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Rusia endurece su ofensiva siria tras el primer contacto entre Putin y Trump

El único portaaviones ruso entra en combate por primera vez, mientras Alepo vuelve a sufrir bombardeos

Juan Carlos Sanz

Tres semanas después de haber suspendido los bombardeos contra Alepo y al día siguiente del primer contacto telefónico entre presidente Vladímir Putin y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, Rusia ha endurecido este martes los ataques en Siria. Bombardeos Sujoi-33 despegaron desde el portaaviones Almirante Kuznetsov, fondeado frente a la costas sirias, que ha entrado en combate por primera vez en su historia después de un polémico periplo al frente de una flotilla desde el Báltico hasta el Mediterráneo oriental.

Una ambulancia dañada este martes tras un bombardeo cerca de Alepo.
Una ambulancia dañada este martes tras un bombardeo cerca de Alepo.AMMAR ABDULLAH (REUTERS)

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, anunció en Moscú la reanudación a gran escala de la operaciones militares en Siria. Los bombardeos, acompañados por el lanzamiento de misiles de crucero desde la fragata Almirante Grigoróvich, golpearon posiciones rebeldes en las provincias de Homs e Idlib, donde las milicias islamistas que combaten al presidente de Bachar el Asad se han hecho fuertes.

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Aviones y helicópteros del régimen atacaron con misiles y barriles bomba barrios del Este de Alepo que se encuentran en manos de los insurgentes. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG que cuenta con una red de informadores sobre el terreno, precisó que los bombardeos habían causado al menos cinco muertos entre la población civil. Son las primeras víctimas que se registran desde el 20 de octubre, cuando se declaró la tregua unilateral. Muchos civiles asediados recibieron el domingo mensajes de texto de las fuerzas gubernamentales para conminarles a abandonar la ciudad en el plazo de 24 horas.

Putin conversó el lunes con Trump sobre la lucha contra el “enemigo común del terrorismo internacional y el extremismo", según informó el Kremlin. EE UU lidera desde hace dos años una coalición internacional contra el ISIS, que también es combatido por Rusia. Ambos países han chocado en repetidas ocasiones por sus posiciones sobre la guerra civil en Siria, en la que Moscú respalda al régimen de Damasco, y Washington, que ha acusado al Ejército ruso de cometer  crímenes de guerra, a las fuerzas rebeldes. Esta situación puede cambiar tras la llegada al poder de Trump, que ha anunciado que buscará una buena relación con Rusia y que pretende reducir las intervenciones militares de EE UU en el exterior.

El Ministerio de Defensa ruso aseguró que los aparatos que despegaron este martes desde su único portaaviones no atacaron Alepo en apoyo de las fuerzas gubernamentales sino que participaron en “en operaciones contra el Estado Islámico y el Frente al Nusra en Idlib y Homs”. Las fuerzas del ISIS no están presentes en Alepo, mientras que los yihadistas de Al Nusra —que ahora se denomina Frente de la Conquista del Levante— están desplegados en ambas provincias y en la dividida ciudad del norte. Moscú insistió en que sus objetivos eran los arsenales y los campos de entrenamiento yihadistas, así como “fábricas que producen sustancias para la aniquilación masiva de la población”. Un caza MIG-29K que había despegado el lunes desde la pista del Almirante Kuznetsov se estrelló durante un vuelo de entrenamiento después de que el piloto pudiera ponerse a salvo.

El ministro Shoigu también ha informado este martes del despliegue de otros siete sistemas de misiles de defensa aérea S300 en Siria, para cubrir la zona marítima siria hasta el territorio de Chipre. Además, se han desplegado baterías de defensa costera Bastión, con los que el régimen de El Asad puede cubrir la práctica totalidad de la costa siria. "Estos sistemas son capaces de destruir objetivos tanto en mar como en tierra a una distancia de 350 kilómetros en el mar y a casi unos 450 kilómetros en tierra", aseguró el ministro Shoigu.

Más de 250.000 personas se encuentran cercadas desde el pasado verano en los distritos del Este de Alepo, donde los convoyes humanitarios de Naciones Unidas no han podido acceder desde mediados de julio para llevar ayuda. La ONU ha advertido de que las últimas raciones de comida distribuidas ya se han agotado. Grupos de civiles han asaltado almacenes de las organizaciones humanitarias en medio de la carestía de alimentos. La FAO, la Organización para la Agricultura y la Alimentación, ha informado este mismo martes de que tras más de cinco años de guerra la producción agrícola se ha reducido a un nivel sin precedentes en Siria, lo que amenaza con forzar nuevos desplazamientos de refugiados a causa de la hambruna. Un 80% de las familias carecen de comida o de medios para poder adquirirla. Grupos de civiles han asaltado en Alepo almacenes de las organizaciones internacionales ante la carestía de los víveres.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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