Mujeres migrantes por el derecho a una vida libre de violencias
Todas las asistentes en el III Encuentro de la RED. / Julissa Jáuregui
Las mujeres migrantes en España son más vulnerables a los distintos tipos de violencia que las mujeres nacionales.
Con un pañuelo verde encendido rodeando su cuello, Asha Ismail, fundadora de Save a Girl, Save a Generation recuerda el momento en el que sufrió la mutilación genital a los cinco años. Su abuela le abrió las piernas, se subió sobre ellas para sujetarlas y le realizó la ablación del clítoris y la amputación de los labios mayores. “Os aseguro que es una de las peores violencias que le puede suceder a una mujer”, quiebra la voz y todas las mujeres presentes, más de 100, se levantan de sus asientos y la aplauden entre sollozos.Con ello, Asha denunciaba el peligro que sufren las niñas que viven en España, de padres migrantes procedentes de países donde se llevan a cabo este tipo de prácticas, durante las visitas familiares que realizan a estos países.
Este testimonio formó parte de la mesa de diálogo del III Encuentro de la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en España: “Por nuestro derecho a vivir una vida libre de violencias”, celebrado los días 18 y 19 de este mes en el Centro Cultural “La Corrala” con representación de más de 40 asociaciones. Algunas de ellas fueronMujeres Pa’lante, Por ti Mujer, Malen Extea, Mujeres con Voz, Casa Iberoamericana de la Mujer, Q’atary Perú, Dones del Mon, Mujeres del Mundo Unidas, Asociación AMUINCA, Amalgama, SEDOAC, Casa de Colombia en España, ESCODE, La Posada de los Abrazos, Red ded Mujeres Dominicanas en Europa, Asociación Hispano Ecuatoriana Rumiñahui, Genera Enlaces, Territorio Doméstico, Pueblos Unidos, Cooperativa “Abierto hasta el Amanecer”,procedentes de Valencia, País Vasco, Barcelona, Córdoba, Guadalajara, Murcia, reunidas por una lucha común, la de erradicar cualquier tipo de violencia contra la mujer.
La Red está integrada por nueve asociaciones y 27 mujeres a título individual. Nace en 2010 desde y para las mujeres migrantes, fruto de un proceso de coordinación y articulación. Como ellas indican: “Trabajamos en RED para desarrollar nuestras capacidades, empoderarnos y defender nuestros derechos como mujeres migrantes a través del dialogo, la formación-aprendizaje, intercambio de experiencias, el apoyo entre nosotras; visibilizando nuestro aporte como ciudadanas en el país que nos acoge como en nuestros países de origen”.
Quienes integran esta Red eligieron esta temática para su III Encuentro ya que las mujeres migrantes son más vulnerables a sufrir la violencia como la violencia institucional, de género, acoso laboral y sexual. Del total de mujeres asesinadas en España, 766 mujeres en el periodo del 2003/2013, corresponde un 15,8% a mujeres inmigrantes con documentación en regla y un 2,6% inmigrantes sin regularizar. Según la Macroencuesta de violencia Contra la Mujer 2015 realizada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, las mujeres que han nacido fuera de España afirman haber sufrido violencia física, sexual o miedo de sus parejas o exparejas en mayor medida (27,7%) que las nacidas en España (14%).
María Naredo dio una ponencia marco sobre la violencia contra las mujeres inmigrantes y las discriminaciones múltiples, intersecciones y vulnerabilidades así como los obstáculos y desafíos hablando de la violencia contra las mujeres desde un enfoque de derechos humanos y género.
La mesa de panelistas en la que participaron Norma Vázquez, Úrsula Santa Cruz, Marta González y Graciela Atencio ofreció la mirada de las múltiples discriminaciones y tipos de violencias que enfrentamos las mujeres así como las violencias no visibilizadas como la violencia institucional, los discursos que segregan a las de aquí y a las otras, la violencia sexistas y el acoso laboral, muchas veces no percibida como tal. En la cadena de discriminaciones y dependiendo de las condiciones de vulnerabilidad, la mujer migrante ocupa un eslabón muy débil porque se da un cruce de categorías que se interseccionan como la etnia, la edad, la discapacidad, el idioma, la situación administrativa y laboral, el racismo institucional y social. Todo ello puede representar una mayor invisibilidad, menor acceso a la información y dispositivos de protección para las víctimas de violencia de género.
Norma Vázquez, que presentó la violencia sexista y acoso sexual en mujeres migrantes en el País Vasco, denunció la obligación y normalización de trabajos sexuales en el trabajo doméstico y dio como dato que el 64% de las mujeres que reconoce haber sufrido acoso sexual cree que se debe a que son mujeres migrantes.
Graciela Atencio de la asociación Otro Tiempo y Feminicidio.net visibilizó que el 30% de las mujeres asesinadas son mujeres migrantes, siendo ellas tan sólo el 10% de la población española, por ello propone exigir al Estado políticas públicas específicas para ellas.
La feminista postcolonial de origen peruano, Úrsula Santa Cruz, compartía su visión: “Las migraciones son una forma de violencia que tienen que ver con políticas aplicadas en los países de origen, donde Occidente tiene una gran responsabilidad. Cuando se da la alarma de la sobrerrepresentación de las mujeres migrantes víctimas de la violencia no hay ningún tipo de cambio en los otros mecanismos estructurales que generan la violencia. Por eso, es muy importante que contextualizamos las violencias que se dan contra las mujeres inmigrantes dónde están ocurriendo, quiénes la están produciendo, mirar el plural y no sólo con una cuestión que tenga que ver con el patriarcado sino con los otros sistemas de opresión como el racismo. No se puede seguir hablando del patriarcado como un sistema de opresión universal de todas las mujeres porque a nosotras, que venimos de los lugares colonizados, nos atraviesa e impacta otros sistemas de opresión”.
Señalaba, también, que las mujeres migrantes deben pasar de ser sujetos de derecho a ser sujetos políticos reconocidas como tal y con capacidad real de incidencia. Ese camino es sin duda una de las líneas hacia donde debemos apuntar.
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