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Guerra al desperdicio Acompañamos a Barri, un vecino de corazón rockero de Barcelona que se unió hace dos años a lucha contra el desperdicio de alimentos, en una de sus jornadas en la organización Espigoladors, que opera en Cataluña para combatir el desaprovechamiento La conciencia colectiva asocia el desperdicio de alimentos a productos no aptos para el consumo, cuando en realidad gran parte de los frescos que se descartan en los campos españoles se debe a razones estéticas. Natalia Lázaro El consumidor es una pieza clave para el cambio del sistema actual. La cultura de la inmediatez y la prioridad de encontrar precios baratos han soslayado el valor nutritivo y económico de la agricultura local. Natalia Lázaro La organización Espigoladors entró en funcionamiento en 2014 con un programa piloto y recuperó 100.000 kilos de productos frescos durante su primer año de intervención gracias al trabajo de alrededor de 60 voluntarios en riesgo de exclusión social. Natalia Lázaro Gran parte de las donaciones a comedores y entidades sociales no incluyen productos frescos debido a la falta de infraestructuras para almacenarlos en buenas condiciones. La falta de acceso a una alimentación saludable en personas en situación de vulnerabilidad puede revertirse al dar una segunda salida a los excedentes despilfarrados durante la fase de producción. Natalia Lázaro El riesgo de desperdicio de alimentos aumenta cuando la comida se transporta distancias largas, debido a la posibilidad de que entren bacterias que provoquen enfermedades, se produzcan golpes que estropean los alimentos o fallos en los sistemas de refrigeración. Natalia Lázaro Espigoladors es la primera organización española que propone un modelo de lucha integral contra el despilfarro incluyendo desde el proceso de recolección de excedentes directamente en campos, la donación a entidades sociales, la transformación de los productos crudos en mermeladas y salsas, hasta la comercialización de estos bajo la propia marca Es Im-perfect. Natalia Lázaro Se trata de un modelo potencialmente replicable alrededor del mundo y que podría tener un impacto ambiental, social y económico positivo para las comunidades más vulnerables. Potenciar el consumo local implica cuidar el medio ambiente, pero también introducir una dieta con mayor nivel nutritivo e invertir en la economía nacional. Natalia Lázaro Este tipo de iniciativas suponen un desafío para el sistema de producción, distribución y consumo de alimentos actual. Las exportaciones procedentes de enormes monocultivos liderados por multinacionales requieren del uso de técnicas y materiales que destruyen la tierra de los pequeños agricultores y generan una mayor cantidad de gases de efecto invernadero, según los expertos. Natalia Lázaro Después de etiquetar y empaquetar los productos finales, Barri reparte entre los distintos puntos de venta las comandas realizadas por los comerciantes. Acercar el despilfarro a puntos de venta habituales supone una estrategia de sensibilización para que el consumidor valore las frutas y hortalizas feas frente a aquellas más atractivas por su valor nutritivo. Natalia Lázaro