David Mugabo y su mujer Martha tienen cuatro hijos. Dos de ellos, Grace y Emmanuel, son albinos. Viven en el pueblo de Kabale, en Uganda, escondidos de los brujos que persiguen a los albinos para sus rituales de magia negra.Vanessa EscuerEl albinismo es un trastorno congénito que hace que el cuerpo sea incapaz de producir o distribuir melanina, la sustancia natural que da color al cabello, la piel y el iris del ojo.Vanessa EscuerMuchos padres con hijos albinos les abandonan al nacer por temor e ignorancia de esta alteración genética.Vanessa EscuerGrace juega con su hermana pequeña Joy al llegar a casa después del colegio. Los albinos sufren gran discriminación y es muy difícil para ellos integrarse en la sociedad.Vanessa EscuerEl rechazo social y el peligro a agresiones e incluso a asesinatos convierte el día a día de los albinos en una lucha constante.Vanessa EscuerLa inserción laboral y el tratamiento especial por su discapacidad visual en las escuelas todavía es un reto a resolver en muchos países africanos.Vanessa EscuerLos padres de Grace y Emmanuel viven acompañando siempre a sus hijos por miedo a que les secuestren.Vanessa EscuerLos abuelos de Grace y Emmanuel no aceptaron que nacieran albinos. Sus padres escaparon para protegerles, alejándose de sus familias y sin recursos económicos.Vanessa EscuerEn África, al tratarse de una afección hereditaria, las altas tasas de endogamia disparan la cifra de un albino por cada 4.000 nacimientos.Vanessa EscuerDavid Mugabo es miembro de la Asociación de Albinos de Uganda, que lucha por los Derechos Humanos de los albinos.Vanessa Escuer
