Michael Fish, el hombre que le puso faldas al rock
Una exposición celebra la figura del diseñador que creó trajes icónicos para Mick Jagger y David Bowie
Cuando Mick Jagger apareció el 5 de julio de 1969 sobre el escenario de Hyde Park vistiendo un traje-falda de gusto prerrafaelista (movimiento artístico que surgió a mediados del siglo XIX en Inglaterra en un intento por deshacerse del arte académico predominante) mientras recitaba unos versos del poeta Shelley a la memoria de su compañero de banda Brian Jones, el concepto unisex lanzó tres hurras seguidos que se pudieron escuchar al otro lado del Canal de la Mancha. Conocida la habilidad del músico por captar la atmósfera de su tiempo, su silueta andrógina coronó su figura de héroe transgresor del rock and roll como despedida de la década de los años sesenta y anunciando de paso los convulsos setenta.
La imagen dio la vuelta al mundo aunque el autor del original diseño, Michael Fish, quedó en un segundo plano. Una exposición en el Jewish Museum de Londres, Moses, Mod and Mr Fish. The Menswear Revolution, rescata su figura y aportación a la revolución estilística de los años sesenta dentro de una muestra que repasa la historia de la sastrería masculina a lo largo del siglo XX. Una aventura que comenzó en 1965 cuando Michael Fish (Londres, 1940) decidió abrir su propia boutique, Mr Fish, en pleno epicentro de la sastrería británica reuniendo la cultura pop de Carnaby Street y la calidad y tradición de Savile Row. Las, hasta entonces, uniformes y aburridas camisas de caballeros se transformaron de la noche a la mañana en prendas de fantasía llenas de color y volantes acompañadas de grandes corbatas que mostraban toda la gama del arco iris y dibujos extravagantes.
La llamada The Peacock Revolution, de la que Fish fue una de sus figuras promotoras, convulsionó el mundo de la moda y del estilo modificando la tradicional silueta masculina y sus colores sombríos. Trajes de terciopelo modelaron el nuevo dandismo patrocinado por veteranos como Cecil Beaton, la generación Mod o las nuevas estrellas cinematográficas, entre ellos, Terence Stamp, James Fox o Michael Crawford. La imagen publicitaria de Michael Fish en el interior de su tienda junto a su socio Barry Sainsbury está más cerca a la de una estrella del pop que a la de un artesano de la confección a medida. Mientras que las piezas y complementos de moda que adornan sus estanterías parecen recién extraídas de un baño de esencias psicodélicas.
El nombre de Fish quedó inmortalizado cuando David Bowie, para su tercer álbum The Man Who Sold The Wold, apareció en la portada con un vestido que mostraba al cantante como una mezcla de estrella glamurosa -un look a lo Lauren Bacall, señaló la revista Rolling Stone- y una figura hermafrodita. La carátula del disco fue retirada del mercado estadounidense. Mientras que Bowie, con el vestido de Fish como nuevo uniforme estilístico, emprendió su carrera como estrella mutante y camaleónica. La aventura de la boutique Mr Fish apenas duró tres años, pues tuvo que cerrar por problemas económicos. Cincuenta años después, como señala Elizabeth Selby, comisaria de la exposición, el trabajo de Fish sigue despertando admiración. “Supo trabajar con sabiduría la tradición de la sastrería histórica pero infundiéndole creatividad y fantasía, con un enfoque que miraba al siglo XIX, cuando los hombres se expresaban sin miedo con sus trajes”.
En las pasadas pasarelas de Londres y Milán, diseñadores como J.W. Anderson y Alessandro Michele para Gucci rescataron algunas de las piezas icónicas que hicieron de Fish un profeta y revolucionario de la moda. El diseñador que rompió con todas las fronteras redefiniendo la silueta masculina del futuro.
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