Permisos de paternidad
Las medidas actuales no han hecho sino profundizar la brecha entre las carreras laborales de hombres y mujeres
Permisos de paternidad intransferibles. Casi nadie habla de ello, pero supondría una revolución en las relaciones laborales y, también, entre géneros. Harían más por romper las barreras salariales y de promoción que encuentran las mujeres en el mercado laboral que cualquier otra medida. De forma casi imperceptible transformarían las relaciones familiares en nuestro país. Y harían más por acabar con el machismo que cientos de campañas de concienciación. Es la última modernización que le falta a nuestro país.
Su lógica es muy sencilla. A pesar de la igualdad formal, la maternidad sigue lastrando la carrera laboral de las mujeres. Aunque bienintencionados, los permisos de maternidad, las bajas por cuidado de los hijos o las reducciones de jornada no han hecho sino profundizar la brecha entre las carreras laborales de hombres y mujeres. Porque cuanto más fácil es para las mujeres ocuparse de la maternidad, más fácil es para los hombres zafarse de sus costes.
Los permisos de paternidad obligatorios e intransferibles rompen con esa lógica. En el trabajo, empresarios y varones se ven obligados a aceptar que en algún momento también interrumpirán su vida laboral, lo que invalida la discriminación encubierta contra las mujeres en la contratación y promoción por temor al embarazo. Pero el efecto doméstico es aún más importante: un padre que se quede ocho semanas a solas con un bebé de pocos meses aprenderá a hacer todas esas tareas para las que la publicidad educa a las niñas y en las que las madres se especializan durante las bajas maternales y que luego siguen realizando de por vida. En las ocho semanas de permiso paterno obligatorio que prevé, por ejemplo, el acuerdo PSOE-Ciudadanos, el varón cambiará pañales, comprará la ropa de sus hijos, irá al mercado, hará purés de verduras, paseará el carrito y bajará al arenero del parque. Y además tendrá que negociar con su pareja cómo repartirse las otras diez semanas adicionales de permiso a disposición de los dos. “¿Por qué tengo que coger yo las diez” —dirá ella— “si tú también lo sabes hacer?”. Sí. Los permisos de paternidad ponen a los varones a jugar a las muñecas. Esa es la magnitud del cambio. @jitorreblanca
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.