Gaultier vuelve al ‘prêt-a-porter’
El famoso diseñador francés diseñará 50 prendas para un grupo japonés, destinadas a mujeres y a precios asequibles
En el mundo de la moda, las despedidas no siempre son definitivas. Y, sobre todo, suelen ser relativas. El pasado miércoles, el grupo empresarial japonés Seven & I Holdings anunció la creación de una nueva línea de moda, Sept Premières, cuyo lanzamiento consistirá en una colección cápsula firmada por el modisto francés Jean Paul Gaultier (Arcueil, 1952). Su puesta a la venta está programada para octubre de 2015 y, salvo lanzamientos sorpresa, será el primer contacto de Gaultier con la moda comercial desde que anunciara, el pasado mes de septiembre, el cierre de su casa de prêt-à-porter.
La colección, que contará con unas cincuenta prendas destinadas al público femenino, se extenderá a lo largo de dos temporadas, tendrá precios asequibles y se distribuirá en 69 establecimientos propiedad del grupo en Japón, concretamente en 45 tiendas de la cadena Ito-Yokado y 24 grandes almacenes Sogo & Seibu. “Jean Paul Gaultier for Sept Premières” constituye, además, la primera incursión en el mercado de la moda de un grupo empresarial cuyo mayor activo es la cadena de tiendas de conveniencia 7-Eleven, que adquirió en 2005.
El anuncio de esta alianza ha cogido por sorpresa al mundo de la moda, ya que Gaultier había declarado que el cierre de su línea de prêt-à-porter respondía a su deseo de centrar sus esfuerzos en la cosmética y la alta costura. La primera constituye uno de los grandes activos de la marca, con éxitos de ventas tan rotundos como la fragancia masculina Le Mâle, y la segunda es el terreno óptimo para el despliegue de creatividad que ha caracterizado a Gaultier desde que en 1976 decidiera crear su propia casa de moda.
Sin embargo, colaboraciones como la que acaba de anunciar no constituyen una excepción en la carrera de un diseñador que siempre ha sabido conjugar una excepcional creatividad con proyectos dirigidos al gran público. No es la primera vez que Gaultier colabora con empresas de moda asequible: en 2005 firmó una colección cápsula para la marca de venta por catálogo La Redoute, en 2010 hizo lo propio en colaboración con la cadena americana Target y el pasado otoño presentaba una línea para la marca escandinava Lindex. Esta versatilidad es una de las virtudes de su lenguaje estético, un imaginario plagado de juegos semánticos, humor visual y barroquismo que resulta inmediatamente reconocible: no en vano muchos de los trabajadores que el pasado otoño protestaban por el cierre de la línea de prêt-à-porter ante la sede parisina de la empresa española Puig, propietaria de la marca desde 2011, lo hacían con camisetas bretonas a rayas blancas y azul marino, todo un símbolo del universo estético de Gaultier.
Si las colaboraciones con otras marcas son parte del ADN de Jean Paul Gaultier, también lo son los proyectos interdisciplinares. El modisto ha estado ocupado en varios de ellos estos últimos meses: acaba de finalizar el vestuario para un nuevo espectáculo de la Comédie Française y el próximo mes de mayo ejercerá como diseñador oficial del Life Ball, el baile benéfico a favor de los afectados por VIH que se celebra anualmente en Viena. Además, el 1 de abril abre sus puertas en el Grand Palais parisino una gran exposición retrospectiva dedicada a su obra, que recala en la capital francesa tras pasar por ciudades como Montreal, Madrid y Londres. El título de la exposición, “De la calle a las estrellas”, enuncia un recorrido que bien puede ser de ida y vuelta. Libre de las ataduras que implica la producción de una línea propia, Jean Paul Gaultier no parece dispuesto a renunciar a los baños de masas que sólo pueden proporcionar las marcas dirigidas al gran público.
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