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FOTOGRAFÍA

50 años de fútbol en fotos

El fotógrafo Raúl Cancio muestra una selección de sus mejores imágenes en los terrenos de juego y habla de su profesión

Camacho y Hugo Sánchez durante un derbi en el Calderón.
Camacho y Hugo Sánchez durante un derbi en el Calderón.Raúl Cancio

"Raúl, humaniza el fútbol con tus fotos, procura sorprender al lector, muéstrales imágenes de momentos que no hayan visto durante el partido." Fue el consejo que en 1965 le daba un joven Juan Luis Cebrián, presidente de administración del consejo del Grupo PRISA, al fotógrafo Raúl Cancio en su primer día de trabajo, en la redacción del desaparecido diario Pueblo.

Neeskens y Johan Cruyff durante el partido Real Madrid - Barcelona de 1975.
Neeskens y Johan Cruyff durante el partido Real Madrid - Barcelona de 1975.Raúl Cancio

Desde entonces, Cancio ha estado haciendo del fútbol arte. Desde Di Stéfano a Cristiano. De los barrizales a los campos cinco estrellas. Desde las cámaras analógicas a las digitales. 50 años de historia del fútbol en España resumidos en una exposición de fotografía que APDM ha organizado.

Camacho durante un partido de la selección española en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Camacho durante un partido de la selección española en el Ramón Sánchez Pizjuán.Raúl Cancio

Raúl Cancio (Madrid, 1943) empezó a hacer fotos con una Pentax y un 50 mm, sentado junto a la portería, donde era fácil que algún fotógrafo fuera la diana de algún balón perdido. Pronto empezó a destacar entre el resto. Fue uno de los primeros en usar un teleobjetivo 135 mm, lo que le permitía alejarse de la portería y hacer diferentes planos. Para Juan Carlos Tirado (jefe de fotografía del diario As), Raúl Cancio fue un referente. " Revolucionó la fotografía deportiva, empezó a hacer primeros planos, gestos, fotos que pronto serían copiadas por el resto".

Butragueño, Valdano y Juanito durante un partido de Copa de Europa en el Bernabéu.
Butragueño, Valdano y Juanito durante un partido de Copa de Europa en el Bernabéu.Raúl Cancio

Cancio empieza a trabajar en el diario Pueblo en 1963, donde estuvo 17 años. En 1980 se incorpora a EL PAÍS. Fundó la revista Don Balón y, fue subdirector del Diario As entre 1996 y 1998, para luego incorporarse a EL PAÍS como redactor jefe de los suplementos dominicales. Ha cubierto cinco Mundiales de fútbol, cuatro campeonatos Europeos, tres Juegos Olímpicos y tres Campeonatos del Mundo de Atletismo.

Cuando llovía, lo campos se volvían barrizales. Amancio durante un partido con el Pontevedra.
Cuando llovía, lo campos se volvían barrizales. Amancio durante un partido con el Pontevedra.Raúl Cancio

Si el partido se jugaba por la noche; que las fotos estuvieran reveladas antes del cierre de edición del periódico, con los medios que había hace 40 años, era toda una aventura. "En el descanso, un motorista llegaba a la puerta del estadio para recoger los carretes y llevarlos a la redacción para revelarlos. Para que el técnico de laboratorio supiera a qué sensibilidad habíamos forzado el negativo, mordíamos el carrete; si el laborante veía la marca de un mordisco, las fotos estaban forzadas a 800 ISOS, si había dos, a 1600 ISOS", cuenta Cancio. Los conductores de autobuses también se convirtieron en una pieza clave para que los corresponsales de los pueblos pudieran mandaran sus fotos. Al chófer se les entregaban los carretes, para luego ser recogidos en la estación por un motorista, que los llevaba a revelar al laboratorio del periódico.

Hugo Sánchez durante un partido de Copa de Europa contra el Bayer de Munich.
Hugo Sánchez durante un partido de Copa de Europa contra el Bayer de Munich.Raúl Cancio

La luz artificial de los estadios era tenue, las lentes no eran luminosas y las películas no llegaban a 800 ISOS. Con esas condiciones, a veces la velocidad de obturación no superaba 1/125, lo que había que esperar a que los jugadores estuvieran casi parados para que no salieran movidos en la foto. Las cámaras eran lentas; hasta que no salieron los primeros motores de arrastre, las fotos se hacían una a una. A todo esto, hay que sumarle que los objetivos había que enfocarlos manualmente, con lo cual, hasta que no se revelaban las fotos no se sabía si estaban enfocadas.

UNA FOTO QUE AHORA SERÍA IMPENSABLE

Que el trato de los futbolistas con la prensa ha cambiado, lo confirma esta foto de Pirri en 1981, durante su último homenaje en el Bernabéu. Tras el partido, Raúl Cancio pudo entrar en el vestuario y hacerle esta foto, donde a Pirri aún se le ve emocionado por la ovación recibida. “Abrí la puerta del vestuario y ahí estaba él; solo, aún emocionado. Le hice seis fotos, le di un beso y, me marché sin hacer ruido”. Raúl Cancio tenía un trato especial con los futbolistas. "Di Stefano y yo éramos grandes amigos, comíamos en muchas ocasiones, aunque tengo que decir que siempre terminaba pagando yo. También solía quedar con Hugo Sanchez, con Ramón Grosso, con Amancio y con el seleccionador Kubala, con el que tomaba el vermut. Ahora es imposible tener un trato así con los futbolistas, están endiosados, van con guardaespaldas, se preocupan más por el pelo y los tatuajes que por entrenar. La prensa deportiva está más pendiente del nuevo peinado de Cristiano que por la llegada a Barajas del campeón de Europa de patinaje, que no fue nadie a recibirle".

Raúl Cancio lo tiene claro. "Di Stéfano era Dios. No tenía la técnica Messi, que es prodigiosa, ni el físico de Cristiano, pero Alfredo era el futbolista que hacía jugar a los 10 restantes, fuesen buenos o malos, todos los domingos los hacía jugar".

Revelar en los urinarios del estadio

En 1996 empecé trabajar en el Diario As, coincidiendo con la llegada de los ordenadores portátiles y los escáneres de negativos. Atrás quedaron las ampliadoras y los lentos telefotos que usaba en EFE para transmitir. Un enchufe y un lavabo bastaban para poder revelar los negativos. Muchos estadios de Europa no disponían de 'cuarto oscuro', así que los urinarios se convirtieron en laboratorios improvisados. Cinco minutos antes del descanso, corría hacia los urinarios para calentar los químicos antes de que llegara el público, que al entrar, me encontraba rodeado de químicos, termómetros y probetas. Tras revelar los negativos, con un escáner y mucha paciencia, transmitía al periódico con conexión GPRS.

 

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