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Toño Angulo: “Creo que en Madrid hay más dinero, al menos de privados”

El escritor peruano habla sobre el atractivo de Cataluña para los autores latinoamericanos

El editor, periodista y escritor peruano Toño Angulo Daneri en 2013.
El editor, periodista y escritor peruano Toño Angulo Daneri en 2013.

El escritor, periodista y editor peruano Toño Angulo Daneri (Lima, 1970) vive en España desde 2005, primero en Barcelona y ahora en Madrid. Es redactor jefe de la revista El Estado Mental y

profesor en el Máster de Periodismo de la Universidad Complutense. En esta entrevista habla sobre el atractivo de Cataluña para los escritores latinoamericanos, en medio del debate independentista.

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¿Por qué dejó Barcelona, que, con el antecedente del boom, parecería un destino tan deseable para un escritor?

Han pasado siete años desde entonces y supongo que las cosas deben de haber cambiado, pero mi mudanza no se debió a la falta de oportunidades en Barcelona. Mientras viví allí nunca necesité el catalán (idioma que aprendí), quizá justamente por trabajar en proyectos creados desde la iniciativa privada y a una distancia prudencial de las instituciones, y tal vez también porque era una época políticamente menos polarizada. Más que escritor me considero periodista y editor, y en ese sentido, para bien y para mal, vivo del espíritu de aventura que tiene el lanzarse a fundar editoriales y publicaciones que no dependen de un ayuntamiento, comunidad ni del Estado central para existir.

Una editorial madrileña me ofreció trabajo. Me despidieron en dos años porque había empezado la crisis”

Hace diez años, participar en lecturas o conferencias estaba bien remunerado. Ahora mismo se está convirtiendo en costumbre que no te ofrezcan nada de nada o te pidan que te conformes con un almuerzo o una copa de vino. España, en general, se ha empobrecido de una manera dramática, y reducir todo al eje bipolar Madrid-Barcelona es no querer abordar el problema de fondo. Solo hace falta ver la cantidad de currículos y ofertas de colaboración que ves circulando por ahí, de gente muy preparada, autores con premios literarios importantes o periodistas con 20 o 30 años de experiencia en medios de comunicación de referencia, para darte cuenta de que la raíz del problema hay que buscarla en otra parte.

¿Por qué eligió Madrid para establecerse y desarrollar su trabajo allí?

En realidad, no elegí Madrid. En todo caso, mi elección fue Barcelona, adonde llegué en 2005 y donde viví por más de tres años. Al principio era editor general de la revista peruana Etiqueta Negra. Vine a buscar socios para lanzar una edición española, que no encontré en Barcelona ni Madrid. Creo que en ese entonces un proyecto de esta naturaleza no era tan atractivo. Como un sueldo peruano no alcanzaba para vivir aquí, busqué trabajo y, entre otras cosas, fui el primer director de la revista Ling. También empecé a colaborar en El Periódico de Catalunya, en el Cultura/s de La Vanguardia y a dar clases como profesor invitado en la Universitat de Barcelona y la Universitat Autònoma de Barcelona.

Vivía bien dentro de mis expectativas y no tenía intenciones de moverme, hasta que una editorial madrileña me ofreció hacerme cargo de las cuatro revistas culturales que publicaba. Así fue como me mudé a Madrid, con mi primer contrato de trabajo formal. Pero no pasaron dos años antes de me despidieran argumentando que había empezado la crisis. Me quedé porque ya para entonces había conocido a la que hoy es mi mujer y ambos pensamos que nuestra vida en común estaba en Madrid.

¿Cuáles son las ventajas de ser escritor, periodista o editor en esta ciudad?

Creo que es obvio que en Madrid hay más dinero, al menos de manos privadas o, mejor dicho, para poner en marcha iniciativas privadas en los ámbitos de la cultura, que es donde yo siempre me he movido. El mejor ejemplo de esto es que hace aproximadamente dos años y medio me llamaron para dirigir y fundar el periódico digital The Objective. Los dos socios fundadores, siendo catalanes y viviendo en Barcelona, y siendo uno de ellos un experimentado y exitoso hombre de negocios, decidieron abrir la empresa en Madrid. O para decirlo de otro modo: montaron las oficinas en la madrileña Plaza Santa Ana y no en el Passeig de Gràcia.

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