Gritos de paz de 140 caracteres en Nigeria
La masacre en dos localidades de Borno ha servido para acabar con una aparente apatía social y movilizar las redes
“Sólo en un fin de semana de violencia, unas 130 personas murieron en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria, y el resto del país parecía seguir adelante con sus vidas con indiferencia. Nos quedamos decepcionados por la falta de empatía hacia las víctimas de la masacre y decidimos crear el hashtag #BornoMassacre”. Así es como explica Sam Hart el nacimiento de una iniciativa que se ha convertido en un grito a favor de la paz a través de las redes sociales, concretamente de Twitter. Hart, un periodista independiente afincado en Abuja, la capital nigeriana, se refiere al fin de semana del 15 y 16 de febrero durante el que “grupo insurgente” conocido como Boko Haram protagonizó ataques, al menos, en dos localidades de Borno.
Hart explica desde su casa en Abuja que durante la noche del domingo 16 de febrero contactó a través de Twitter con otros usuarios ubicados en distintos lugares de Nigeria, simplemente para compartir su tristeza por la ola de violencia y la aparente apatía de la sociedad nigeriana. Al día siguiente esa rabia compartida critalizaba en un “simple” hashtag, una etiqueta empleada en la red de microblogging para clasificar temáticamente los mensajes. Los ciberamigos lanzaron #BornoMassacre con el único objetivo de sensibilizar y alertar sobre una situación de violencia tan peligrosa como insostenible. “Queríamos que #BornoMassacre se convirtiese en trending topic (los temas más utilizados en la red social), porque los usuarios de Twitter, que representan una amplia proporción de los jóvenes nigerianos, parecían no saber lo que estaba ocurriendo en Borno y no eran conscientes de la difícil situación que vivían los habitantes de este estado, sometido a una amenaza constante”, explica Hart.
Ahmadu Jirgi otro de los miembros del reducido grupo de impulsores de esta iniciativa no esconde la voluntad de criticar e influir en el gobierno a través de esta ciberacción: “Tratábamos de crear conciencia tanto dentro del país como en el extranjero de la difícil situación de la población en Borno, pero también de ejercer presión sobre el gobierno”. El hilo de informaciones que se generó a través de esta etiqueta evidencia las críticas. “Estos asesinatos se produjeron en la zona más militarizada del país, un lugar en el que se han establecido varios estados de excepción. Sentíamos que era necesario cambiar la estrategia de lucha contra Boko Haram si la antigua no estaba funcionando”, continua Jirgi. Este ciberactivista sabe de lo que habla porque vive Maiduguri, la capital del estado de Borno. Ese, Ahmadu Jirgi, no es su verdadero nombre, sino el pseudónimo de su identidad virtual. Un pseudónimo que adoptó después de que Boko Haram intentase atentar contra su vida.
En los primeros días la iniciativa vivió el efecto bola de nieve. En las primeras veinticuatro horas se convirtió en trending topic en Lagos (la ciudad más poblada del país) y en poco más de una semana se habían lanzado más de 50.000 mensajes utilizando esa etiqueta. Algunos usuarios con gran número de seguidores se apuntaron al uso de esta palabra clave como muestra de movilización social, lo que permitió que en muy pocos días la iniciativa llegase a muchos tuiteros. Los impulsores de esa campaña han sido contactados por medios de comunicación noruegos, por la británica BBC y por Al Jazeera. Y han podido explicar sus intenciones también en los principales periódicos nigerianos. Una semana después de su lanzamiento, coincidiendo con la publicación de un artículo en la edición digital de la BBC, se llegaron a transmitir casi 18.000 mensajes en un solo día con la etiqueta #BornoMassacre.
