Avances demasiado avanzados

"Demasiado avanzado”. Y con este elogioso epitafio, Nokia canceló en 2001 la producción de su aparato 510 webtablet, gestado nueve años antes que la exitosa iPad de Apple. De hecho, el ingeniero propulsor de aquella tableta aún guarda el correo electrónico de Jobs interesándose por su invento, que no fue más allá de las 1.000 copias.

También Nokia lanzó el primer móvil inteligente, el 770 —capaz de conectarse a Internet—, dos años antes que el iPhone. Y con el mismo destino final: fracaso de Nokia y triunfo de Apple.

El don de la oportunidad, o la falta de él, puede hundir empresas y países; por importantes que puedan parecer, sus avances deben coincidir con una sociedad preparada para ellos.

Los muchos éxitos que rodean a Apple y, concretamente, al que fuera su fundador, Steve Jobs (Mac, iPod, iPhone, iPad o Pixar, el Disney digital), tampoco le libran de fracasos en esa sutil medición del tempo social, como le ocurrió con la agenda electrónica Newton, lanzada sin pena ni gloria años antes que la popular Palm Pilot.

La mejor tecnología no es garantía de éxito. Que se lo pregunten a Nintendo, que mañana lunes celebra los 25 años del nacimiento de su Game Boy. La miniconsola no era mejor que las de la competencia, pero sí más barata y ligera. Niños de todo el mundo, sin distinción de su lugar de origen, suspiraban por ella y no por las otras que ofrecían pantallas más grandes y en color.

Y qué decir de Microsoft, que presentó Spot, su reloj inteligente, en 2003, sin que nadie le viera su utilidad. Una década después nos invaden los smartwatch; entonces no era el momento y ahora nos convencen de que no se puede vivir sin que el reloj marque las pulsaciones antes que la hora.

Los reflejos para acertar con el momento adecuado en el lugar adecuado (sin olvidar, lógicamente, el precio) van más allá de las posibilidades fabriles o tecnológicas, para entroncarse con conceptos sociológicos y hasta antropológicos.

Trece años después de aquel non nato 510 webtable, Nokia ha sido cuarteada y vendida, y Europa nada tiene que decir en telefonía. Apple vale decenas de veces más, se lleva el oscar a la creatividad, y Estados Unidos rige el mundo desde Internet. Otra oportunidad perdida.