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Tentaciones
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“El mejor modelo de fortaleza para las mujeres son ellas mismas”

Las cholitas, mujeres de la lucha libre, llegan a nuestro para compartir su energía con todas las mujeres

 Las cholitas durante su combate en Madrid
Las cholitas durante su combate en MadridJulián Rojas

La iconografía de la lucha libre mexicana forma parte ya de nuestro paisaje urbano "global" con toda naturalidad. Nos hemos reído a mandíbula batiente con el famoso "Celebrities" de Muchachada Nui en el que Hulk Hogan se quejaba de que nadie le advirtió de que la lucha libre estaba "amañada". Pero, ¿cuántos habíamos escuchado hablar de las "cholitas" antes de que aparecieran en la nueva campaña de Campofrío, cuántos habríamos oído hablar de ellas sin dicha campaña? Y sin embargo, su primer combate fuera del continente americano, que se celebró este jueves en Madrid, ha despertado auténtica expectación.

Mientras Yenni Mamani y Leonor Córdova, conocidas como Martha La Alteña y Ángela La Simpática respectivamente, terminan su entrenamiento, Mónica, de Máquina Producciones (la productora boliviana encargada de rodar la campaña ideada en España por McCann) me asegura que este interés súbito también se ve en su país de origen. Han pasado de ser el entretenimiento cómico en los descansos de los combates "de verdad", los masculinos, a ser el plato fuerte por derecho propio, y atrayendo a multitud de turistas.

Su forma de apropiarse de la lucha no es, en absoluto, la de emular a los luchadores masculinos. Lucen la vestimenta típica, y Leonor comenta con otro periodista lo difícil de lidiar en las llaves con el conjunto de enaguas bajo las "polleras", sus grandes faldas (que deben llevarse bien altas: el objetivo es que agranden el trasero). Me comentan que el palmo de pierna que muestran bajo la pollera ya es una cierta provocación. "¿Y os piropean cuando lucháis?", pregunto. Las dos asienten, se miran, sonríen con complicidad. Yenni lo disfruta, asegura; dice que es una coqueta nata. "Ahora: hay dos tipos de piropos. El que se dice con respeto y el que no. Y cuando me han dicho un piropo sin respeto, también se la han llevado, ¿eh?" Se ríen a carcajadas.

Las cholitas quieren demostrar con su lucha que las mujeres tienen capacidad de autodefensa. Yenni recomienda: "Mírate al espejo, pero mírate bien; sácate esos lentes oscuros que tienes, mírate toda tú y ve que eres bella. Si tú te quieres, te van a querer. Si tú te odias, te van a odiar. Si tú te aceptas, le gente te acepta". "Ante cualquier situación, puedes siempre tomar dos caminos: el de aprender, o el de no hacerlo. La lucha te enseña a aprender, a elegir bien; a apostar por el sí", asegura Leonor. Desde luego, ellas parecen haber sacado una energía arrolladora de sus experiencias; la transmiten en cada mirada.

"tu ídolo puede ser una mujer que está barriendo la calle. Cualquier mujer puede ser un modelo a seguir: si es honesta, sigue las reglas, se hace respetar y respeta a los demás"

El anuncio, que compara a estas luchadoras bolivianas con dos señoras pijas en pugna por la última loncha de pavo, ha levantado ampollas. La campaña ha sido acusada de racista; de hecho, considerando el origen de las cholitas como criadas de la clase media de Bolivia, es quizá la burla clasista más sangrante. Pero claramente las cholitas no lo viven así; son excelentes ejemplos no sólo de fortaleza, sino también de sororidad, sin distinción de clase.

Han superado la dialéctica de princesas o guerreras. Ellas son princesas y guerreras, al mismo tiempo. Todo un modelo en el que pueden mirarse las niñas de hoy en día. Pero, ¿y ellas? ¿Qué ídolos tienen? ¿En qué espejos se mira una cholita? La respuesta de Yenni no puede ser más inspiradora: "Yo creo que el mejor modelo a seguir eres tú misma. No hace falta fijarnos en luchadoras, abogadas o mujeres médicos; tu ídolo puede ser una mujer que está barriendo la calle. Cualquier mujer puede ser un modelo a seguir: si es honesta, sigue las reglas, se hace respetar y respeta a los demás. Y todas las mujeres luchamos: yo lucho por mis sueños; tú, ¿por qué luchas?"

¿Un mensaje final? "El del agradecimiento. Agradecer a quienes han confiado en nosotras, quienes han tenido 'bastante pantalón', que decimos allá, para apostar por nosotras sin saber si iba a funcionar". "¿Y bastante pollera? "No, bastante pollera no se dice", me contestan, riendo. Bueno. Todavía. Todo se andará.

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