Información, solidaridad y sensibilización
Jirgi asegura que habitualmente el resto del país desconoce lo que está ocurriendo en Borno, que se le oculta la información. “Las historias que se publican no las hacen periodistas sobre el terreno”, se queja este ciberactivista. La falta de información proviene de las amenazas del propio grupo armado Boko Haram, pero también de la censura del gobierno. “Apenas se publican imágenes de lo que ocurre porque los soldados no suelen permitirlo. No les gusta que haya cámaras o teléfonos móviles y, en general, reaccionan de manera agresiva cuando los ven. Y por lo que respecta a Boko Haram actuarán contra cualquiera que escriba o diga cualquier cosa que no les guste”, señala Jirgi. De hecho, una de las estrategias de las autoridades para combatir la violencia ha sido bloquear la señal telefónica en la zona de conflicto. De ahí la importancia de la actividad en Twitter en esos días en los que se intensificaba la violencia. “Con el hashtag #BornoMassacre pudimos contar lo que estaba ocurriendo, no sólo al resto de Nigeria, sino al mundo entero”, se felicita Jirgi. “Puedo afirmar sin equívocos que a través de la campaña de #BornoMassacre hemos conseguido que muchos nigerianos presten más atención a los acontecimientos en Borno”, comenta Hart.
“Empatía. Ese ha sido el principal éxito de la campaña. La gente se detuvo, sacó tiempo para rezar por las víctimas y sus familias, y expresaron su apoyo moral. Se hicieron preguntas sobre lo que el gobierno está haciendo para aliviar su difícil situación. Protestaron por la escasa respuesta del Gobierno Federal a la crisis y su lentitud para actuar y, en general, mostraron su solidaridad con el pueblo de Borno”, señala Hart. Aumentar la información ha sido para Ahmadu Jirgi la consecuencia más importante de esta iniciativa, pero Hart pone el acento en el aumento de la solidaridad. A menudo, se atribuye a las redes sociales la capacidad de fomentar el individualismo. Sin embargo, con el lanzamiento de esta campaña muchos tuiteros modificaron su nombre de usuario para incluir referencias a la iniciativa con fórmulas similares a “Stop #BornoMassacre” o renunciaron a sus imágenes de perfil para sustituirlas por otras unitarias asociadas a la campaña.
Como reconocen los propios impulsores de la campaña, la finalidad era básicamente simbólica: difundir información, animar la toma de conciencia y aglutinar las muestras de apoyo a las víctimas y de rechazo a la violencia. Sin embargo, el potencial de esta corriente de solidaridad no se ha desaprovechado. Algunos de los usuarios, aunque no los iniciadores, han propuesto campañas de recogida de fondos o de material de emergencia para los damnificados por la ola de violencia.
Ahmed Rufai Isah es otro de los miembros del reducido grupo de ciberactivistas nigerianos impulsores de la iniciativa y recuerda que al hilo de la corriente que se generó, se organizó el pasado 30 de marzo un partido de baloncesto solidario en Lagos, utilizando un hashtag paralelo, #BallforBorno. “Hay muchas personas que se reúnen para mostrar su solidaridad, para recoger fondos y material sanitario para enviar a las víctimas ya las personas desplazadas en el noreste de Nigeria. Ha habido protestas de ‘madres’ en Abuja, Portharcourt y Lagos para expresar su descontento con el gobierno. Y hay personas que recogen objetos no utilizados para enviar a las víctimas. Así que han hecho un montón de esfuerzo. Pero necesitamos más”, señala este ciberactivista. “He estado en el lugar de los ataques”, explica Ahmadu Jirgi, “y puedo asegurar que las víctimas necesitan todo lo que se pueda conseguir”.
Las reservas que Sam Hart, el principal impulsor de la etiqueta, muestra hacia estas campañas pone de manifiesto que se trata de una corriente de solidaridad espontánea y sin dueño: “Creo que hay que evitar la controversia que puede generar una recogida de fondos respecto al objetivo inicial y creo que no hay la infraestructura material y humana para gestionar el reparto de material. Por eso, personalmente, he preferido no participar en esas iniciativas”.
