Todo lo que Kiko Rivera hace mal como 'youtuber'
El DJ lleva dos semanas en Youtube y acumula la friolera de cuatro vídeos. ¿Es todo lo que nos va a ofrecer? Analizamos sus errores y le ofrecemos algún consejo. ¡Ojalá nos haga caso!
Llegar al mundo youtuber habiendo pasado de los treinta es llegar tarde. ¿Qué pensarán esos adolescentes pegados a la pantalla de alguien que nació cuando todavía no existían los móviles? Que debe ser Matusalén. En caso de saber quién es Matusalén, claro. Pero no hay nada como tener ganas y un grupo de amigos que jalean tus movimientos para ignorar la realidad. Y ahí aparece Kiko Rivera. El DJ podría haber optado por contarnos sus aventuras a través de Instagram, un canal más apropiado y en pleno auge entre los famosos, pero no. Él quería ser youtuber y lo ha conseguido. Y miren, solo por eso ya nos declaramos fans. Ahora, tiene mucho que mejorar. Mucho.
Tras dos semanas como youtuber y con más de 20.000 suscriptores enfervorecidos, Kiko tan solo ha subido cuatro vídeos a su canal. Cuatro, que se dice pronto -y se acaba antes-. ¿Pero qué clase de youtuber es este?
Seguro que ElRubius está lamentándose allá donde se encuentre en este momento. Un youtuber debe vivir para la causa. Debe saber que su público está ahí, expectante, deseoso, y debe actuar en consecuencia. No hace falta que se pase el día actualizando, pero un poco más de continuidad no sería una locura. Con una vida tan trepidante como la de Kiko, siempre de bolo en bolo, siempre rodeado de famosos, siempre generando noticias, podría ofrecernos auténticas joyas. Pero para eso, claro, hay que ponerse.
Hasta ahora nos hemos encontrado con un canal que necesita mejoras. Y sí, acaba de empezar y ya ha conseguido que sus hermanos Cayetano y Fran se animen a salir, pero no es suficiente. Por eso le apuntamos cuatro consejos que acabarán por transformarle en todo un profesional del youtuber. De nada.
1. Un poquito de ritmo, por favor
Si algo debe tener el mundo youtuber es rapidez. Ya no estamos para perder tiempo. Y no es que tengamos nada mejor que hacer, pero la capacidad de concentración ha caído en picado en los últimos tiempos -¿alguien puede ver una película sin coger el móvil cuatro o cinco veces?-. Los vídeos de Kiko son demasiado monótonos. Por mucho que nos divierta ver al DJ enfrentándose a una vaquilla, no podemos pasarnos cinco minutos escuchando los comentarios de fondo de sus amigos. Llega el aburrimiento y nos perdemos lo mejor. Un poco de ritmo le vendría bien, pero que muy bien.
2. Cuidar el atrezzo no está de más
La espontaneidad y la improvisación no siempre funcionan bien. Uno de los objetivos del DJ es mostrar a sus fans su faceta menos glamurosa -la que no sale en las revistas-, pero tampoco vamos a pasarnos. Grabar un vídeo con el radiador detrás y el mechero en la mesa igual no es una buena idea. Hacerlo en una habitación que parece la que todos tuvimos en casa de nuestros padres, tampoco. Seguro que Kiko podría haberse preocupado un poco más por el atrezzo. No cuesta nada y se agradece.
3. ¿Algún editor de vídeo en la sala?
Conseguir una factura impecable en los vídeos parece mucho trabajo pero, en realidad, tampoco es tanto. El propio Kiko debería saberlo, que está más que acostumbrado a grabar videoclips. Entonces, ¿a qué vienen esos efectos rudimentarios en la edición? La iluminación, los cortes... ¡Los filtros! No hay nada que case bien en lo que nos ha enseñado hasta ahora el DJ. Con un profesional apañado y rápido podría conseguir maravillas. Y no, no sirve cualquier cosa. Si el objetivo es consolidarse como una figura importante en el universo youtuber, hay que hacerlo bien. Que eche un vistazo a sus colegas de web y alucinará.
4. ¿Pero quién es esta gente?
Kiko Rivera acude al programa de María Teresa Campos y nos regala un vídeo de lo que ocurre detrás de las cámaras. No nos puede apetecer más. ¿Saldrá Terelu bailando? ¿Unas palabras de María Teresa? ¡Qué nervios! Pero nada, nuestro gozo en un pozo. Lo que nos encontramos es un vídeo cortado en cinco o seis partes en las que el DJ nos va presentando a gente que no conocemos y que tampoco tenemos muy claro si queremos conocer. Y lo remata con una intervención de Torito, colaborador habitual del programa, detrás de un filtrazo que nos daña la vista. No, hombre, no. Con lo divertido que podría haber sido...
Los comienzos nunca son sencillos. Te equivocas, rectificas, vuelves a meter la pata y alguien te echa una mano. Kiko ha sabido construirse un personaje con entidad propia. Arrasa en discotecas, se cuela en el top de canciones más vendidas y ha conseguido que ya nadie tenga que ponerle la etiqueta de 'hijo de Isabel Pantoja'. Y con eso tiene más que suficiente para convertirse también en una estrella de internet. Solo falta que le ponga un poco de empeño. Nuestra confianza ya la tiene. Y la de 20.000 personas más. Kiko, haz el favor, que estamos esperando.
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