9 fotosLas 10 mejores películas de Tom Cruise¿ Top gun merece estar en esta lista? ¿Y Eyes wide shut ? Estas son las obras maestras del actor, empezando por la menos genial y terminando por la más genialJuan Sanguino27 jul 2018 - 11:15CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn aquella época (mediados de los ochenta) los mitos eróticos masculinos todavía llevaban ropa. Eran héroes románticos, pero nunca abiertamente sexuales. Tom Cruise redefinió el consumo de los guaperas durante un partido de voleibol en el que sólo llevaba puestos unos vaqueros y unas gafas de aviador. Con las chapas del ejército colgadas en la espalda, la rebeldía chulesca adquirió un nuevo formato. 'Top Gun' (dirigida por Tony Scott) es la película que forjó a Cruise como la mayor estrella de su generación, caballeroso y sensual para ellas, carismático y leal para ellos. Estados Unidos superó los traumas que arrastraba desde Vietnam, y gracias a este panfleto militar disfrazado de catálogo de moda joven el ejército volvió a molar. En 2018 tendremos secuela, que reunirá al reparto original (incluyendo a Val Kilmer), y todos nos sentiremos más viejos.CordonSus canas decían "estoy demasiado mayor para esta porquería", pero su lenguaje corporal seguía en plena forma. Aunque Jamie Foxx se llevó todos los halagos (una constante en la carrera de Cruise, que le confirma como un actor más generoso de lo que parece), la película respira por la boca de Tom. Si 'Colateral' (dirigida por Michael Mann) es elegante, perturbadora e impredecible es gracias a que Tom Cruise hace de asesino. Se pasea por Los Ángeles como un animal, pero inevitablemente ha de ser el rey de la jungla, porque sabe que hasta cuando mata sin inmutarse el público le observará y le seguirá incondicionalmente. La película, una mezcla entre 'Arma letal' y 'Drive', retrata los bandazos que dio la masculinidad en el cine hasta reencarnarse en Michael Fassbender. Fueron años difíciles para todos.CordonEl director más prestigioso de la época, Oliver Stone, fichó al actor de moda para corromper su imagen, y millones de fans salieron traumatizados del cine. El bigote y las greñas no le favorecían (la campaña de promoción se aseguró de ocultar esas pintas), como tampoco resultaba fácil ver a Cruise alcoholizado, rabioso y recluido en una silla de ruedas. Sus radiantes facciones se pusieron al servicio de una generación perdida, que Estados Unidos retrataba con culpabilidad. Ron Kovic (el personaje que le dio su primera nominación al Oscar) encontraba expiación a los horrores de la guerra haciendo algo que, paradójicamente, Tom Cruise no ha hecho en toda su vida: reconocer su vulnerabilidad y contar su historia.Parece fácil, pero nada más lejos: hacer una película que sea un trepidante entretenimiento sin más pretensión que la de impresionar, con respeto, al público. Así es 'Al filo del mañana', dirigida por Doug Limanes. Hace años eran habituales este tipo de películas; hoy casi parece que tenemos que dar las gracias. Otra cosa importante que pone de relieve esta película: Tom Cruise ha tenido mucho que ver en el nuevo rol de la mujer en Hollywood. Sus compañeras (en este caso Emily Blunt) no son damiselas en apuros. Son seres humanos, y Hollywood sólo ha tardado 120 años en darse cuenta. Cruise no presume de ello. Sabe que las heroínas de sus últimas películas ('Misión imposible: nación fantasma' o 'Jack Reacher') enriquecen la aventura, y que no les está haciendo ningún favor dejándolas aparecer en ellas. Al contrario.Tom Cruise despliega en 'Algunos hombres buenos' (dirigida por Rod Reiner) todas sus herramientas fetiche: arrogancia, honor, inteligencia y carisma. Sobre todo carisma. La existencia del teniente Kaffee (Tom Cruise) está tan supeditada a la integridad que ni siquiera pierde el tiempo en ligarse a Demi Moore. En cualquier otra película habría habido besito al final, pero Kaffee sólo quiere averiguar si el coronel Jessup ordenó el maldito código