Respeto a la religión
Mientras desde Occidente se destaca la dimensión religiosa del conflicto que enfrenta a Boko Haram con el estado nigeriano y se reitera la voluntad del grupo armado de imponer la sharia en el norte del país, los mensajes que se vierten en el hilo de #BornoMassacre muestran un exquisito respeto hacia las creencias religiosas. Hart es firme en su crítica a los medios de comunicación y en su voluntad de no perder de vista el interés por las víctimas: “A través de la campaña #BornoMassacre, hemos querido desmontar el mito de la ‘guerra islámica’. La mayoría de las víctimas de la insurgencia de Boko Haram han sido musulmanes así que, ¿cómo se puede decir que pelean una guerra islámica? Los medios están más cómodos simplificando y presentando ‘el sur cristiano y el norte musulmán’. En realidad el tejido étnico-religioso de Nigeria es más complejo pero no se han tomado la molestia de averiguarlo. Algunos estados del llamado ‘Norte musulmán’ tienen una población cristiana del 90% y prácticamente no hay ningún estado en el que no haya musulmanes y cristianos. Los nigerianos somos más comprensivos con nuestras peculiaridades que los medios de comunicación occidentales y es esta comprensión la que templa nuestros tuits”.
Desde el mismo corazón de la zona afectada la reflexión de Ahmadu Jirgi es aún más directa: “Con el hashtag #BornoMassacre es como si los nigerianos se hubiesen dado cuenta de que la religión no tiene nada que ver con las actividades de Boko Haram, sino que es terrorismo sin más. Sin embargo a los medios de comunicación no le importa quienes son las víctimas, sólo publican historias y en la mayoría de los casos sin información”. Para este ciberactivista la implicación sentimental es evidente: “La cifra de víctimas no es sólo un número para mí. Son personas que conocemos, con las que tenemos relación o amigos. Para nosotros cada número representa un muerto o una víctima que, sobre todo, es una persona”. “La condena por parte de todos los que han tuiteado a través de #BornoMassacre muestra que los nigerianos rechazan la violencia”, señala Ahmed Rufai Isah.
Después del primer aluvión de mensajes en la segunda quincena de febrero, el uso del hashtag se redujo considerablemente. Esta utilización se mantuvo de manera constante con varios centenares de tweets diarios, pero no con la intensidad de los primeros días. Este descenso de la actividad responde a dos motivos. En primer lugar, la campaña no es una organización estable sino un impulso más o menos puntual y el hecho de haber conseguido algunos de sus objetivos le resta sentido. Por otro lado, las acciones de Boko Haram después de esa oleada se han extendido a otros territorios fuera del estado de Borno por lo que se han multiplicado los hashtag derivados.
“En los últimos tiempos, ha habido un repunte notable en los esfuerzos del gobierno para poner fin a la insurgencia, así que básicamente, el tema por el que protestábamos se está abordando, de ahí una parte de la reducción de nuestra actividad”, comenta Hart. Por otro lado, y aunque el símil pueda parecer desafortunado, #BornoMassacre ha actuado como una bomba de racimo y ha alumbrado otras campañas como la mencionada #BallforBorno o #YobeMassacre y #AdamawaMassacre (cuando las acciones de Boko Haram se dejaron sentir en los estados de Yobe y Adamawa) o el que pretendía aglutinar la dimensión territorial #BornoYobeAdamawaMassacre.
En las últimas semanas las acciones del grupo armado se han vuelto a intensificar con ataques en los estados de Benue, Borno, Nasarawa, lo que ha reavivado el interés por las campañas de protesta, solidaridad y sensibilización. En los tres primeros meses del año, las víctimas atribuidas a este conflicto sumaban más de un millar. Es en este contexto en el que cobran sentido las advertencias de algunos de los impulsores de #BornoMassacre, como las de Ahmadu Jirgi que recuerda que, aunque en algunos momentos las autoridades nigerianas anuncien la victoria contra Boko Haram, “no hemos abandonado el uso del hashtag y no lo haremos hasta que se haya restaurado totalmente la paz y se haya detenido la masacre”. O las de Ahmed Rufai Isah que anuncia que “si las cosas no cambian, podríamos estar ante un llamamiento a los nigerianos para hacer frente a esta carnicería”. La sociedad civil nigeriana a través de las redes sociales reclama su voluntad de vivir en paz y, a tenor de iniciativas como estas, no está dispuesta a dejarse intimidar por la violencia.
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