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la paradoja y el estilo
Columna
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Dioses y monstruos

Cuando alguien se vuelve ejemplo de lo feo, como Benzema, otro se convierte de lo bonito, como Neymar

Boris Izaguirre
Neymar, en los premios de la Liga celebrados el lunes en Barcelona.
Neymar, en los premios de la Liga celebrados el lunes en Barcelona. afp

Es curioso que cuando surge un héroe, aparece también un antihéroe. Lo estamos viendo en el debate electoral: se vuelven buenos los candidatos que acuden a los debates a tutearse al mismo tiempo que Mariano Rajoy adquiere aspecto del Grinch, ese monstruo antinavideño, por aparecer en las entrevistas que le transmiten confort. Y para confortable, la casa de Bertín Osborne y sus cojines amarillos, en la televisión pública. Rajoy pareció no decir nada nuevo ante los casi cinco millones de espectadores que le observaron.

El mismo día, en Francia y también en la televisión del Estado, Karim Benzema electrizaba a los espectadores declarando lo mismo que viene declarando desde que empezara el turbio caso de chantaje y vídeos sexuales en el que está envuelto: “Todo se arreglará en los tribunales”, que es la misma frase que a Rajoy le gusta decir sobre los casos de corrupción. Ante la ausencia de información, pues la buscas en los detalles de la decoración, de cómo estaban vestidos Karim o Bertín. O el hecho curioso de que la grabación a Benzema se hizo en las instalaciones del Real Madrid, donde el jugador es considerado vital mientras que el primer ministro de su país, Manuel Valls, no lo considera ejemplar para jugar en la selección francesa. Benzema podría contaminar las relaciones entre ambos países. Por eso entre efectos invernaderos y combustibles fósiles, el jugador se levanta como un deportista de élite atrapado por los fantasmas de un pasado marginal. La verdad es que un chantaje es una cosa desagradable, fea. Verse envuelto en uno es de muy poca élite, los millonarios seguro que hacen chantajes pero con mayor delicadeza que un futbolista. Quizás lo que Valls debió decirle a Benzema es que piense más como millonario que como deportista.

Cuando alguien se vuelve ejemplo de lo feo, otro se convierte de lo bonito. Neymar, el jugador del Barça con un contrato un pelín contaminado, se arriesga a vestirse como un personaje a medio camino entre Los Intocables y Empire, la serie que enloquece a los afroamericanos en Estados Unidos. Y los medios de comunicación empiezan a tratarlo como un nuevo héroe. Neymar también es ejemplo de un cambio: ha conseguido obtener más dinero por sus contratos publicitarios que por el equipo para el que trabaja. Quizás sea un ejemplo de cómo será el futuro financiero de los futbolistas: ya no es el club el que te hace millonario sino la publicidad. Puede ser un importante y sano equilibrio ambiental.

Quizás para sentirse mejor ambientada, Mary Kate, una de las hermanas Olsen, estrellas de Hollywood y de la moda, se ha casado con Olivier Sarkozy, el hermano del expresidente de la República Francesa y también marido de la exmodelo Carla Bruni. Menuda serie familiar. ¡A qué esperan los del telediario francés para que les concedan un saludo familiar en directo! Los hermanos Sarkozy pasarán a la historia por ser de los primeros franceses en haber mezclado glamour y política a través de contratos matrimoniales. Y un poquito de Hollywood con París. Nicolas debe estar encantado con toda la publicidad que genera la boda de su hermano. Serán unas Navidades llenas de belleza, votos y bótox.

Boris Izaguirre y Rossy de Palma, en la inauguración del Hotel Faena en Miami.
Boris Izaguirre y Rossy de Palma, en la inauguración del Hotel Faena en Miami.cordon press

Esta semana en que Miami compite en ambiente con París, se celebra Art Basel, la feria de arte que se divide entre dos ferias: la de los cuadros y la de las fiestas. La segunda es un vía crucis. Tienes que diseñar una buena estrategia para no sentirte perdido. Este año he optado por solo ir a las fiestas y, gracias a la revista ICON, estuve entre los 120 invitados a la inauguración del Hotel Faena, el sueño hecho realidad del célebre hotelero argentino, Alan Faena. El lobby del hotel no es un lobby cualquiera, es como entrar en un decorado que mezcla glamour años cincuenta con momentos de imaginería egipcia y masónica, gracias a los monumentales murales de Juan Gatti.

El día de la inauguración, una fila de camareros armados de Dom Pérignon recibían a Mario Testino, Michael Nyman, Jon Kortajarena, Rossy de Palma, Alfredo Arias y Blanca Li. Faena invitaba a todos a seguir el riguroso guion de la velada. Cóctel en el Gran Salón, actuación de la Orquesta del Nuevo Mundo (dirigida por un catalán) interpretando la sinfonía creada por Nyman para la ocasión. Cena alrededor de la piscina, vigilado por un mamut fosilizado por Damien Hirst, y luego de una pequeña actuación de De Palma, envuelta en abanicos de plumas, llegaron las copas y ajetreo en el cabaret. Al día siguiente, en la apertura VIP de la feria, los groupies (que no tienen para comprar arte) veían a los coleccionistas como si fueran estrellas del pop y, más allá de los precios, lo que todos querían saber era quién había estado en la fiesta del Faena.

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