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Tentaciones
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el anticrítico gastronómico

Comerse Madrid sin morir en el intento

Gastrofestival 2016: Trucos y recomendaciones

No hace ni dos días que hemos dejado atrás los atracones (y resacones) de Navidad y de golpe y porrazo nos encontramos en Madrid con el Gastrofestival, la primera de las obligadas visitas que todo foodie, glotón, gastrolover e incluso canapero no puede perderse. Madrid celebra su particular fiesta de la tapa y la mesa, un homenaje al buen comer que, por séptimo año consecutivo, augura que muchos de nosotros vamos a trasnochar un montón y engordar otro tanto.

Si eres nuevo, tranquilo, nadie nace aprendido. Puedo asegurar que es prácticamente imposible hacer el recorrido entero por mucho que os dejéis llevar por el tam tam de vuestras tripas en pleno ataque de inanición. Eso si, no vayáis a lo loco u os podréis perder grandes bocados mientras hacéis paseos sonámbulos por el metro como si fuera el mundo de Oz. A continuación os doy alguna pauta y muchas recomendaciones para que os pongáis como el Quico sin perder la cabeza.

Primer paso: Culturízarse un poco

El festival comienza un sábado, así que ya os podéis imaginar cómo se van a poner los bares. Suele haber tanta gente que las esperas son un auténtico coñazo; eso sin contar la de veces que debido a la masa informe de bocas que alimentar, la tapa del festival se acaba y te quedas con las ganas. El primer día siempre es el ideal para cumplir con las citas culturales; eventos repartidos entre los museos de la capital porque no todo es hinchar la barriga. El museo de Historia de Madrid abre sus puertas con la exposición El arte de la mesa, una oportunidad para después tapear por Malasaña y, si se tercia, terminar de fiesta. Si eres de los que prefiere una visita con aperitivo, el Museo Thyssen y la Real Fábrica de Tapices son muy buena opción

Literatura y gastronomía: el maridaje perfecto
Literatura y gastronomía: el maridaje perfecto

Claro que hay quienes prefieren vivencias más prácticas. Este año, las experiencias extrasensoriales que propone el gastrofestival van desde comer flores hasta las catas a ciegas del Mercado de San Antón. No fallan los showcooking del sótano de la librería A Punto o los recorridos de la gastronomía en la literatura por el barrio de las letras. Y mientras que el año pasado el Centro Cultural Conde Duque nos traía a ritmo de jazz los quesos de Cantagrullas, este año toca el rock metal, más queso y cerveza. Muy fan.

De tapa en tapa

Lo más concurrido durante el festival es la oferta del botellín con la tapa. Una cosa está bien clara, los siete espacios reservados al Rioja son caros, por lo que conviene ir precavido. Tienes dos semanas para poder hacer el recorrido así que es mejor que controléis el ansia viva y planifiquéis las visitas. La propia página del gastrofestival os reparte los recorridos por zonas, por lo que es conveniente que visitéis una zona cada vez; le sacaréis más partido. Los dos primeros días, combinad la visita cultural con el bar, aunque casi que es mejor que os subáis en un cohete porque el último no ríe mejor.

Hacer recomendaciones puede ser arriesgado ya que cada cual tiene su gusto. Pero si he de hablar en primera persona, para mi será visita obligada en Malasaña El bigote del Greco, muy cerca de la Plaza del 2 de Mayo, que ofrecerá un kolokizaki (una especie de tosta de calabacín y queso feta). Por el centro, no dudaré en probar el Wanton de pollo con verduras de Serafina (un clásico) o la tosta de La taberna Tirso de Molina, que no me han querido desvelar. Hamburguesas y carpaccios se pueden encontrar en La Latina (que estará a reventar de gente) y un hojaldre de rabo de toro en la taberna de Antonio Sánchez, ya entrando en Lavapiés.

Una cosa si os digo, la tapa que nunca falla la encontraréis en Chamberí. Aunque la calle Ponzano se peta como si la gente buscara refugio ante una amenaza alienígena, el bar estrella está en Bretón de los Herreros. Casa Tino este año ofrece los torreznos Bretón, apostando por lo tradicional entre tanto moderneo de bares de vida fugaz. Yo lo tengo claro, este año repito en Casa Tino dos o tres veces. ¡Viva el torrezno!

Recordad que el momento afterwork es ideal para evitar las aglomeraciones de los fines de semana. Un martes o un miércoles es perfecto para unas tapas molonas. No digáis después que no os lo he advertido.

Sedentarios y sibaritas

No todo es tapear. ¿Qué sucede si no te gusta la cerveza? ¿Acaso los que son de comer sentados con servilleta y mantel no cuentan? Pues claro, a ver, no os pongáis nerviosos, hay para todos. Aquí os indico tres sitios que yo no me perdería:

El Corral de la Morería. El tablao más auténtico de Madrid este año basa su apuesta en las vieiras, la ropa vieja y la lubina. Siempre suele tener uno de los menús más cotizados, pero claro, tiene espectáculo, así que tú decides. Como ves, todo tiene un precio.

La Dominga. Lugar archiconocido por malasañeros y modernos. El menú se las trae, pues abre con un “tiramisú de trompetas de la muerte” que me ha dejado tan descolocado como Janis Joplin podría estarlo en una caja rápida de Ikea. Apuntado en la agenda para después tomar un gintonic en el Verbena Bar. Planazo y además de los más baratos.

Desencaja. Sin duda uno de los lugares donde más se mima la cocina de todo Madrid. ¿El menú? todo una incógnita. Su creador, Iván Sáez, asegura que puede llevarte a la luna o al centro de la tierra con su creación. Creo que va a tocar ir dos veces, una por cada viaje.

Y no todo queda aquí, en comerse Madrid. Coctelerías que ofrecen brebajes de otro planeta, pastelerías que hacen talleres y hasta cenas con chefs reconocidos internacionalmente y para presupuestos más generosos. Y recordad, como siempre os digo, que cada uno coma lo que quiera y pague lo que pueda. Los que realmente se van a forrar con nosotros son los gimnasios si seguimos este ritmo.

GASTROFESTIVAL 2016. Del 23 de Enero al 7 de febrero

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