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Cristina Pedroche: “No me considero provocadora”

Recién estrenada la nueva entrega de ‘Pekín Express’, la presentadora sabe cuándo sus palabras pueden generar polémica. Pero no está dispuesta a callarse

Pablo León
Pedroche, en un acto de Morellato el pasado miércoles.
Pedroche, en un acto de Morellato el pasado miércoles.Álvaro García

Mediática, polémica, simpática o enamorada. Cristina Pedroche (Madrid, 1988) encaja en todos estos adjetivos. Casada con el chef Dabiz Muñoz (DiverXo, tres estrellas Michelin), es la española con más seguidores en Twitter (2,2 millones); la mujer de las transparencias. Estudió Administración y Dirección de Empresas, pero a los 21 años comenzó a realizar trabajos de modelo en publicidad. “Lo hacía para sacarme algo de dinero”, cuenta. Su salto a la televisión marcó el inicio de su meteórica carrera, en la que ha ejercido de reportera guapa e insolente (Sé lo que hicisteis); de presentadora (Pekín Express, Zapeando); de anfitriona de las uvas (en 2014 y 2015) y ahora de imagen de marca para la joyería italiana Morellato. Con estos últimos ha desfilado por primera vez en su vida. Aún con las joyas puestas y un sugerente vestido blanco, la verdadera reina de Vallecas empieza a hablar.

Pregunta. ¿Le fatiga la fama?

Respuesta. En general llevo bien ser tan mediática porque recibo mucho cariño y apoyo. Es evidente que cuando se tiene éxito, te critican. Todo tiene una cara A y una B. Pero en la balanza pesan más los comentarios de la gente buena que las críticas.

P. Los medios recogen sus palabras sobre política o feminismo. ¿Es tan interesante la opinión de Pedroche?

R. No sé si es interesante o no, simplemente digo las cosas. Y unas veces mis comentarios son más afortunados que otras. En ese caso, doy explicaciones; no me escondo. Simplemente quiero normalizar las cosas. Mucha gente no dice nada y les parece todo maravilloso… Creo que es mentira; hacen el paripé.

P. ¿Resulta que en el fondo no le gusta la polémica?

R. No me considero provocadora. No me gusta que la gente se sienta ofendida con mis comentarios, por eso he pedido perdón mil veces y lo pediré más. Es cierto que hay polémicas que sé que se van a levantar. Soy consciente de ello.

P. ¿Por ejemplo?

R. Cuando te dicen que en Nochevieja no se pueden llevar transparencias. El primer año no gustó, pues al siguiente toma dos tazas. Y este año, si acabo presentando las uvas, ya veremos. Bastante tengo con las polémicas esperadas como para que también me den caña con las inesperadas.

P. ¿Ha pensado en callarse?

R. Si cuando me mojo me dan tantos palos, a lo mejor no me tengo que mojar más. A veces me siento mal conmigo misma por decir cosas que no podía, pero es que me relajo, pienso que estoy hablando con amigos y se lía. ¿Debería ser más lista y callarme? No creo que pueda hacerlo, yo soy así: natural y de barrio.

P. ¿De barrio o choni?

R. Soy de barrio. Hay diferencias. Pero mira, a mí hay chonis que me encantan: sus tupés, esas minifaldas, los pendientes…. Que cada uno haga y se vista como quiera. Me puedo poner la careta un rato, pero al final no la puedo aguantar. Y considero que mi naturalidad es lo que gusta a la gente. Las personas naturales se equivocan y se ríen de sí mismas. Nadie espera de mí que sea perfecta ni contando chistes ni presentando ni físicamente.

P. Habla sobre las opiniones con respecto a su cuerpo…

R. Parece que las personas que estamos expuestas nos merecemos que nos den por todos lados. No, no es así. A muchas mujeres con proyección pública les preguntan por su cuerpo y dicen que no les gusta. Por ejemplo, Cara Delevingne, una modelo espectacular, que dice que está deprimida por su cuerpo. Nadie es perfecto.

P. ¿Le afecta?

R. En ciertos momentos. A mi madre intento no contarle muchas cosas y mis padres tienen terminantemente prohibido ver cualquier tipo de comentario en redes sociales, donde se dice de todo. Si yo lo llevo bien, por qué debo exponerlos a ellos. Además, tengo la suerte de sentirme muy querida y mimada por mi familia. Sobre todo, por mi marido.

La pareja, en abril de 2015.
La pareja, en abril de 2015.Cordon Press

P. Ha tardado en hablar de Dabiz…

R. Soy fuerte para aguantar las críticas porque soy feliz. Y parte de esa felicidad surge de tener a una persona muy especial a mi lado que está enamorada de mí. Dabiz es un genio. Si se ha enamorado de mí, no tengo que ser tan mala. Hay que cuidarse un poquito el ego; si no te quieres tú, quién te va a querer. Cada día intento quererme un poco más, pero le doy todo el amor a Dabiz (risas).

P. ¿No le queda nada?

R. Sí, claro. Para mis amigos, mi familia... Está claro que son amores diferentes. A mi madre la adoro y cuando tenga un hijo —sí, queremos ser padres, pero ahora no es el momento— será una historia diferente. Pero ahora no podría querer a nadie más que a Dabiz.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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