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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mejor sin intransigencia

La dureza en Andalucía del líder de Ciudadanos no es más que exhibicionismo populista

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, exagera al exigir “por escrito” las renuncias de Manuel Chaves y de José Antonio Griñán a continuar en la vida política, previamente a cualquier posible negociación para la investidura de la socialista Susana Díaz como presidenta de Andalucía. Descartando que se trate de una boutade,es un error plantear las cosas de tal modo que dé la impresión de que no hay nada respecto a lo que transigir, porque, en realidad, Ciudadanos solo acepta un trágala.

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Íñigo Errejón, de Podemos, se ha apresurado a apuntarse el tanto de la salida de Chaves y Griñán de la vida pública, pero a renglón seguido ha reconocido que los electores piden un entendimiento para el que está dispuesto a trabajar. Rivera, por el contrario, da la impresión de estar interesado en desbordar a los de Pablo Iglesias por vía populista, tratando de mostrarse como el más duro del saloon. Esas posiciones resultan contradictorias con la defensa de posturas centradas y moderadas, teóricamente orientadas al espacio donde se ganan las elecciones o se sitúa el fiel de la balanza de posibles compromisos.

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Las expectativas de voto a Ciudadanos han crecido en muy pocos meses gracias al acierto de sus dirigentes en presentar ideas frescas, un programa económico detallado y propuestas de regeneración política, con las que ha interesado a capas urbanas y profesionales. Rivera debe administrar con cuidado ese capital político, sin ceder a la tentación de tirarlo por la borda con arrebatos de intransigencia. Y es importante lo que hace y lo que dice, porque su estilo de liderazgo incluye la centralización de todas las decisiones internas en el núcleo ejecutivo del partido, con advertencias a los candidatos a las elecciones municipales y autonómicas de que les está vedado opinar o pactar algo sin permiso.

Nunca sabremos si todo habría sido igual en caso de un mejor entendimiento entre los principales actores políticos durante el primer decenio del siglo, cuando se estaba incubando la crisis económica y financiera que ha dejado tan graves secuelas en España. Pero estamos seguros de que mejorar el funcionamiento y la eficiencia de la política requiere actitudes más constructivas y favorables a la cultura del pacto de las que muestra en este caso el líder de Ciudadanos. A la mayoría de los electores les sobran las posiciones irrenunciables y los partidismos exagerados.

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