Lozana
Como decía Guerra, aquí el que se mueve cría malvas
Es instructivo lo que está sucediendo con Irene Lozano, una militante de UPyD que se ha pasado al PSOE invitada por quien (aún) puede hacerlo. Los jueces de la taberna se han lanzado sobre ella para gritar que es una ambiciosa y una trepadora. ¡Como si hubiera un solo político en España que no fuera ambicioso y trepador! ¡Hasta nuestras monjas ambicionan y trepan!
Conozco un poco a la señora Lozano y tiene un defecto imperdonable, es trabajadora. Eso amostaza al personal en un país donde la holgazanería se premia con chupitos de whisky. Pero lo sintomático es que a nadie se le ha ocurrido montar un pollo (como dice el dueño del separatismo catalán) a otros personajes cambiantes. Por ejemplo, a Meritxell Batet, que de un partido catalán se ha pasado a un partido español. El PSC no es un partido español, según ellos dicen, pero nadie ha montado un pollo porque una devota de la identidad catalana se pase a un partido que los miércoles es español y que incluso pone la bandera española en sus mítines. O por lo menos la puso en uno. ¿No va a poder Meritxell variar un poco de aburrimiento?
El asunto es más profundo de lo que parece. Lo que aquí está muy mal visto es cambiar en general. Los altos cargos duran toda la vida y a veces dos o tres vidas. Vean ustedes al sindicalista hirsuto. Dirige las corrupciones de su sindicato de cuando íbamos al cine-club con un libro en la axila. O ese individuo que administra las corrupciones del fútbol desde que abandonó el uso del biberón. O los del Ibex, con perdón. Es asunto conocido en todas las mafias, el único modo de despejar la cúpula es dándole mulé. Como decía Guerra, aquí el que se mueve cría malvas.
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