rojo. Y sabes que lo va a conseguir porque es Tom Cruise. Cada conversación, dinamitada por la cocaína que el guionista Aaron Sorkin confesó esnifar por kilos mientras la escribía, es una batalla dialéctica, y Cruise siempre gana, porque cuando se trata de pasearse con nervio e ímpetu, hay pocos como él. Hasta Jack Nicholson se acojona.Pocos actores habrían sacado adelante a un antihéroe tan antipático como este. Conocemos a Maguire a través del resto de personajes: su secretaria y novia en funciones, el irreverente hijo de esta, y la estrella de rugby en potencia. Aunque la película, dirigida por Cameron Crowe, se ancla en recursos clásicos del cine de los 90 (la obsesión por el dinero, la amistad masculina interracial), da todos los tumbos que definirían después la comedia intelectual del siglo XXI ('Entre copas' o 'Up in the air'). Cruise se agarra a las ruinas de su estatus de estrella de las de toda la vida, de las que ya no quedan, pero a la vez ha sabido siempre prestar su cuerpo a películas vanguardistas ('Eyes wide shut' y 'Magnolia'). En la escena en la que grita "¡enséñame el dinero!", sin miedo al ridículo que sufre cualquier hombre blanco cuando intenta imitar a un negro, Cruise entró en la etapa más revolucionaria de su carrera. Y todo sin dejar de caerle bien a todo el mundo.CordonNicole Kidman discute con su exmarido en ciernes. No van a llegar a ningún acuerdo. Están disparando en direcciones opuestas. Se baja las bragas, se pone a mear, pero sigue discutiendo. No es la vida real, es el testamento del director más despiadado de la historia del cine, Stanley Kubrick. El público observa esta intimidad como si la pantalla de cine fuese un agujero en una pared de la habitación del matrimonio. La incapacidad sexual de su personaje, su paranoia y su obsesión por aferrarse a su encanto de clase alta parecen una disección de la personalidad de Cruise. Es posible que la estrella, reconvertida por fin en actor, no tuviese muy claro el sádico psicoanálisis al que Kubrick le estaba sometiendo. Pero se dejó maniatar porque, por encima de todo, Tom Cruise es un profesional. Tanto para dejarse abrir en canal emocionalmente como para subirse al ala de un avión despegando. Aunque le vaya la vida en ello.Cuatro años después de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos se atrevió a volverse a mirar en el espejo. Lo que se encontró fue a Tom Cruise con el mismo aspecto de siempre, pero convertido en un héroe prejubilado que ya no disfrutaba salvando el mundo. Ya no tenía gracia. El resultado es la película comercial más pesimista de nuestra generación. Y dirigida por Steven Spielberg. No hay discursos patrióticos, no hay "esta es nuestra tierra y vamos a defenderla". Tampoco queda un estilo de vida suburbial que salvaguardar. 'La guerra de los mundos' es un ensayo sobre el miedo, en el que la única defensa posible es correr y rezar (o ni eso) para que no te toque a ti. Y nadie corre mejor que Tom Cruise.CordonLa mejor película de Tom Cruise. Nadie estaba preparado para ver a Tom Cruise, más guapo que nunca, pero peinado como un 'yuppie' trasnochado, gritándole a una masa enfervorecida: "¡Respetad la polla y domad el coño!". Anticipando la ola de cuñados líderes de opinión que hoy sufrimos, Frank Mackey (interpretado por Cruise) es el más desgraciado de todos los infelices que pueblan el caleidoscopio sobre la soledad que es Magnolia. Era la tercera película de Paul Thomas Anderson, pero ya supo admitir que nunca haría nada mejor. Mackey representa la tenebrosa melancolía de los triunfadores, lo angustioso de tener un foco permanentemente apuntándote a la cara, la necesidad de repetir muchas veces lo que quieres ser en voz alta para así convencerte de ello. Frank Mackey es un espejo monstruoso de Tom Cruise. Él no se dio cuenta, por supuesto, pero se limitó a presentarse en el rodaje y meterse en el fango hasta el cuello. Y todo para que el público siguiese aplaudiendo. Espectacular.