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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Robots capaces de matar

Naciones Unidas quiere convocar una conferencia para tratar la posibilidad de estos 'soldados sin alma'

marcos balfagón

La imagen de aviones vomitando féretros jugó un papel crucial en el cambio de la opinión pública norteamericana con respecto a la guerra de Vietnam. Las sociedades avanzadas tienen cada vez más dificultades para encontrar soldados dispuestos a poner su vida en juego en guerras que se libran muchas veces en territorios remotos y que en ocasiones ni siquiera acaban de entender. Por otra parte, las secuelas psicológicas que arrastran quienes han estado en el frente son, como se ha visto en las guerras de Irak o Afganistán, un problema cada vez mayor.

No es difícil pues imaginar que buena parte de los problemas que hacen que algunas guerras se pierdan en la retaguardia por falta de apoyo social, puedan resolverse sustituyendo a los soldados de carne y hueso por robots con capacidad y autonomía suficiente para disparar contra el enermigo. Los robots militares—en su denominación más benigna— o los robots asesinos, en su versión más cruda, no existen todavía como oferta militar, pero la tecnología que los hace posible está ya disponible para cualquiera que pueda asumir su coste. No es pues descabellada la idea de Naciones Unidas de convocar una conferencia en la que científicos, expertos y militares debatan la conveniencia de prohibir, antes de que existan, este tipo de soldados sin alma.

No sería la primera vez que se prohibe un arma que todavía no se fabrica. Ha ocurrido con el láser cegador, pero habría que darse prisa porque la robotización de la guerra hace tiempo que ha comenzado.

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Del mismo modo que los aviones X-47 de EE UU son capaces de despegar, volar y aterrizar sin piloto, también lo serán de arrojar bombas sobre un objetivo. Y si la innovadora Amazon estudia usar drones para repartir paquetes a sus clientes, es porque antes se han ensayado y usado con fines militares.

Se argumenta contra este tipo de robotización que la guerra se haría más inhumana, que estos soldados metálicos con capacidad para matar no sentirían miedo ni ira, pero tampoco compasión. En realidad, ninguna guerra puede considerarse humana y al mismo tiempo, ninguna guerra, por muy robotizada que esté, puede considerarse ajena a la decisión humana. De modo que hemos de dar la bienvenida a la iniciativa de la ONU de poner en cuestión los Sistemas de Armas Autónomas Letales. No son esas las innovaciones por las que hemos de apostar.

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