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MIRADOR
Columna
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Sánchez

El exlíder socialista se ha internado en un terreno sembrado de minas

Jorge M. Reverte
Pedro Sanchez presenta su renuncia como diputado.
Pedro Sanchez presenta su renuncia como diputado.@ Julian Rojas

En lo que más razón tenía Pedro Sánchez era en echar la culpa de que no cuajara un gobierno de progreso apoyado en Ciudadanos a Pablo Iglesias. Pero ahora ha cambiado la historia, y a los que leemos los periódicos y vemos los informativos de la televisión todos los días, no nos convence. El súbito volverse simpático para Podemos resulta incluso estomagante.

Yo creo que Pedro Sánchez ha escogido la peor vía para volver a la política. No porque busque el refrendo de las bases, ni porque se quiera acercar a la democracia directa. Lo creo porque a los militantes socialistas y a los posibles votantes les debe una explicación mejor. Si las cosas no han salido bien para Sánchez no ha sido porque se haya abroncado con Pablo Iglesias. Esa versión no le gusta a nadie en el PSOE, donde la gente cree que ocupa el centro mismo de la izquierda.

Tampoco le valdrá de nada a Sánchez su relectura del problema catalán. Aunque hay que decir que nadie lo va a tener fácil en este asunto. Eso sí, es más que recomendable que los socialistas del PSC tengan que ver con cómo se construye la alternativa a los nacionalistas. Porque lo que sigue sin dudar nadie es que cualquier solución viable pasa por el PSC, que es un partido independiente del PSOE.

Ahora sobran voces envalentonadas en el Partido Socialista que piden una relación equivalente con el PSC, de modo que el PSOE tendría que tener mayor peso en las decisiones del partido catalán. Se equivocan. En primer lugar por el tono, porque el catalanismo de los socialistas de “dentro” es un material muy sensible, que es preciso cuidar con auténtico mimo. Y el PSOE errará mucho si ve a Miquel Iceta y los suyos como posibles enemigos. Son gente que representa al PSOE y a gran parte del mensaje de la izquierda española en Cataluña. No tienen mucho que ver con Maragall y compañía, que le vendieron a Zapatero una burra ciega.

Pero Sánchez se ha internado en un terreno sembrado de minas cuando ha pasado a tener algún escarceo con fuerzas descaradamente independentistas. De ahí, de ese territorio, es muy difícil salir indemne.

Sánchez ha querido, en su entrevista con Jordi Évole, hacer un nuevo discurso con el que enamorar a las bases del PSOE. Pero las bases del partido y su masa de votantes quieren seriedad en dos cosas: una política de izquierdas, y un proyecto nítidamente español, lo cual no quita que se haga con un programa federal.

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