La UE reclama controles de fronteras contra el yihadismo
3.000 combatientes europeos han viajado a Oriente Próximo
El yihadismo autóctono, el de los miles de combatientes que se enrolan en el conflicto de Siria e Irak en busca de una nueva vida, desborda a las autoridades europeas. Las cifras crecen sin cesar, y oficialmente la Unión Europea habla ya de 3.000 ciudadanos comunitarios —el triple respecto a mediados de 2013— que han emprendido ese camino a Siria y, probablemente a Irak, según explica a este diario el coordinador europeo para la lucha antiterrorista, Gilles de Kerchove. Un alto cargo de la diplomacia comunitaria eleva el dato a 4.000 y describe el fenómeno como “la mayor amenaza que vive la UE”.
Los llamados combatientes extranjeros representan la cara más global de un conflicto que ha agitado la escena internacional. “Hay un nuevo grupo terrorista presente en Irak y Siria [de nombre Jorasán] cuyo objetivo declarado no es esa guerra, sino Occidente”, alertó este miércoles De Kerchove en un encuentro con cinco diarios europeos. El zar antiterrorista ha viajado tres veces en los últimos seis meses a EE UU para disertar sobre esta materia, que inquieta enormemente a las autoridades norteamericanas.
Ante la magnitud del desafío, la UE trata de estrechar el control en los desplazamientos, especialmente los aéreos, pues la mayoría de los yihadistas que recalan en Siria vuelan primero a Turquía y desde allí acceden por tierra a la zona de conflicto. La propuesta más rompedora del responsable antiterrorista —apoyada por varios países, entre ellos Alemania— es hacer más sistemáticos los controles de pasaportes de europeos que regresan al espacio de libre circulación Schengen procedentes de un país tercero y viceversa. Hasta ahora solo se cotejan con los archivos policiales los pasaportes de ciudadanos ajenos al espacio Schengen que ingresan en él. Consciente de que la iniciativa rebasa lo establecido en el tratado, De Kerchove precisa: “Entre realizar controles aleatorios y hacerlos sistemáticos, hay margen para aplicar medidas, eso es lo que planteamos”.
Más allá de ese cambio de reglas, este alto cargo clama por una medida, en su opinión, mucho menos traumática. Se trata de crear un registro europeo de pasajeros que recoja información sobre todos los desplazamientos con origen en la UE hacia terceros países y a la inversa. Europa carece de una base de datos común, aunque, paradójicamente, los países miembros sí proporcionan esa información a EE UU.
Hasta ahora, De Kerchove se ha estrellado contra un muro al reclamar este instrumento, que fue rechazado por el Parlamento Europeo el año pasado por las dudas que generaba sobre el respeto a la privacidad. El coordinador antiterrorista lo defiende como “una de las pocas herramientas que permite detectar a viajeros sospechosos”, al recopilar sistemáticamente huellas clave para detectar a combatientes extranjeros: recorrido, datos de contacto, modo de pago del billete… En la propuesta de la Comisión Europea, esa base de datos que las aerolíneas deben nutrir y transmitir a las autoridades excluía información sensible como etnia, religión u orientación sexual.
Los Estados miembros quieren que la Eurocámara apruebe el proyecto a finales de año, una meta casi imposible de cumplir. Todo dependerá de la presión que ejerzan los países, cuya inquietud aumenta progresivamente. Francia reconoce tener a 900 yihadistas en Siria, Reino Unido supera los 500 y en el caso de Alemania suman casi 400, según estimaciones oficiosas. Las cifras son similares en Reino Unido y algo inferiores en Bélgica (300). España, en cambio, solo admite haber registrado una cincuentena de casos, pese a que se han desarticulado varias células de reclutamiento yihadista en Ceuta y Madrid, con una docena de detenidos.
Más allá de la casuística, las cifras no son homogéneas. Algunos países ofrecen datos de todos los ciudadanos que en algún momento han viajado a Siria, sin más detalles, mientras que otros restan a quienes ya retornaron. Ese colectivo que regresa a sus países de origen es el más temido, pues sus miembros pueden tener en mente cometer atentados.
Este mismo jueves, las autoridades británicas detuvieron en Londres a nueve hombres acusados de pertenecer a un grupo terrorista de corte islámico. También Bélgica informó del arresto de un presunto yihadista sirio en el aeropuerto de Charleroi. “La amenaza no es virtual, sino concreta, real”, concluyó el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, tras esta operación. Bruselas sufrió en mayo el impacto del yihadismo europeo, cuando un excombatiente francés en Siria acabó con la vida de cuatro personas en el Museo Judío.
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