_
_
_
_
CONVERSACION GLOBAL
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una piedra francesa en el zapato de Francisco

El plácet al nuevo embajador pone a prueba los aires regeneradores del Papa

Gabriela Cañas

El nuevo embajador de Francia ante la Santa Sede no puede tomar posesión porque el Papa no le otorga el plácet. La situación se prolonga desde que el Gobierno de François Hollande nombró en enero para ese puesto al diplomático Laurent Stefanini, gay declarado. ¿Es la condición sexual el escollo? La estrategia de ni confirmar ni desmentir impide tener la certeza, pero permite albergar la sospecha de que, quizá, la apertura de Francisco no sea tal. En todo caso, ahora está incómodamente preso de sus palabras. Hace solo dos años se preguntaba públicamente que quién era él para ”juzgar a los gais”.

Stefanini tiene 55 años y es el jefe de protocolo del Elíseo. Ya fue segundo hace una década en la embajada francesa ante el Vaticano, pero ahora que ha logrado su objetivo de ser el primero, la diplomacia vaticana le hace esperar. Nombrado en enero pasado, la plaza permanece vacante desde principios de marzo. Los contactos entre ambas partes continúan. Stefanini se ha entrevistado con el Papa en Roma y el miércoles pasado el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, vio a Hollande en París. Se guarda silencio sobre tales encuentros “privados”.

El Gobierno francés ha legalizado el matrimonio homosexual, algo que para Parolin es “una derrota de la humanidad”, según ha declarado recientemente sobre la aprobación en Irlanda de las bodas gais. El arzobispo de París André Vingt-Trois intercedió en febrero por Stefanini, pero a las pocas semanas el Ejecutivo de Hollande sacó adelante una ley que avanza en la muerte digna, un paso que ha molestado a los obispos galos. Vingt-Trois no se pronuncia ahora sobre Stefanini.

En el Elíseo advierten de que no se retirará la candidatura de su embajador como le pidió la Nunciatura. Stefanini, por cierto, es soltero y profundamente católico, pero el destino le ha elegido como piedra en el zapato del Papa Francisco, que dijo no ser quién para juzgar a los gais, pero no habló de la conveniencia de trabajar codo a codo con ellos. Interpretar al Vaticano más allá de sus palabras es una aventura arriesgada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_