdenas.
El funcionario puntualizó que, en la mayoría de los casos, los niños son abandonados en sus primeros meses de vida. “Los abandonan al nada más nacer o antes de cumplir los seis meses. Hay algunos casos, los menos, en que se han encontrado a niños de un año y medio y hasta de dos años”, dijo el funcionario, quien explicó que en esos rangos de edad los pequeños no pueden identificar a sus padres biológicos.
Para Cárdenas, hay diversas causas que pueden explicar este fenómeno. La principal de ellas, la pobreza que obliga a muchas madres a dejar a sus niños en lugares donde puedan ser fácilmente localizados, como iglesias o salas de espera de hospitales, para que sean llevados a lugares que les garanticen, como mínimo, la comida para sobrevivir.
Otras circunstancias que explican el abandono son sociales –la vergüenza de ser madres solteras–, la ausencia de educación sexual, o las violaciones. A las anteriores se suma, particularmente en los últimos años, el hecho de que muchas mujeres, cuyos maridos han emigrado a Estados Unidos, resultan embarazadas y, antes de abortar, prefieren abandonar a sus bebés.
“Todos son embarazos no deseados y, en muchos casos, embarazos de adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual, extremo que se da mayoritariamente en el entorno familiar”, apunta el funcionario, “porque de lo contrario el abandono no se explicaría”.
El futuro de estos bebés es tan incierto como su llegada al mundo. “Nuestra primera prioridad es restituir a estos niños sus derechos más elementales, los que les fueron violentados al nada más nacer. En consecuencia, entra a un proceso de medidas de protección, por lo que queda a disposición de un juez, para que se trate de localizar a su familia. En caso positivo, los protocolos mandan investigar si son idóneos para la crianza y educación del menor, partiendo de la premisa que fue abandonado”, explica Cárdenas, quien añade que, a la fecha no se ha registrado ni un solo caso de una madre que, tras recapacitar, haya decidido buscar a su retoño. “Nunca aparecen los familiares”, subraya.
En consecuencia, el futuro de estos niños sólo puede ser que encuentre una familia que quiera adoptarlos, lo que lleva a trámites largos y engorrosos, que muchas veces dan al trasto con la buena voluntad de los matrimonios que quieren incorporarlos a sus familias.
Con respecto a otro fenómeno que ocurre en Guatemala, el robo de niños –22 casos registrados oficialmente en 2013–, se trata de pequeños que son vendidos a matrimonios extranjeros, a quienes por el momento está vedado el adoptar a niños guatemaltecos, y se descarta, aunque con alguna reserva, que se pretenda utilizarlos como potenciales donadores de órganos, como es la percepción generalizada, de acuerdo con el experto.
“La nobleza de la adopción fue prostituida por notarios, médicos y comadronas (parteras) inescrupulosos que convirtieron la figura en un negocio multimillonario, lo que obligó a las autoridades a la creación del Consejo Nacional de Adopciones (CNA), que ahora es el único con la potestad de autorizarlas”, recuerda Cárdenas, quien señala que, de acuerdo a las estadísticas, tanto el abandono como el robo de bebés se incrementaron, notablemente desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Adopciones y la creación del CNA.
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