El término 'gentrificación' se puede entender como el hecho de revitalizar un barrio a costa de encarecer sus servicios. Aquellos que están en contra de este fenómeno argumentan que se pierde la identidad de la zona y se expulsa a la población más humilde; los que están a favor exponen que atrae al turismo y que aviva la economía. El barrio de Malasaña, ubicado en las calles paralelas a la Gran Vía de Madrid, está considerado uno de los ejemplos más claros de 'gentrificación'. Los patrones culturales se han especializado para satisfacer las necesidades de un público joven, con gustos liberales y sofisticados.Elisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezElisa SánchezAlfredo Costa, vecino de Malasaña, acaba de salir del bar Naif, un local que define su oferta textualmente por tener "sándwiches, 'burgers' y cócteles en un aire 'hipster' y decoración industrial adornado con arte urbano".Elisa SánchezElisa SánchezOmar Faruk es de Bangladesh. Lleva en España ocho meses, cuatro de ellos trabajando como carnicero en la calle de Lavapiés. Faruk garantiza que la carne que se vende en su establecimiento es 'halal': sigue los preceptos de las creencias musulmanas.Elisa SánchezSe llama Peter y tiene las cosas muy claras: "No me gustaba Madrid hasta que vine a vivir a Malasaña. Aquí tengo a mano todo lo que necesito: tiendas de ropa de segunda mano, bares de rock de todo tipo y oferta cultural 'underground".Elisa SánchezElisa SánchezEn la calle Pez, Malasaña: a la izquierda, una tienda 'vintage'; a la derecha, un restaurante de comida de Nueva Orleans; y en mitad de la calle, una vespa pasando al lado de un tipo con mucha percha.Elisa SánchezUna de las razones por las que los precios en Malasaña son más elevados que en Lavapiés es porque está ubicado cerca de la Gran Vía, la avenida más comercial y turística de Madrid. "Es una zona en la que se pueden dar muchas plusvalías", explica el sociólogo Óscar Muñoz.Elisa SánchezElisa Sánchez
