Esperamos escandalizados
El inicio de un nuevo año escolar supone un gran paso para profesores, alumnos y padres. Suele estar acompañado de una oleada de sentimientos capaces de despertar preguntas y dudas que a todos nos han aterrorizado. En particular este es, junto con mis coetáneos, el último año de bachillerato y, por tanto, el último año en el colegio. Un año mágico lleno de sentimientos que todo el mundo dice recordar; el último año con esos compañeros que has visto a diario los últimos 11 años. Sin embargo, este año es distinto, nos encontramos con un reto aún mayor. Los estudiantes españoles, lejos de conocer el nuevo Gobierno, esperamos escandalizados lo que nos depara el futuro: en menos de una semana se inician las clases y todavía es una incógnita qué examen se deberá presentar a final de año y la logística de este. Es evidente que la prioridad de los líderes políticos está lejos de la educación y el futuro del país, es más importante discutir de manera interminable sobre quién debería tener el “poder”, único aliciente aparente del cargo de presidente, mientras se olvidan que su deber no es ganar votos sino que es por y para al pueblo.— Eduardo Andrés González Castro. Madrid.
