Hollywood: mentiras, sexismo y bromas racistas
El contenido de los correos filtrados de Sony plantea la necesidad de un cambio de modelo en la industria del cine
El Sonyhack —los trapos sucios del estudio que el ciberataque perpetrado por los llamados Guardianes de paz está aireando por la Red— ha dejado al estudio en paños menores. Y, por extensión, al resto de Hollywood. Porque es difícil pensar que en el resto de la industria no se hagan comentarios sexistas y racistas como los ahora filtrados. De ahí los llamamientos de otros estudios a sus empleados para que utilicen “menos textos e emails” a favor de más conversaciones “cara a cara”.
En los cientos de miles de correos robados a los estudios Sony ha salido de todo. Aaron Sorkin está considerado uno de los mejores guionistas de la industria pero también se le tiene como alguien arruinado, con problemas económicos. Michael De Luca será copresidente de producción en Sony pero envidia el tamaño del pene de Michael Fassbender “a pesar de tener unos genitales normales”. Amy Pascal suena enamorada de Ryan Gosling, actor que a su vez describe su encuentro con la copresidenta del estudio como una “cita relámpago”. No es el mismo sentimiento que destila por Angelina Jolie, que en estos correos privados es descrita como “una niñata mimada con poco talento”.
¿Quién no se despacha en una conversación privada? Tanto Pascal como el productor Scott Rudin han pedido disculpas a quien hayan podido ofender. Nadie dijo que Hollywood es una ciudad con corazón, pero más preocupantes que estos correos son otros intercambiados entre Pascal y otros ejecutivos que han dejado entrever el racismo y el sexismo que se conocía en esta industria pero nadie se atrevía a confirmar abiertamente. Porque mientras que la copresidenta adula el talento de Jennifer Lawrence, la actriz más buscada del momento, lo mismo que su compañera de rodaje Amy Adams, cobraron sustancialmente menos que cualquier de los hombres que trabajaron a su lado en La gran estafa americana.
Sorkin dice que a una actriz le es más fácil ganar el Oscar que a un actor. Y son varias las conversaciones que rayan en el racismo. Como la broma que intercambiaron Pascal y Rudin dando a entender que al presidente Obama sólo le gustan las películas de negros como Django desencadenado o Doce años de esclavitud, o que actores negros como Denzel Washington no deben de participar en grandes estrenos internacionales porque el mundo es racista y el estudio no obtendría los mismos beneficios que con un actor blanco. “Y no quiero ser inapropiado o provocador”, concluía el productor que lideró esta conversación. La lista con los sueldos del estudio divulgada por los hackers también dejó claro que entre los 17 mejor pagados del estudio sólo hay una mujer y un negro.
“Hollywood necesita cambiar”, declaró el activista negro Al Sharpton que se reunió el jueves con Pascal. Tras su encuentro los estudios Sony aceptaron la creación de “un grupo de trabajo” para analizar el racismo y la falta de diversidad en la industria, no sólo en estos estudios. “Nuestro objetivo es cambiar Hollywood. Que Sony esté en el lado correcto de este cambio”, recordó Sharpton.
Hay mucho que enmendar en este sentido. Pero todavía más en otros. Como recuerda esta semana el periódico Los Angeles Times, la industria del cine se mueve por amiguismos. Y los cotilleos filtrados en estos correos han roto muchos de estos lazos. La gélida mirada que le dirigió Jolie a Pascal cuando se cruzaron en una fiesta de Hollywood tras hacerse públicas las opiniones de la segunda dice más que mil palabras. La carta de solidaridad con Sony que circuló a iniciativa de Clooney volvió a sus manos sin ninguna firma. “No voy a dar nombres pero nadie la firmó”, declaró el actor a la revista Deadline.com.
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