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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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Un reino descapotable

La Monarquía de Felipe VI busca ser el triunfo de la clase media española. Y aquel que reoriente a los socialistas perdidos también surgirá de la misma clase

Boris Izaguirre
Los príncipes de Asturias saludan desde el vehículo en el que recorrieron las principales calles del centro de Madrid el día de su boda, hace una década.
Los príncipes de Asturias saludan desde el vehículo en el que recorrieron las principales calles del centro de Madrid el día de su boda, hace una década.GORKA LEJARCEGI

Qué bueno que empezó el Mundial y una buena parte de nuestras preocupaciones se difuminarán, muy atentos a si nuestros campeones vuelven a triunfar o si a los brasileños les sale bien la macrooperación de samba, goles y patadas de dinero para reafirmar su lugar en el mundo. Viene muy bien que tanta agitación y pasión coincida con el fuera de juego del PSOE tras la renuncia de Susana Díaz y la aparición fulgurante de Pedro Sánchez. Necesitamos rebajar tanta desazón.

A muchos la ceremonia de inauguración del Mundial nos pareció sosa, pero al parecer es lo que se lleva. El próximo 19, la coronación de Felipe VI podría pecar precisamente de discreta. Y además, con el Rey como gran ausente, uniéndose así a los partidos más izquierdosos. Aunque argumente que lo hace para no quitar protagonismo a su hijo, probablemente consiga lo contrario. Esta semana ha sido muy agitada para los nuevos reyes y en especial para Letizia, a la que un padre del colegio de sus hijas pudiera haberle “robado” una foto en un cumpleaños infantil. No debió importarle mucho porque están muy concentrados en los preparativos. ¡Es todo tan pronto, cari! A los futuros reyes les apetecería mucho hacer un paseíllo a bordo de un descapotable después de la coronación express. A ver si se alarga más el recorrido que la ceremonia. Deberían dejarles, ¡les hace tanta ilusión! Justo al principio del reinado, lo mejor es compartir ilusiones… que luego viene lo que viene. Ojalá que el 19 no coincidan con algún megapartido, porque entonces sí que tendríamos un problema y no de seguridad, sino de cariño popular. El deporte rey tira más que nuevos monarcas aunque vayan en descapotable y ofrezcan esperanzas de campeón.

Lo que pase en la coronación es importantísimo porque es lo primerísimo que harán como reyes. Por ejemplo, el futuro rey estará rodeado de mujeres: su reina, sus hijas, su madre, su hermana Elena y sus tías Borbón. ¿Y las Ortiz Rocasolano? Eso indicará que la Corona tendrá una monolítica presencia femenina. España es país de madres. Y ahora también de reyes, porque pasaremos de ser un reino con un solo monarca a tener dos parejas de reyes y reinas. El miedo de muchos es que tanta discreción termine por dar una ceremonia ni fu ni fa. Interesa el discurso del nuevo rey, insisten. Pero siempre fue garantía de repercusión tener buenos invitados. ¿Es tan complicado para Máxima de Holanda volar hasta Madrid y dar un respaldo y subidón a sus amigos con su simpática presencia? O, ya puestos, una actuación de Jennifer López, que estuvo bárbara en la sosísima inauguración del Mundial y ha desterrado el divorcio de Antonio Banderas y Melanie Griffith de los quioscos de EE UU porque se separó de su novio Casper al conocerse unas fotos suyas haciendo coreografías con una chica transexual. Un poquito de escándalo siempre anima. Solo un poquito.

Para muchos el verdadero debate de esta semana es PSOE sí o PSOE no. Incluso si la Monarquía es viable sin el PSOE. Y un poco para atajar esa polémica, pareciera que los nuevos candidatos del partido socialista se pusieran de acuerdo en tener todos nombres curiosamente normales. Susana Díaz, Pedro Sánchez, podría ser un poquito confuso Madina porque uno siempre puede equivocarse con Marina, pero en definitiva lo que vienen a decir estos nombres es que son hijos de nuestra sufrida clase media. Es parecido a lo que ha pasado en Estados Unidos con los afroamericanos desde que Obama es presidente: se dieron cuenta de que la amplia mayoría de sus votantes no estaban físicamente representados en sus políticos. O reyes. Y todos se vinieron arriba, como David Bustamante cuando se hace un selfie. La Monarquía de Felipe VI busca ser el triunfo de la clase media española. Y aquel que reoriente a los socialistas perdidos también surgirá de la clase media. Tanto a los socialistas como a la Monarquía les une la misma clase.

Es tan fuerte el tirón de la clase media que la tumba con cien momias hallada en Luxor esta semana era de momias de clase media. La primera tumba egipcia de gente normal y corriente. La verdad es que la foto te hacía añorar el esplendor de los faraones, todo lucía un poquito desordenado, pero la coincidencia fue asombrosa. Tanto momias como imágenes de reyes acaban en un museo. Y en su museo, Tita Thyssen negocia con mucho arte. Antes de la inauguración de la amplísima retrospectiva dedicada al pop, Tita y su hijo Borja escenificaron su reconciliación. ¿Qué hay más pop en nuestra cultura que las reconciliaciones entre madres e hijos? Borja al parecer ha estado acudiendo al museo, saludando junto a su madre a diversos miembros del equipo. Borja también es Thyssen, lo que debe tener a Francesca y los otros hijos Thyssen en una nueva alerta, por si ahora Borja y quizá también Tita prefieran que antes de que el hijo quiera llevarse un cuadro del museo más bien forme parte de él. Madre mía, ¿una abdicación también en el Thyssen? Tita ha sido precursora en muchas cosas y podría ser de las primeras de nuestra sociedad que haga suya la novísima ley de sucesión y coloque a Borja al frente del Thyssen. Arte puro.

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