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Los gibraltareños reniegan del uso del Peñón en la guerra del Brexit

Los vecinos del Peñón critican que la negociación exija un acuerdo sobre la colonia

Javier Martín-Arroyo
Entrada a Gibraltar con el Peñón al fondo.
Entrada a Gibraltar con el Peñón al fondo. PACO PUENTES (EL PAIS)
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“Hay que bajar todo un poquito de tono. La UE le dijo a Reino Unido que no usara a las personas como moneda de cambio. Y ahora Bruselas, bajo presión diplomática de España, está haciendo exactamente eso, usando a Gibraltar como bajara política. Lo vemos una actitud hipócrita”. Christian Hernández, presidente de la Cámara de Comercio de Gibraltar, resume el sentir de los 33.000 vecinos del Peñón, que molestos piden quedar fuera de las negociaciones entre los Veintisiete y Reino Unido para su salida de la Unión Europea.

Las directrices para la negociación sobre el Brexit fijan que cualquier acuerdo debe contar con el consentimiento de España sobre Gibraltar, lo que ha desatado protestas desde el partido conservador británico y de algunos miembros del Gobierno de Theresa May. En las calles de la colonia británica, las respuestas de sus vecinos son muy parecidas, todas con un tono de hartazgo después de que haya rebrotado la posibilidad de una soberanía compartida. El 99% de los gibraltareños decidió en un referéndum en 2002 permanecer en Gran Bretaña. “La consulta fue muy clara y otra ahora no diría nada diferente, a pesar del Brexit”, opina Claire Montado.

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El contraste con el apoyo masivo a continuar bajo soberanía británica llegó con la consulta para el Brexit, ya que el 96% de los gibraltareños votó en contra de abandonar la Unión Europea.

John Carreras, comercial llanito, admite que la ciudadanía del Peñón está “tensa” porque durante los próximos dos años tanto Reino Unido como España y la UE “van a tirarse piedrecitas y veremos por dónde saldrá el tiro”. “España podría cerrar la frontera, pero no creo que lo haga por sus trabajadores [unos 12.000 cruzan la Verja a diario para trabajar en la colonia]”, añade.

En paralelo, John King subraya: “Somos una obsesión para España y cada vez que hay problemas, salta Gibraltar. El referéndum fue muy claro, no tenemos que manifestarnos otra vez. Solo queremos un acuerdo para que las dos comarcas convivan en armonía”.

El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, utilizado gruesos calificativos contra España, al asegurar que “pagar” el Brexit con el Peñón supondría permitir a España que se comportara “como un matón”. Picardo ha cargado contra el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al que ha equiparado con un “marido cornudo” que “paga” con sus hijos la separación de su esposa. "No vamos a ser una víctima del Brexit, ya que no somos los culpables del Brexit: nosotros votamos a favor de permanecer en la Unión Europea, por lo que pagarlo con nosotros es permitir a España comportarse como un matón", informó Reuters. "Esto es un claro acoso español", añadió.

La preocupación por las negociaciones abiertas por el Brexit afecta tanto a los llanitos como a los los trabajadores españoles y de otras nacionalidades (sobre todo polacos y rumanos) que a diario cruzan la Verja para trabajar en empresas de la construcción, el juego online y las aseguradoras. “Como nos temíamos, las negociaciones no van a ser las mismas aquí con los trabajadores interfronterizos que en Almería para sus exportaciones de verduras y en Alicante con su población británica. Sabemos que los gibraltareños no van a permitir la cosoberanía. Esto quiere decir que estamos en un callejón sin salida”. El presidente de la Asociación de Trabajores Españoles en Gibraltar, Juan José Uceda, censura que el Gobierno desprecia el papel de la Roca como motor económico en una zona deprimida respecto a otros territorios del Levante a los que afectará de lleno el Brexit.

Además de los 12.000 trabajadores españoles empleados en Gibraltar, Uceda recuerda las exportaciones de productos españoles que cada día cruzan la frontera en unos 200 camiones. “Será otro grave daño para la economía de la zona, otra ruina. Nuevos impedimentos en la frontera significarían grandes pérdidas económicas, porque hoy no se puede emigrar como en 1969 debido a la crisis y las restricciones de movimientos”, critica.

El alcalde de La Línea, Juan Franco, subraya el temor a que la economía de Gibraltar se desplome al igual que su obra pública, lo que provocaría “una desbandada de empresas”. A continuación, esto acarrearía un descenso del gasto de los ciudadanos del Peñón y pudiera provocar “un cataclismo en la ciudad”. “No quiero sonar apocalíptico, pero la situación es muy complicada. Esperamos que las medidas del Gobierno sean las adecuadas, porque ya perdimos un 40% de población en 1969 [cuando se cerró la Verja]”, resume.

Las consecuencias y restricciones de derechos para los trabajadores españoles son aún una incógnita, aunque solo la imposición de mostrar el pasaporte en la Verja, ya acarrearía grandes colas de varias horas de espera y cuyos efectos en la economía son patentes dadas las experiencias anteriores. “Empezarían con el pasaporte y no sabemos qué más. Aquí el PSOE firmó unos tratados y luego llegó el PP y los eliminó todos”, critica Harry Van Gils. Las colas en la frontera provocarían que muchos desplazamientos de llanitos hasta La Línea para compras de alimentación y farmacia, y en restaurantes y ocio, con el perjuicio para la economía de la población gaditana.

“Elevar la temperatura innecesariamente”

La comparación del exlíder tory lord Michael Howard entre la defensa de Gibraltar y las Malvinas por parte del Reino Unido con regusto bélico han causado perplejidad en la Roca, según coinciden diversos ciudadanos.

Jonathan Sacramento, redactor jefe de noticias en la televisión local GBC, define la intervención de Howard como unas palabras “incómodas” para “elevar la temperatura innecesariamente y que no hacen bien a nadie”. Y sin embargo, la polémica, difundida con profusión por la prensa inglesa el pasado fin de semana, puede provocar que el destino de Gibraltar sea más tenido en cuenta por Reino Unido en la complicada negociación para apuntalar el Brexit.

“Hay un gran escepticismo sobre cómo de alto estamos en las prioridades de Reino Unido. La realidad es que no sabemos cómo nos afectará el Brexit. Esa es la incertidumbre y la angustia”, resume Sacramento.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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