Shailene Woodley, actriz, activista y millonaria
La joven intérprete se fabrica sus productos de belleza y medicinas y recela de Internet
Cuando a principios de octubre emitió su propio arresto a través de Facebook Live, Shailene Woodley llevó un paso más lejos su particular campaña por convertirse en la estrella más contestataria en el Hollywood del tercer milenio. La actriz intentaba paralizar junto a otras 300 personas la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte (EEUU). Hasta hace unos meses era conocida por su excéntrico modo de vida. Compra su comida en una granja cercana a su casa y fabrica sus productos de belleza y medicinas con materiales naturales, contaba ella misma en 2013 a la revista Flaunt. Su estilo alternativo, que defiende la conexión del hombre con la naturaleza, ha evolucionado hacia un activismo retransmitido en directo por Internet.
Woodley, de 24 años, no tuvo una cuenta en redes sociales hasta que comenzó la campaña presidencial del demócrata Bernie Sanders. “Él fue quien me hizo tener compromiso político. Tenía una amiga que me preguntó si quería prestarle mi apoyo. Al principio dije que jamás haría algo así. Me puse a investigar un poco sobre él por simple curiosidad y ya no pude parar”, contó en el Festival de Cine de Zúrich, pocos días antes de terminar en la cárcel.
Por sus actos y sus palabras, cualquiera diría que la protagonista de Bajo la misma estrella es una celebridad muy a su pesar. “Creo que acabo de comer en el restaurante más caro al que he ido en toda mi vida. ¡Esta ciudad es una locura!”, protestaba la actriz en Suiza, a quien se le estima una fortuna de 10 millones de dólares (más de nueve millones de euros). Muy pocas se negarían a contar con su propia franquicia, pero ella lo hizo una y otra vez cuando le ofrecieron ser la protagonista de Divergente y sus secuelas. “No quería comprometerme con un proyecto que exige tanto tiempo de mi vida. Me convenció Jennifer Lawrence. No paraba de decirme lo mucho que disfrutaba rodando Los Juegos del Hambre”, asegura.
En una carta abierta publicada en TIME lamentó que los medios informaran solo de su reciente detención, cuando otras 26 personas también habían vestido el mono naranja por la misma causa. Su recién adquirido compromiso político es también la razón por la que Oliver Stone decidió que coprotagonizara Snowden.
Una de sus nuevas obsesiones es la de aprender a zafarse de los riesgos que implica el uso de las nuevas tecnologías. “Envías un email y crees que nadie más puede leerlo. En esta época la intimidad es un privilegio para todos, no uno de los derechos humanos. Compras algo por Internet y alguien se queda con tu información personal. Hasta que Snowden no hizo lo que hizo, muchos no éramos conscientes de ello. Yo, por ejemplo, soy una inepta con Internet. Cuanto más se hable de ello, más aprenderemos a defendernos”, argumenta la californiana.
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